Jorge Molist - El Anillo

Здесь есть возможность читать онлайн «Jorge Molist - El Anillo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Anillo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Anillo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En su veintisiete aniversario, Cristina, una prometedora abogada neoyorquina, algo engreída y snob, recibe dos anillos. El primero, con un gran brillante de compromiso, es de un rico agente de bolsa, mientras que el otro, un misterioso anillo antiguo, proviene de un remitente anónimo. Ella acepta ambos sin saber que son incompatibles y que el anillo de rojo rubí ha de arrastrarla a una aventura que le enseñará sobre la vida, el amor y la muerte, dándole una lección inolvidable que hará cambiar su destino y su visión del mundo para siempre. Empezando en Barcelona, Cristina recorrerá la costa mediterránea, retornando a su pasado y a otro mucho más lejano: el trágico destino del último de los templarios. Una atípica novela histórica sobre la importancia de nuestra relación con el pasado.

El Anillo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Anillo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Llamé a mis padres y a Mike para decirles que todo estaba bien y, a pesar del sueño, me entretuve hojeando unos libros con grandes fotografías de la ciudad que encontré encima de una mesita. No quería acostarme antes de las diez para que mi cuerpo se adaptara al nuevo horario.

Después pedí una cena ligera y la comí viendo cómo, al caer la noche, la ciudad se poblaba de luces, sombras y oscuridades. Una sensación de misterio me penetraba conforme la oscuridad avanzaba sobre la urbe. Intuía que entre aquellos edificios, apiñados allí abajó, a lo lejos, se escondían las respuestas a mis preguntas. ¿Qué era esa extraña herencia? ¿Por qué se suicidó Enric? ¿Por qué mi madre no quería que yo volviera a Barcelona? ¿Qué secreto ocultaba? ¿Qué escondía ese anillo que lucía en mi mano? Miré el rubí. Su brillo, enigmático, formaba aquella sorprendente estrella de seis puntas en el interior de la piedra. Se me antojó que su centelleo, aquí en esta ciudad, era más intenso, venía de más adentro, se mostraba más misterioso. Demasiadas preguntas. Me moría de curiosidad y añoraba lo mucho que Luis me podía contar.

Marqué su número y me respondió el contestador.

– Luis -dije-, soy Cristina. Te invito a almorzar mañana. ¿Puedes?

Me puse el pijama y apagué las luces. Decidí no bajar la cortina. La luminaria ciudadana apenas alcanzaba tan arriba y sólo las del exterior del edificio alumbraban suavemente la habitación. No pedí que me llamaran a ninguna hora, el sol sería mi despertador.

Me tendí en la cama y dejé mis pensamientos vagar… estar en Barcelona, después de tanto tiempo… qué sentimiento tan extraño…

Fue entonces cuando sonó el teléfono.

– ¡Cristina!

– Hola, Luis.

– Sabía que no podrías vivir sin mí…

Estuve a punto de cambiar de idea y colgar. Ese tío me acosaba. Riendo, sí, pero era un acoso.

– Te invito a almorzar mañana -le dije ignorando su sandez.

– No. Te invito a cenar yo a ti.

– ¡Ah! No -repuse tajante-. Lo siento. Yo no ceno a solas con ningún hombre que no sea mi prometido. Ni siquiera por trabajo, es una cuestión de principios -y añadí enfática-: Sólo con mi prometido.

Oí un ruido curioso que hacía con la boca, algo así como ¡Nuch!… ¡Nuch!… ¡Nuch!… Sonaba como una negación jocosa.

– Bien. Tú ganas -dijo al fin-. ¿Qué he de prometer?

Me tapé la boca para no reírme. Lo cierto es que a veces Luis tiene gracia.

– El almuerzo o nada -dije enérgica.

– Tengo junta de accionistas de una de mis empresas precisamente mañana al mediodía.

– Bueno, mala suerte -dije en tono resignado-. Pues ya nos veremos en la lectura del testamento. Gracias por llamarme.

Era un farol. No creía su historia y confiaba en que cedería. Si no, mi curiosidad, esas preguntas por responder, me obligarían a aceptar la cena.

– Te invito a cenar -repitió pesado.

– ¡Que no! -le grité al teléfono.

Hubo un silencio al otro lado de la línea.

– Vale, tú ganas -dijo al final-. Al cuerno con los accionistas. La compañía está en quiebra y les enviaré un telegrama diciéndoles que me he fugado con el dinero a Brasil. Te recojo en el hotel a las dos.

– ¿Tan tarde?

– Esto es España, ¿recuerdas, marimandona?

DIEZ

– Siempre hubo bastante hermetismo en mi familia con respecto a Enric -Luis llenó su boca de ensalada de bogavante y me contempló tranquilamente mientras masticaba. Sabía que yo estaba pendiente de sus palabras y disfrutaba teniéndome en vilo. Dado el misterio con que aderezaba la conversación yo intuía que iba a revelar algo sorprendente, pero no pensaba darle ventaja denotando mi impaciencia. Así que hice otro tanto; tomé una cucharada de mi sopa fría de almendras y me puse a contemplar los altos techos, los muebles y la decoración que formaban un armonioso conjunto de estilo modernista en aquel restaurante sito en el primer piso de un centenario edificio en la Diagonal.

