Jeanne Kalogridis - La Cautiva De Los Borgia

Здесь есть возможность читать онлайн «Jeanne Kalogridis - La Cautiva De Los Borgia» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Cautiva De Los Borgia: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Cautiva De Los Borgia»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La inocencia de la joven Sancha de Aragón, así como el honor de su linaje, se ponen a prueba cuando su matrimonio con Jofre Borgia, el hijo menor del papa Alejandro VI, la arrastra al círculo íntimo de la familia más poderosa de Europa, la más intrigante y la que mayores suspicacias despierta. Un irresistible relato de conspiraciones, intrigas, pasión, deslealtades y codicia desde el punto de vista de una noble española obligada a vivir en un mundo brillante y muy peligroso.

La Cautiva De Los Borgia — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Cautiva De Los Borgia», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¡Peregrinos! ¡Romanos! ¡Dios os llama para que depongáis a Alejandro! ¡Id ahora! ¿Cuántos más deben morir? ¿Cuántos más deben ser asesinados antes de que sea castigado por sus crímenes?

Los hombres y las mujeres en la calle se detuvieron, y me miraron con asombro. Una vieja monja, con su hábito blanco de verano, se persignó y murmuró una plegaria; un joven sacerdote vestido de negro hizo un gesto a su compañero y me señaló. Los plebeyos se detuvieron, algunos con el entrecejo fruncido; otros riéndose.

¿Por qué no actuaban?, me pregunté. ¿Por qué no corrían de inmediato hacia el palacio papal, y sacaban a Alejandro a rastras a la calle? Mi mensaje era claro, irrebatible…

Continué con mi discurso durante un rato; por fin, un par de soldados consiguieron sujetarme. Los miré a los ojos, dolorida, asombrada.

– ¿No habéis escuchado mis palabras? ¿Es que no veis la maldad? ¡Tenéis armas, usadlas!

Pero ellos no empuñarían las armas contra el Papa; en cambio, me arrastraron a mi habitación sin hacer caso de mis puntapiés y maldiciones. Después, recuerdo vagamente el rostro preocupado de doña Esmeralda y el de un médico, y que me forzaron a beber una pócima que me hizo dormir.

Cuando desperté, apareció Jofre. A partir de aquel día, me visitaba cada tarde; con más frecuencia que cuando mi presencia en el Vaticano era bienvenida. Me traía pequeños regalos: joyas, recuerdos… Una noche, me trajo un retrato en miniatura de Alfonso; había pertenecido a Lucrecia, y no le habían permitido llevárselo con ella a Nepi.

Doña Esmeralda se mantuvo a mi lado a todas horas. Ya no se me permitía salir al balcón de noche, y estaba obligada a permanecer en mi cama junto a ella después de beber el amargo somnífero. También se me obligó a comer por lo menos un poco de comida cada vez que me la traían; de ese modo mejoré ligeramente. Aprendí a comportarme amablemente con Esmeralda y Jofre cuando era necesario, y a mantener cuando estaba con ellos una apariencia de cordura, incluso si no la poseía del todo.

Así pasaba mis ociosos días, entretenida paseando por los jardines acompañada por un guardia. Solo entonces, lejos de mi esposo y Esmeralda, daba rienda suelta a mi locura. Murmuraba por lo bajo con cada paso, mantenía largas conversaciones con Alfonso, con mi padre y, sobre todo, con la traicionera bruja.

«El corazón atravesado por una sola espada.» Esto era ahora lo que poseía, pero mis esfuerzos para empuñarla contra César habían fracasado. Sentía aquella espada en mi interior como se siente una espina. Me pinchaba y torturaba. «¿Por qué no se me permitió matarlo?», le preguntaba a la bruja, pero la única respuesta que recibía, una y otra vez, era: «En el momento apropiado…».

Por la noche -a pesar del somnífero- soñaba: pesadillas en las que veía el cuerpo blanco y apuñalado de Alfonso y cómo se lo llevaban unos soldados que reían a carcajadas.

