Alberto Vázquez-Figueroa - Piratas

Здесь есть возможность читать онлайн «Alberto Vázquez-Figueroa - Piratas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. ISBN: , Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Piratas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Piratas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Piratas es la novela de aventuras en estado puro: el género que ha convertido Alberto Vázquez-Figueroa en el autor español número uno en ventas. Narra una extraordinaria historia repleta de acción, emociones e intriga protagonizada por un viejo corsario británico y un jovencísimo buscador de perlas español al que las circunstancias conducen hasta el barco del temido Jacaré Jack. Los combates en alta mar, los peligrosos juegos de la astucia, el destino de una familia de españoles afincada en el Caribe de la época de la trata de negros y la corrupción generalizada de las autoridades coloniales constituyen el transfondo de una trama trepidante, como corresponde a una de las mejores novelas de su autor.

Piratas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Piratas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

— ¡No a mí! — fue la decidida respuesta del muchacho.

— Piénsatelo.

— No tengo nada que pensar — replicó de inmediato el chicuelo —. Me iré con mi padre.

El capitán Mendaña le acarició con profundo afecto la mejilla y le miró directamente a los ojos.

— Sabía que dirías eso — admitió —. Jamás suelo equivocarme con los hombres, y tú ya eres un hombre. — Sonrió como burlándose de sí mismo —. Con las mujeres ya es otra cosa. Raramente acierto.

En los días que siguieron la mayoría de los habitantes de Juan Griego acudieron a casa de los Heredia llevando todo aquello que sabían que podrían necesitar durante una larga travesía hasta las costas de Puerto Rico o La Española, y la mayoría de ellos se limitó a depositar su aportación en el porche sin pronunciar una sola palabra, conscientes de que cuanto dijeran sólo contribuiría a aumentar el dolor del destinatario.

El carpintero de ribera y su ayudante se aplicaron duramente a la tarea de calafatear y revisar la barca dotándola de un nuevo mástil, y maese Amador se desprendió generosamente de una vela recién estrenada que sus hijas habían tardado meses en tejer.

En la noche del sábado todas las luces del pueblo se apagaron más temprano que de costumbre y sólo en el torreón del fortín de La Galera brillaba un candil en la habitación del capitán Sancho Mendaña.

A las once menos cuarto se apagó también.

Cinco minutos más tarde un centinela abrió la pequeña puerta lateral de las mazmorras, aspiró profundamente una bocanada del cálido aire de la noche, observó el oscuro cielo, y cayó redondo haciendo resonar contra el empedrado una gruesa llave.

Una sombra surgió de entre las sombras, se apoderó de la llave y desapareció en el interior de la maciza construcción, para reaparecer a los pocos instantes conduciendo de la mano a un hombre que avanzaba como un sonámbulo que no tuviese la más mínima idea de quién era ni hacia dónde le conducían.

Sebastián se vio obligado a arrastrar a su padre hacia el lugar en que se encontraba la barca, puesto que podría creerse que el pobre Miguel Heredia ni siquiera había tomado conciencia de cuanto ocurría, y su única querencia era encaminarse a la casa en la que su aturdida mente imaginaba que debían de estar aguardándole su mujer y su hija.

— Pero ¿adonde me llevas? — susurraba una y otra vez, desconcertado —. ¿Adonde me llevas?

Encerrados en sus casas, cien pares de ojos observaban el paso de aquel par de desgraciados abatidos por la vergьenza y el dolor, y la mayoría de los niños que habían compartido los juegos con Sebastián — y muchas de sus madres — no pudieron contener las lágrimas al verlos embarcar.

Tres figuras surgieron de la espesura para empujar la embarcación en dirección al agua, el chiquillo acomodó a su abatido padre en proa, izó la vela y enfiló la barquichuela directamente hacia mar abierto.

El Jacaré era un barco que cabría calificar de «mentiroso».

Con casi cuarenta metros de eslora, siete de manga, y montando en total treinta y dos potentes cañones, visto a nivel del mar a más de dos millas de distancia, y en especial cuando venía de frente, ofrecía no obstante la pacífica apariencia de un inofensivo falucho de cabotaje.

Las razones de tal efecto óptico eran varias, y resultaba evidente que habían sido muy bien estudiadas, puesto que la primera de ellas se centraba en el hecho de que se trataba de un navío muy bajo de bordas, casi sin obra muerta y con el casco pintado de azul, lo que dificultaba terriblemente la labor de calcular su verdadero tamaño en cuanto el mar se encontraba apenas agitado.

