Jorge Molist - La Reina Oculta

Здесь есть возможность читать онлайн «Jorge Molist - La Reina Oculta» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Reina Oculta: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Reina Oculta»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La edad media: época de pasiones, traiciones, amenazas, amores y grandes odios. Ese es el marco en el que se desarrolla la nueva novela de Jorge Molist. La novela empieza cuando un ladrón anónimo roba la carga de la séptima mula, un documento que según se comenta podría acabar hundiendo a la propia Iglesia. A tenor del robo el abad Arnaldo y el propio Papa deciden iniciar una cruzada por el sur de Francia -la ciudad medieval de Carcassone será una de las ciudades asediadas-. por otra parte, el abad Arnaldo encargará a un joven vividor parisino que recupere la carga de la séptima mula y la devuelva a manos de la Iglesia.
Mientras la cruzada se cuece en Roma y París, en el sur de Francia una joven dama se enamora de un caballero español. No sabe que en pocos días su ciudad será asediada, ni que la Iglesia ha puesto precio a su cabeza. Los caminos de esta pareja y del joven parisino se cruzarán en una historia llena de aventuras, amores y muertes.

La Reina Oculta — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Reina Oculta», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Él se entregó rendido al sueño, pero yo, a pesar del cansancio, no pude hacerlo. No paraba de cavilar. ¡Teniendo la felicidad tan cercana, la perdíamos tan estúpidamente! Sentía frío, pero no podía abrazarle y empecé a jugar con el fuego quemando ramitas e intentando adivinar mi futuro en las llamas que danzaban.

Fue al alba cuando un cambio tenue en el viento hizo que el abrigo en el que nos refugiábamos se llenara de humo. Hugo tosió y se removió inquieto, pero enseguida volvió a dormirse. Unos momentos después, volvía a toser y al fin se agitó desazonado para incorporarse preguntando:

– ¿Qué es ese olor tan horrible? ¿Qué se está quemando?

El fuego ardía aún vivo. La tarde anterior habíamos recogido leña en abundancia, pero se terminaba ya y yo estaba a punto de completar la tarea en la que me había afanado durante la noche. Tomé un pergamino y lo puse al fuego. Había aprendido que mientras los papiros queman bien los pergaminos lo hacen con dificultad.

– ¡¿Qué hacéis?! -exclamó incorporándose de un salto.

– Buenos días, Hugo -le dije continuando con lo mío.

De un zarpazo me arrebató el pergamino chamuscado para comprobar que era uno de aquellos preciosos documentos que cargaba la séptima mula.

– ¡Por Dios, Bruna! ¿Qué habéis hecho?

Se precipitó a los fardos abiertos y comprobó que no quedaban más que un par de hojas.

– ¿Estáis loca? -dijo encarándoseme.

Su faz reflejaba su pasmo, su incredulidad, su desesperación.

– ¡Decidme que es una broma, que habéis escondido los documentos en algún sitio! -exclamó.

Y su vista buscaba en el fondo del abrigo, en las matas de alrededor.

– No lo es. Los he quemado todos -repuse serena.

– ¡¿Pero por qué?! -su mirada echaba chispas y dio un paso hacia mí amenazándome.

Por primera vez vi en mi protector un peligro y consideré la posibilidad de que me agrediera. Me eché hacia atrás intimidada y él avanzó; tenía los puños cerrados y su mandíbula tensa denotaba crujir de dientes.

– ¿Es que no sabéis todo lo que ha costado investigar, recopilar esos documentos, protegerlos? ¡Se han empleado vidas enteras! ¿Sabéis cuántos han muerto por su causa? ¿A cuántos se ha asesinado?

– ¡Claro que lo sé! -repuse plantándole cara-. Miles y miles, incluida mi familia.

– ¡¿Pero es que os habéis vuelto loca?! -me miraba fiero, con los ojos aún legañosos-. ¡Esos documentos eran la esperanza para muchos!

– Y la muerte para cientos de miles más -le contesté-. Esos pliegos eran la garantía de una nueva guerra, quizá aún más cruel.

– Por ellos han luchado y han muerto vuestro padre, vuestro padrino, vuestros amigos…

– Esos escritos son heréticos, un insulto para la religión católica.

– ¿La religión católica? -me miró sin poder creer lo que oía-. ¿Pero qué importa la religión católica? Lo que importa es la verdad. Si el Papa está equivocado, tendrá que rectificar. Si no es digno de ser Papa, otro debe ocupar su puesto.

– A mí sí me importa. He sido educada en la doctrina de la Iglesia y mi padre nunca me dijo que estuviera equivocada.

Hugo sacudió la cabeza con desesperación. Miró al fuego y a las cenizas sin poder asimilar la realidad.

– ¡Por Dios, Bruna! -estalló al rato-. El Papa y su legado Arnaldo son responsables del asesinato y la muerte por miseria e inanición de miles y miles de personas. La mayoría, buenos católicos como vos. ¡Son indignos de su magisterio! ¡Son inmorales, asesinos, corruptos! Hay que derrotarlos. ¿Cómo podéis apoyar aún esa religión?

