Fernando Pessoa - Libro del desasosiego de Bernardo Soares

Здесь есть возможность читать онлайн «Fernando Pessoa - Libro del desasosiego de Bernardo Soares» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Классическая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Libro del desasosiego de Bernardo Soares: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Libro del desasosiego de Bernardo Soares»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El libro del desasosiego, que presentamos traducido íntegramente por vez primera en lengua castellana, nació en 1913 y Pessoa trabajó en él durante toda su vida. Esta es una obra inacabada e inacabable: un universo entero en expansión cuya pluralidad -literaria y vital-es infinita.

Libro del desasosiego de Bernardo Soares — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Libro del desasosiego de Bernardo Soares», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

¡No poder tener un gesto noble que no sea de puertas adentro, ni un deseo inútil que no sea de veras inútil!

Definió César toda la estatura de la ambición cuando dijo aquellas palabras: «¡Antes el primero en la aldea que el segundo en Roma!» Yo no soy nada ni en la aldea ni en Roma ninguna. Por lo menos, el tendero de la esquina es respetado desde la calle de la Asunción hasta la calle de la Victoria [135]; es el César de una manzana. ¿Yo superior a él? ¿En qué, si la nada no admite superioridad, ni inferioridad, ni comparación?

Es César de toda una manzana y les gusta a las mujeres condignamente.

Y así arrastro haciendo lo que no quiero, y soñando lo que no puedo tener, mi vida (…), absurda como un reloj público parado.

Aquella sensibilidad tenue, pero firme, el sueño largo pero consciente (…) que forma en su conjunto mi privilegio de penumbra.

(Posterior a 1923.)

92

Después de que el fin de los astros ha blanqueado para nada en el cielo matutino, y la brisa se ha tornado menos fría en el amarillo mal anaranjado de la luz sobre las pocas nubes bajas, he podido por fin levantar lentamente el cuerpo exhausto de nada de la cama desde la que he pensado en el universo.

Me he acercado a la ventana con los ojos calientes de no estar cerrados. Sobre los tejados lentos, la luz creaba diferencias de amarillo pálido. Me he quedado contemplándolo todo con la gran estupidez de la falta de sueño. En los volúmenes erguidos de las casas altas, el amarillo era aéreo y nulo. Al fondo del occidente, hacia donde yo estaba vuelto, el horizonte era ya de un blanco verde.

Sé que el día va a ser para mí pesado como no entender nada. Sé que todo cuanto haga hoy va a participar, no del cansancio del sueño que no he disfrutado, sino del insomnio que he padecido. Sé que voy a vivir un sonambulismo más acentuado, más epidérmico, no sólo porque no he dormido, sino porque no he podido dormir.

Hay días que son filosofías, que nos insinúan filosofías de la vida, que son notas marginales, llenas de una gran crítica, en el libro de nuestro destino universal. Este día es uno de los que siento tales. Me parece, absurdamente, que es con mis ojos pesados y mi cerebro nulo con los que, lápiz absurdo, se van trazando las letras del comentario inútil y profundo [136].

93

El cielo del estío prolongado despertaba todos los días de azul verde empañado, y en breve se tornaba de azul ceniciento, de blanco mudo. En el occidente, sin embargo, era del color que suelen llamarlo, a todo él.

Decir la verdad, encontrar lo que se espera, negar la ilusión de todo -¡cuántos lo usan en la subsidencia y en el declive, y de qué manera los nombres ilustres manchan de mayúsculas, como las de las tierras geográficas, las agudezas de las páginas sobrias y leídas!

¡Cosmorama de suceder mañana lo que no podría haber sucedido nunca! ¡Lapislázuli de las emociones discontinuas! ¿Cuántas memorias alberga una suposición facticia, te acuerdas, visión solamente? Y en un delirio intersticiado de certidumbres, leve, breve, suave, el murmullo del agua de todos los parques nace, emoción, del fondo de mi conciencia de mí. Sin nadie los bancos antiguos, y las avenidas arrastran donde están ellos su melancolía de trazados vacíos.

¡Noche en Heliópolis! ¡Noche en Heliópolis! ¡Noche en Heliópolis! ¿quién te dirá las palabras inútiles, me compensará la sangre e indecisión?