La segunda, y probablemente principal, se basaba en el curioso hecho de que, a diferencia de los galeones en que predominaban las grandes velas cuadradas, se encontraba aparejado con triangulares velas «latinas», y por lo general con sólo la mitad de longitud de sus tres mástiles, lo cual invitaba de inmediato a suponer que una nave de tan escaso velamen y altura de palos carecía por completo de potencial de ataque.

No obstante, la tripulación del Jacaré estaba adiestrada de tal forma que la otra mitad de los mástiles — que se mantenían sujetos con abrazaderas metálicas a los principales — podían alzarse en cuestión de minutos para quedar firmemente sujetos en el falso tope, con lo que la nave desplegaba como por arte de magia una superficie de velamen que casi duplicaba en un instante la anterior.

El veloz navío se precipitaba entonces en un abrir y cerrar de ojos sobre sus confiadas presas, al tiempo que descubría las portas de sus cañones y mostraba al enemigo la magnitud de su armamento.

Su nombre, Jacaré, que en la lengua de los primitivos indios caribes significaba «caimán», se encontraba por tanto plenamente justificado, ya que aquella curiosa embarcación, que más recordaba un jabeque berberisco que un auténtico buque pirata, era en realidad como el sigiloso caimán que aparenta dormitar en el recodo del río enseñando apenas los ojos y la punta del morro, pero que en un momento dado da un ágil salto abriendo sus terroríficas fauces para cerrarlas mortalmente sobre su confiada víctima.

Su capitán, armador y propietario, que respondía al curioso apodo de Jacaré Jack, era, a decir verdad, un perfecto reflejo de su nave, o quizá esta última fuese una obra de arte hecha a la medida de la auténtica personalidad de su dueño, puesto que al primer golpe de vista, el rechoncho y calvorota escocés más parecía un aburguesado notario, un maestro indolente o incluso un fraile enamorado de la buena mesa, que un famoso pirata del que se aseguraba que había hundido más de veinte galeones, y cuya reluciente cabezota ansiaban ver colgar de una jarcia todos los gobernantes de la región.

Cuantos le conocían sabían también, y algunos lo habían sufrido en propia carne, que tras aquella inocente fachada de hombre pacífico y paciente se ocultaba un brutal salteador de rutas marinas que en cuanto desenvainaba el sable no volvía a introducirlo en su funda a no ser que estuviera tinto en sangre.

No en vano Jacaré Jack presumía de haber compartido asaltos y aventuras con personajes de la catadura del astuto Henry Morgan, el elegante Chevalier de Grammont, e incluso el mítico y odiado Mombars, uno de los filibusteros más sádicos y desalmados de cuantos hicieran ondear bandera negra en la punta de sus mástiles a lo largo de la historia.

Pero como buen «perro de mar», Jacaré Jack respetaba a rajatabla las leyes de los temidos Hermanos de la Costa, por lo que la brumosa mañana en que un vigía gritó desde la cofa que había avistado a un náufrago a estribor, ordenó de inmediato al timonel que cambiara el rumbo.

No fue en realidad un náufrago, sino dos los que izaron a bordo, y en un primer momento al pirata le sorprendió descubrir que quien se encontraba al timón de la maltrecha chalupa y, pese a su desesperada situación, se mostraba fuerte y animoso, era apenas un adolescente, mientras que, por su parte, el hombretón que dormitaba en proa apenas parecía capaz de pronunciar una frase mínimamente coherente.

— ¿Quiénes sois, de dónde venís, y adonde vais? — fue su primera pregunta.

— Me llamo Sebastián Heredia, y éste es mi padre — respondió de inmediato el avispado mocoso —. Venimos de Margarita y nos dirigimos a Puerto Rico.

— ¿Puerto Rico? — repitió el pirata dejando escapar una divertida carcajada —. ¡Pues sí que estás tú bueno! Por el rumbo que llevabas, tu próxima escala sería Guinea, en África.

— Nos sorprendió una tormenta — alegó en su descargo el chicuelo —. Jamás he visto tantos rayos.

— Pues por lo que parece a tu padre le cayó uno en la mollera. — El pirata se llevó el dedo a la sien e hizo un inequívoco ademán de taladrársela —. ¿Acaso es que está algo…?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Piratas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Piratas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Alberto Vázquez-Figueroa - Tuareg
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa - Centauros
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa - Negreros
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa - Maradentro
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa - Yáiza
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa - Océano
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa - La Iguana
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa - Piratin der Freiheit
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa - Ikarus
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa - Viaje al fin del mundo - Galápagos
Alberto Vázquez-Figueroa
Alberto Vázquez Figueroa - Delfines
Alberto Vázquez Figueroa
Alberto Vázquez-Figueroa - Bora Bora
Alberto Vázquez-Figueroa
Отзывы о книге «Piratas»

Обсуждение, отзывы о книге «Piratas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x