– No son sus actos en lo que yo creo. A veces, un buen rebaño tiene un mal pastor. El mensaje de Dios, de Cristo continúa siendo válido, aunque temporalmente lo secuestre el diablo. Al final, su palabra volverá a brillar igual que el oro cubierto de barro reluce cuando la lluvia se lleva la inmundicia. Yo no creo en la Iglesia del papa Inocencio, no creo en la cruzada de Arnaldo Amalric, no creo en Reginal de Montpeyroux, el obispo de mi ciudad, que abandonó a los suyos cuando decidieron resistir a los cruzados. Creo en la palabra de Dios que sale de la boca de Domingo de Guzmán, que quiere imitar en pobreza y ejemplo a nuestro Redentor. En los curas de Béziers que dieron sus vidas masacrados a las puertas de sus iglesias tratando de proteger a sus fieles. Creo en Aymeric, el templario que entregó sus bienes a su Orden para vivir pobre y después se ofreció entero al Señor. Ésa es mi religión. Ésa es mi fe. Y la carga de la séptima mula era la obra del diablo, la herejía.

Su mirada se perdió hacia los árboles, hacia los riscos de los montes. Era una mirada extraviada; no veía nada fuera, miraba dentro, contemplaba su propia desesperación. No supe siquiera si me había escuchado, pero yo no estaba dispuesta a callar. Quería llegar al fondo de aquel asunto una vez por todas.

– Matadme si eso os complace, pero los documentos ya no existen -le espeté-. Asumidlo; habéis fracasado. Por mucho que os esforcéis, no hay nada que podáis hacer para paliarlo.

Él pareció regresar de sus pensamientos y repuso:

– No está todo perdido. Aún estáis vos, la Dama del Grial.

– Os equivocáis -le dije-. No soy ésa. La Dama Ruiseñor; la Dama del Santo Grial o como quisierais llamarla fue asesinada por los cruzados en Béziers. Mi nombre es Guillemma, Bruna era mi prima.

– No es verdad.

– ¿Y qué importa? Todos los que me conocieron están muertos menos vos -repuse-. ¿A quién van a creer?

Su mirada volvió a perderse y me di cuenta de que aquel testarudo era incapaz de aceptar su derrota.

– Vos lo dijisteis -insistí- para que el Rey pueda llevar a cabo sus planes, si realmente cree en esa quimera, precisa primero la legitimidad de los documentos, después a la Dama Grial para contraer matrimonio y, al fin, la fuerza para imponer su derecho. Al Rey sólo le queda el poder de las armas. Sin los documentos y sin la dama, la fuerza, si la tiene, no le sirve para nada.

Entonces clavó sus ojos en mí y se me acercó. Pensé que iba a golpearme, pero cruzó por mi lado hasta la pared del fondo. Vi que lanzaba con rabia su puño contra la roca.

Pero en su camino, como si algo le detuviera, se frenó para terminar golpeando sólo con la palma. Y allí se quedó, apoyado contra el muro, silencioso.

Estuvo mucho tiempo allí. A veces, en un arranque desesperado crispaba sus puños y golpeaba su cabeza contra la piedra. Otras, permanecía pensativo.

Y yo, sentada al lado de un fuego que moría entre costosísimas cenizas, le miraba con angustia. Al fin de un tiempo que me pareció infinito, se giró y sus ojos se encontraron con los míos. Después, miró a su alrededor como intentando recordar dónde estaba y qué ocurría. Buscó otra vez mi mirada y al notarse en lágrimas la desvió para llorar desconsoladamente, como un niño. No tenía fuerzas para resistirse y le acuné en mis brazos. Me preguntaba por qué, por qué lo había hecho. Yo le respondía que por amor. Parecía incapaz de entenderlo.

111

«Huius longa si sit uita,

mea erit, credas, ita;

fínietur sed si cita

moriar bac pro árnica.»

[(«Si larga fuera su vida,

creo que la mía lo sería,

pero si muriera mi amiga,

yo con ella moriría.»)]

Carmina Rivipullensia

Había, apostado mi destino a una sola carta: el amor de Hugo. Había borrado mi pasado y el de mis antecesores. De reina pasé a ser plebeya, pero al fin tuve que rendirme a la evidencia; había perdido en mi envite. La desesperación del de Mataplana al destruir yo los legajos confirmaba lo que había querido ignorar. Me cortejaba por razones de Estado, para servir a su señor. El deber con el Rey era su Grial. El mío era su amor. Los dos fracasábamos en nuestras búsquedas.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Reina Oculta»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Reina Oculta» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Robert Silverberg - Lo que oculta el dragón
Robert Silverberg
Jorge Molist - Los muros de Jericó
Jorge Molist
Jorge Molist - El Anillo
Jorge Molist
Jorge Eslava - La voz oculta
Jorge Eslava
Jorge Gutiérrez Reyna - El otro nombre de los árboles
Jorge Gutiérrez Reyna
Germán Rodriguez - Tras la puerta oculta
Germán Rodriguez
Ramón López Reina - Cura de espantos
Ramón López Reina
Pedro Jesús Carbonell Peñalver - Iluminación oculta
Pedro Jesús Carbonell Peñalver
Giuliano Turone - Italia oculta
Giuliano Turone
Marcelo Gullo - La historia oculta
Marcelo Gullo
Héctor Abad - La Oculta
Héctor Abad
Отзывы о книге «La Reina Oculta»

Обсуждение, отзывы о книге «La Reina Oculta» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x