Las SS comprendían cierto número de secciones, cada una de ellas con una función específica y distinta:
lª Allgemeine SS. Estrictamente civil. La mayor parte de los diplomáticos, altos funcionarios del Estado, industriales, abogados, médicos, etc., tenían cargos importantes en el Allgemeine SS.
2ª RSHA (Reichssicherheitshauptamt, Oficina Nacional Central de Seguridad). Civil y paramilitar. De sus siete departamentos, los más importantes eran: La Sección III, el SD (Sicherheitsdienst, Servicio de Seguridad para el interior de Alemania); la Sección IV, la Gestapo (Policía de Seguridad del Estado); la Sección V (Policía Criminal); y la Sección VI (Servicio de Inteligencia Extranjera). Reinhard Heydrich, que fue jefe del RSHA hasta su asesinato, ocurrido en Checoslovaquia en 1941, fue sustituido por el doctor Ernst Kaltenbrunner, después de permanecer vacante el puesto durante un año.
3ª Waffen SS. Estrictamente militar. Algunas de las divisiones selectas de este cuerpo estaban integradas por voluntarios de Bélgica, Francia, Holanda, Noruega, Lituania, Dinamarca, Suecia, Hungría, Rumania, los cuales se habían reunido anteriormente para luchar contra el comunismo.
4ª Totenkopfverbände. Paramilitar. Guardias de campos de concentración. En el momento al que se alude, la mayoría de sus componentes eran soldados de edad o heridos, que no podían luchar en el frente. En 1940, los más jóvenes y sanos integraron una unidad selecta para luchar en primera línea, la Totenkopf División, que pasó de este modo a formar parte de la Waffen SS.
[2]Se calcula que unos cinco millones de alemanes abandonaron sus hogares y fueron empujados hacia el Oeste por la gigantesca ofensiva soviética. Los detalles sobre lo expuesto arriba, así como en relación con el tratamiento que el Ejército Rojo dio a los civiles alemanes, provienen sobre todo del Bundesarchiv de Coblenza. De todos modos no se dieron cifras definitivas, ya que el Statistisches Bundesamt, de Wiesbaden (oficina oficial de estadísticas), no pudo determinar la suerte corrida por 1.390.000 refugiados. Hasta que pueda resolverse la incógnita debe considerarse a los desaparecidos como muertos.
[3]El Gobierno soviético da una cifra de cuatro millones, pero Gerald Reitlinger, en su estudio The Final Solution , estima que unos seiscientos mil desaparecieron en los hornos de cremación de Auschwitz, y otros trescientos mil perecieron de hambre, por enfermedad o fueron fusilados. En una declaración escrita, Rudolf Hess manifestó que dos millones y medio de prisioneros fueron asesinados, y otro medio millón murió de hambre y por enfermedades. Pero más tarde, cuando se le juzgaba en Varsovia, rectificó la cifra total y afirmó que eran 1.135.000 las víctimas.
[4]Varios meses después del atentado, el doctor Erwin Giesing, otorrinolaringólogo que había sido llamado para que examinase a Hitler, descubrió que Morell había estado aliviando los dolores crónicos que padeció el Führer en los dos últimos años, con las "píldoras antigás del doctor Koester", que contenían estricnina y belladona. Las píldoras se suministraban al Führer cuando éste las pedía a su criado, Heinz Linge, el cual las recibía en grandes cantidades. Giesing informó de esto al doctor Karl Brandt, cirujano principal de Hitler, quien informó al Führer que estaba intoxicándose poco a poco. El pago que recibió Brandt fue su destitución inmediata. No hay duda de que el consumo masivo de estas píldoras contribuyó en gran parte a empeorar el estado de salud de Hitler en 1945.
[5]Una carta similar fue escrita en 1939, para ser entregada por un mensajero especial en caso de que ocurriese su muerte:
M i reichsführer :
Puesto que no sé si podré hablar con usted antes de que ocurra mi muerte, voy a hacerlo de esta manera.