94

El reloj que está allá detrás, en la casa desierta, porque todos duermen, deja caer lentamente el cuádruple son claro de las cuatro de cuando es de noche. Todavía no me he dormido, ni espero dormir. Sin que nada me ocupe la atención, y así no duerma, o me pese en el cuerpo, y por eso no me tranquilice, acuesto en la sombra, que el lugar vago de los faroles de la calle torna más desacompañada todavía, al silencio amortecido de mi cuerpo extraño. No sé pensar, de tanto sueño como tengo; no sé sentir, de tanto sueño que no consigo tener.

Todo en torno a mí está el universo, desnudo, abstracto, hecho de negaciones nocturnas. Me divido entre cansado e inquieto, y llego a tocar con la sensación del cuerpo un conocimiento metafísico del misterio de las cosas. A veces se me ablanda el alma, y entonces los pormenores sin forma de la vida cotidiana se me flotan [137]a la superficie de la conciencia, y estoy efectuando botaduras a la superficie de no poder dormir. Otras veces me despierto desde dentro del mediosueño en que me he estancado, e imágenes vagas, de un colorido poético e involuntario, dejan escurrir por mi distracción su espectáculo sin ruidos. No tengo los ojos completamente cerrados. Me orla la vista débil una luz que viene de lejos; son los faroles públicos encendidos allá abajo, en los confines abandonados de la calle.

¡Cesar, dormir, substituir esta conciencia intervelada por mejores cosas melancólicas, dichas en secreto al que me desconociese!… ¡Cesar, pasar fluido y ribereño, flujo y reflujo de un mar vasto, en costas visibles por la noche en que verdaderamente se durmiese!… ¡Cesar, ser incógnito y exterior, movimientos de ramas en paseos apartados, tenue caer de hojas, conocido por el ruido más que por la caída, mar alto fino de los surtidores a lo lejos, y todo lo indefinido de los parques por la noche, perdidos entre enmarañamientos continuos, laberintos naturales de las tinieblas!… Cesar, acabar finalmente, pero con una supervivencia translaticia, ser la página de un libro, la madeja de un cabello suelto, el oscilar de la enredadera al pie de la ventana entreabierta, los pasos sin importancia en la grava fina de la curva, el último humo alto de la aldea que duerme, el olvido del látigo del arriero a la vera matutina del camino… El absurdo, la confusión, el apagamiento -todo lo que no fuese la vida…

Y duermo, a mi manera, sin sueño ni reposo, esta vida vegetativa de la suposición, y bajo mis párpados sin sosiego flota, como la espuma quieta de un mar sucio, el reflejo lejano de las farolas mudas de la calle.

Duermo y desduermo.

Del otro lado de mí, allá por detrás de donde yazgo, el silencio de la casa toca al infinito. Oigo caer al tiempo, gota a gota, y ninguna gota que cae se oye caer. Siento a la cabeza materialmente colocada en la almohada en que la tengo haciendo un valle [138]. La piel de la funda tiene, con mi piel, un contacto de persona en la sombra. La propia oreja, sobre la que me acuesto, se me graba matemáticamente contra el cerebro. Pestañeo de cansancio, y mis pestañas producen un ruido pequeñísimo, inaudible, en la blancura sensible de la almohada erguida. Respiro, suspirando, y mi respiración sucede: no es mía. Sufro sin sentir ni pensar. El reloj de la casa, lugar seguro allá en medio del infinito, da la media hora seca y nula. ¡Todo es tanto, todo es tan hondo, todo es tan negro y tan frío!

Paso tiempos, paso silencios, mundos sin forma pasan por mí.

Súbitamente, como una criatura del Misterio, un gallo canta sin saber de la noche. Puedo dormir, porque es mañana en mí. Y siento a mi boca sonreír, dislocando levemente las arrugas de la funda que me prende el rostro. Puedo abandonarme a la vida, puedo dormir, puedo ignorarme… Y, a través del sueño nuevo que me oscurece, o recuerdo al gallo que ha cantado, o es él, de veras, quien canta por segunda vez.

¿1929?

95 Floresta

¡Pero ah, ni la alcoba era verdad: era la alcoba vieja de mi infancia perdida! Como una niebla se ha alejado, ha atravesado /materialmente/ las paredes blancas de mi cuarto real, y éste ha emergido nítido y menor de la sombra, como la vida y el día, como el paso del carretero y el chasquido vago del látigo que ponen músculos de levantarse en el cuerpo echado de la bestia somnolienta.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Libro del desasosiego de Bernardo Soares»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Libro del desasosiego de Bernardo Soares» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Libro del desasosiego de Bernardo Soares»

Обсуждение, отзывы о книге «Libro del desasosiego de Bernardo Soares» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x