– El hecho de que Enric fuera gay era algo difícil de encajar con los Bonaplata -yo me quedé mirándole boquiabierta. ¡Enric gay! Él observó complacido el efecto de su revelación.

– Mi madre lo sabía -continuó-, pero él siempre lo ocultó al resto de la familia, lo disimulaba muy bien; no mostraba amaneramiento alguno. A no ser que él quisiera, claro.

– ¿Gay? -exclamé-. ¿Cómo podía ser Enric homosexual? ¡Si se casó con Alicia y es el padre de Oriol!

– Despierta, muchachita, la vida no es sólo en blanco y negro, hay muchos colores -Luis sonreía con suficiencia-. El gran cowboy ya no es siempre bueno y los buenos sólo ganan a veces.

»Ellos nunca se casaron, al menos no fue una boda religiosa. Aunque nuestros padres se esforzaron en hacer que nosotros, los niños, lo creyéramos. Formaban pareja cuando les convenía, sobre todo para justificarse socialmente. Pero ambos tenían amantes de su propio sexo; lo que no sé es si también se divertían cuando coincidían en la misma cama.

A Luis se le iluminaron los ojos y una sonrisa lasciva danzó en su boca.

– Quizá organizaban fiestas orgiásticas, ¿te imaginas? -hizo una pausa.

Imaginé. Pero no una de esas pretendidas orgías, sino a Luis de fauno con unos cuernecillos y barbita de chivo. Me dio por reír de la expresión de su cara. Enseguida me arrepentí.

– No, no me lo imagino -dije muy digna.

– Vamos, mujer… Que sí, que sí que te lo imaginas…

– ¡Que no!

– Anda, Ally McBeal, que sí.

Bueno. ¡Eso ya no! Odio que me llamen Ally McBeal. Es un chiste demasiado fácil, aplicarle el nombre de ese personaje neurótico, leguleyo de falda demasiado corta y desquiciada sentimentalmente, de esa vieja serie televisiva, a una joven abogada de éxito como es mi caso.

– ¡Qué poco original eres, Luis! Eso de Ally McBeal está muy sobado. Y yo no tengo nada que ver con ella.

Le vi la sonrisa y me recordó cuando de niños nos peleábamos. Siempre le gustó provocar. Empezaba tirándome de las trenzas o con cualquier pequeña agresión física o verbal.

Yo siempre he tenido un buen vocabulario, así que le soltaba lo de «gordito asqueroso» o «saco de grasa y mierda», u otra observación igual de aguda y delicada sobre su físico. Él no se alteraba y metiéndose el dedo en la nariz hinchaba los carrillos, con lo que su aspecto se parecía más al de un cerdito. A partir de ese punto lo normal era que yo soltara la risa. Y es muy difícil continuar enfadada con alguien que te hace reír.

– ¿Y por qué te sonríes?

– Por nada. Me acordaba de cuando nos peleábamos de chicos. No has cambiado tanto.

– Tú tampoco. Aún consigo que te piques.

«Vaya», pensé, «Gordito continúa igual de provocador. Aunque haya adelgazado». De pronto recordé el inicio de la conversación y me puse seria.

– Pobre Oriol -dije-. Debe de ser duro.

– ¿Te refieres a sus gustos sexuales? -la sonrisa había abandonado su cara-. Bueno… sobre su tendencia… ya sabes, creció rodeado de mujeres que tomaban un rol masculino. ¿Qué quieres? Es lo normal. Además genéticamente… como ambos padres lo eran, pues…

– ¿Qué? -me alarmé. Yo pensaba en su situación familiar pero Luis se refería al propio Oriol-. ¿Qué insinúas? No, yo no sé nada. Di lo que tengas que decir.

– Pues eso. Que lo de mi primo tampoco está claro.

– Pero ¿por qué? ¿En qué te basas? ¿Te dijo él algo?

– No. Él no revela sus secretos. Pero esas cosas las ves. No tiene novia conocida, ni la ha tenido que sepamos. Y esa forma extraña de vivir…

Escruté a mi amigo. No había ni una chispa de humor en sus ojos. Parecía hablar en serio. Lo de Alicia no me sorprendía y me importaba poco, lo de Enric, me extrañaba; pero que Oriol fuera homosexual supuso un bofetón inesperado.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Anillo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Anillo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Carlos Castaneda - El Segundo Anillo De Poder
Carlos Castaneda
libcat.ru: книга без обложки
Rafael Marín
Larry Niven - Mundo anillo
Larry Niven
Jorge Molist - La Reina Oculta
Jorge Molist
Jorge Molist - Los muros de Jericó
Jorge Molist
Alfredo Gaete Briseño - El secreto del anillo mágico
Alfredo Gaete Briseño
Jorge Carrión - Lo que el 20 se llevó
Jorge Carrión
Jorge Melgarejo - Afganistán
Jorge Melgarejo
Joaquín Luis García-Huidobro Correa - El anillo de Giges
Joaquín Luis García-Huidobro Correa
Отзывы о книге «El Anillo»

Обсуждение, отзывы о книге «El Anillo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x