Aprovecho la ocasión para agradecerle por última vez toda la amistad y el aliento que siempre me ha proporcionado. Usted personifica -no sólo para mí, sino para todo el Schutztaffel- cuanto hay de bueno, hermoso y varonil, y por lo que vale la pena luchar. Todo lo que hoy somos se lo debemos a usted y al Führer.
De poder formular mi último deseo, éste sería que en mi próxima estancia en la Tierra me fuese permitido comenzar de nuevo a su lado, para luchar por nuestra Alemania.
Expreso mis mejores deseos para usted y el Schutzstaffel, y ojalá que podamos llegar a alcanzar nuestros ideales. En compañía de los buenos espíritus estaré cuidando de usted desde las alturas del Valhalla.
¡Heil Hitler!
Su fiel y devoto,
" Wolffchen".
[6]Que fue apodado posteriormente "La vaca sagrada", por Bernard Baruch
[7]Más tarde se creyó que Hiss, como espía soviético, habla persuadido a Roosevelt para que hiciese concesiones a Stalin en Yalta. Pero no hay evidencia alguna de que diese tales consejos al Presidente o a sus ayudantes.
[8]Las conversaciones privadas de Hitler desde febrero de 1945 hasta abril del mismo año, fueron transcritas fielmente por Bormann a petición del propio Führer, con el fin de que pudiesen conservarse para la posteridad. El 17 de abril de 1945, Hitler confió los documentos titulados Bormann-Vermerke (las notas de Bormann) a un funcionario del partido, que recibió la orden de esconderlas en sitio seguro. Estos notables escritos, cada uno de los cuales está refrendado con la firma de Bormann, no fueron publicados hasta 1959, en que aparecieron bajo el título de El testamento político de Adolf Hitler; los documentos de Hitler-Bormann .
[9]Según Robert Kropp, mayordomo de Goering desde 1933, la mayor extravagancia y dispendio en materia de vestir, de que hacía gala el reichsmarschall , residía sobre todo en su gran surtido de batas de noche, que coleccionaba como algunas personas coleccionan sellos de correo. Eran prendas voluminosas, diseñadas por él mismo, bien de terciopelo o de brocado azul, verde o rojo. Una de ellas aparecía cubierta de jeroglíficos egipcios. Para cada bata tenía unas zapatillas de cuero haciendo juego. y también usaba un cinturón del que pendía una antigua daga germánica.
Para Kropp, Goering era un buen padre de familia, que pasaba mucho tiempo jugando con sus sobrinos, casi siempre con el gran tren eléctrico en miniatura que había en el bunker de Karinhall. Kropp aún se lamenta de las fantásticas historias que se contaban acerca de su amo, acusándole de ser adicto a las drogas y de dar grandes bacanales. Cierto es que después de la Primera Guerra Mundial Goering fue morfinómano durante un tiempo, pero recibió asistencia médica en Suecia y se curó. Por otra parte, bebía muy poco, y su mayor vicio eran las golosinas. Goering no se maquillaba, ni se hacía rizar el pelo, como decían algunas personas; tenía la tez sonrosada y el pelo ondulado naturalmente. Y de haber habido alguna de las orgías de que se rumoreaba, manifestó Kropp, él no hubiera dejado de enterarse.
Kropp no es el único que afirma estos hechos. Muchos de los que estuvieron en Berchtesgaden, aún recuerdan a Goering como un personaje jovial. Por el contrario, casi todos detestaban a Bormann. Para ellos, el reichsmarschall era un hombre afectuoso, y los que trabajaban con él solían llamarle Vati ("papi").
[10]En 1938 Goebbels se habría divorciado de su esposa para casarse con la actriz checa Lida Baarova, si Hitler no se hubiese mostrado opuesto a la boda.
[11]En octubre de 1943, los ministros de Asuntos Exteriores de Estados Unidos, Inglaterra y Rusia se reunieron en Moscú, y una de las decisiones que tomaron fue la de establecer una comisión fija de peritos diplomáticos, con sede en Londres, a fin de que estudiasen los problemas que pudieran surgir después de la derrota de Alemania.
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