David Camus - La espada de San Jorge

Здесь есть возможность читать онлайн «David Camus - La espada de San Jorge» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La espada de San Jorge: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La espada de San Jorge»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una fascinante aventura épica en el siglo XII de las grandes sagas.
Cuando aún es un niño, el intrépido Morgennes es testigo del asesinato de toda su familia. Más tarde, tras pasar unos años en el Monasterio de Troyes, donde da muestras de gran inteligencia, parte con su amigo Chretien en busca de aventuras. En Bizancio, tras superar la iniciación, será armado caballero. Y ya en Jerusalén deberá volver a probarse a sí mismo enfrentándose al mundo de la memoria y al de los muertos, a las sombras y a los recuerdos…
Una recreación histórica apasionante de los tiempos de la caballería, el honor y la devoción por la causa.
Una historia muy intensa, que no decae en ningún momento: héroes caballerescos, búsqueda de reliquias, el contexto histórico de las cruzadas y los templarios, todo ello acompañado de grandes dosis de fantasía y acción sin límite.

La espada de San Jorge — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La espada de San Jorge», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Y repiti ó estas palabras varias veces seguidas.

Su presencia nos fue enormemente ú til y nos permiti ó ganar varios d í as de viaje. Sobre todo porque ejerc í a de explorador, adelant á ndose hasta alg ú n pico elevado, inaccesible para nuestros pesados carros, y luego aportaba informaciones excelentes. Aunque, con ese lado guas ó n que le caracterizaba, y que yo aprender í a a apreciar cada vez m á s a medida que avanz á bamos, siempre volv í a anunciando:

Lo lamento, no he visto ni la sombra de un drag ó n.

Los dragones, sin embargo, se manifestaron muy pronto. No directamente, surgiendo de las entra ñ as de una nube para abalanzarse sobre nuestras cabezas, sino por la v í a del silencio y la bruma. Una ausencia de ruido tan pesada que her í a el o í do. Y una niebla cargada de negras humaredas, portadoras de olor a muerte.

Alguien quemaba cad á veres en los alrededores. Conoc í a demasiado bien este hedor: era el que invariablemente acompa ñ aba a la peste - su hermano peque ñ o, en cierto modo -. La peste, que, seg ú n dec í an, surg í a del esperma de estos dragones en los que Poucet no cre í a y que, sin embargo, nos causaban tantos problemas.

¡ Oled! - le dije mientras nos acerc á bamos a un terreno llano, encajado entre dos monta ñ as, donde se dibujaban vagamente, a lo lejos, las formas de varias viviendas -. Este olor… es el olor de los dragones. Han estado aqu í , han bufado…

¿ Y han vencido? - me pregunt ó Poucet.

En todo caso, se han ido.

Probablemente es la prueba de su existencia, pues si se hubieran quedado, os habr í ais enfrentado a ellos con vuestros draconoctes, y por tanto ahora estar í an muertos. Son animales endemoniadamente inteligentes, y que necesariamente existen, ya que han elegido evitaros…

No os burl é is - dije -. Todo encaja. El lugar, esta pestilencia, los muertos…

Huelo - dijo Poucet -. Pero pido ver.

Unos instantes m á s tarde, mientras el viento empezaba a soplar a nuestra espalda arrastrando grandes copos blancos, distinguimos dos formas, una de las cuales iba vestida con las ropas de color naranja caracter í sticas de los habitantes de estas monta ñ as.

La bruma se disip ó , y poco a poco les vi. Dos hombres. Invit é a la hermana a que se uniera a m í , confiando en que su presencia a mi lado diera testimonio de mis intenciones pac í ficas. Me dirig í hacia el individuo que me pareci ó m á s fornido y que era tambi é n, justamente, el que llevaba las ropas naranjas. Para asegurarme, por cortes í a, le pregunt é :

¿ Sois el Preste Juan?

Se ech ó a re í r, y yo comprend í mi error. Pues si bien llevaba esas ropas de color naranja, deb í a de ser, en realidad, un prisionero, a juzgar por la pesada cadena que arrastraba.

Pero lo m á s sorprendente no fue su risa, sino la reacci ó n de Poucet, porque apareci ó entonces s ú bitamente junto a m í y exclam ó :

¿ Morgennes? ¿ Chr é tien?

Los tres hombres corrieron a abrazarse con alegr í a. Nunca hab í a visto a gente m á s feliz de encontrarse.

Bien, veo que vuestras ovejas ya no est á n perdidas - dije a Poucet.

Pero algo me inquiet ó . En el ojo del menos fornido de los dos hombres percib í una mancha amarillenta que no presagiaba nada bueno. Probablemente un trastorno de los humores. Le pregunt é su nombre, me respondi ó , y le propuse examinarle, a lo que é l consinti ó .

Chr é tien de Troyes, sufr í s de un problema del h í gado, desde hace mucho tiempo… Dolor de vientre, diarreas y deposiciones decoloradas, ¿ no os han alarmado nunca estos s í ntomas?

S í - me respondi ó -. Pero ¿ qu é pod í a hacer? Acompa ñ aba a Morgennes. No iba a abandonarle para cuidarme.

En su emoci ó n, apretaba contra s í un peque ñ o huevo, aparentemente de gallina. ¿ Estaban relacionadas ambas cosas? Le pregunt é :

¿ No habr é is consumido huevos en mal estado?

La verdad es que ya me habr í a gustado - dijo -. Pero nuestra gallina ha muerto. Por otra parte, no pon í a huevos desde hac í a mucho tiempo…

Sus huevos eran muy buenos - dijo Poucet- . Sol í amos comerlos en la abad í a. Y nadie se puso enfermo.

Podr í a ser que cierta sustancia aplicada sobre su c á scara para reblandecerla… - prosigui ó Chr é tien de Troyes.

¿ En qu é est á is pensando? Sed preciso; si no, no podr é emitir mi diagn ó stico.

Pienso en una mezcla de diversos aceites, gracias a la cual la c á scara de los huevos se reblandece…

Pero ¿ por qu é habr í a de hacerse algo as í ?

Chr é tien de Troyes nos cont ó entonces que durante cuatro a ñ os se hab í a entrenado para hacer juegos malabares con huevos. El punto culminante de su n ú mero consist í a en poner un huevo con la boca, y para ello, antes era necesario hacerlo entrar.

No se me ocurri ó otro medio que ese - concluy ó Chr é tien de Troyes.

Lo que explica - dijo Poucet - por qu é ca í steis enfermo.

Y por qu é no hab í a yema en ese huevo - a ñ adi ó Morgennes.

¡ Cocotte no ten í a nada que ver! - exclam ó Chr é tien de Troyes -. ¡ El ú nico culpable era yo!

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La espada de San Jorge»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La espada de San Jorge» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La espada de San Jorge»

Обсуждение, отзывы о книге «La espada de San Jorge» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x