Pasaron los meses. El desdichado verano dio paso al otoño y luego llegó el invierno. Jofre me envió algunos de mis mejores vestidos para que pudiese escoger y asistir a la misa de Nochebuena con él en San Pedro, como si no fuese una prisionera de la casa Borgia. Pasé junto al Papa y César, aunque ninguno de los dos respondió a mi desafiante mirada o reconoció mi presencia. Después de la misa, no fui invitada a la cena familiar, a la que Jofre estaba obligado a asistir, sino que se me envió de regreso a mis aposentos.

Era como si no estuviese viva ni muerta, sino en una especie de purgatorio: como miembro de la casa de Aragón se me consideraba demasiado peligrosa para vivir entre los Borgia y conocer sus secretos; al mismo tiempo, al ser la esposa de Jofre, que sabía muy pocos de tales secretos, no llegaba a representar una amenaza que justificase matarme.

Llegó la primavera. Vivía aturdida, sin ningún sentido; el aburrimiento de mis días solo era interrumpido por mis conversaciones con los muertos y las visitas de mi marido. Jofre intentaba en todo lo posible animar mi espíritu, pero los momentos en los que no tenía la distracción de su presencia eran muy oscuros.

Continué paseando por los jardines durante horas, en un intento por agotarme y así hacer que el sueño llegase más fácilmente, y con él el olvido. Una tarde, mientras caminaba por un sendero de piedras, bordeado por un seto de rosas cargadas de olorosos pimpollos, vi a otra dama que venía hacia mí, seguida a cierta distancia por un guardia.

Pensé en dar media vuelta y correr. No estaba de humor para compañía o una charla intrascendente, pero antes de que pudiese huir, la mujer llegó hasta mí y me saludó con un gesto y una atractiva sonrisa. Se volvió hacia el guardia y le dijo:

– Caminaremos un trecho juntas.

El joven soldado asintió y al mío no pareció importarle; al parecer los dos hombres se conocían y se mostraron complacidos de caminar detrás de nosotras mientras conversaban en voz baja.

La mujer se inclinó. Tendría unos veinticinco años, brillantes cabellos negros y su rostro recordaba la clásica belleza de las antiguas estatuas romanas.

– Soy la condesa Dorotea de la Crema.

– Yo soy la loca Sancha de Aragón -repliqué.

Ella no se sorprendió en absoluto; su sonrisa se cargó de ironía.

– Aquí todas somos las locas de César. Yo también soy una de sus prisioneras. -Su voz se suavizó con la tristeza-. Cuando marchó con su ejército entre Cervia y Ravena, mató a mi esposo y se apoderó de nuestra finca. -Me miró con sus grandes ojos oscuros-. Se dice que vos fuisteis su amante.

Después de vivir tantos años en la casa Borgia, aprecié su franqueza.

– Lo fui en un tiempo -respondí-. Pero no podía amar a un hombre que demostró ser un asesino. ¡Ahora lo desprecio con toda mi alma!

Ella asintió, con un gesto de aprobación.

– Entonces tenemos algo en común. Después de matar a mi marido me hizo su prisionera. Como a Caterina Sforza, que también está aquí, me trató con esplendidez, pero cada noche, me violaba. Creo que, de haberme mostrado dispuesta, a él no le hubiese complacido tanto. -Miró hacia las fangosas aguas del Tíber-. Ahora que estoy aquí, se ha cansado de mí y me deja sola, algo que agradezco. Pero hasta que sea derrotado, o hasta que el Papa muera, permaneceré atrapada aquí.

– Lo mismo me ocurre a mí -manifesté con voz suave-. Siento mucho lo de vuestro marido.

– Y yo lo de vuestro hermano. -Al parecer Dorotea conocía todas las noticias referentes a mi persona.

Aquel día caminamos un buen trecho; a lo largo de las semanas siguientes, comenzamos a confiar cada vez más la una en la otra. Como yo, doña Dorotea no tenía pelos en la lengua; los crímenes cometidos contra ella la habían empujado al límite de la cordura, y ya no le importaba su destino. Hablamos sin tapujos de los crímenes de los Borgia y de nuestras vidas. Era un alivio poder descargarme de terribles secretos y era divertido descubrir que Dorotea ya sabía casi todo lo que yo le revelaba.

En ella, encontré un respiro a mi solitaria locura durante el día; pero lejos de su compañía, sobre todo por la noche, regresaban los espectros: la momia de Robert, Alfonso, mi padre, la enigmática bruja… Cada día, luchaba para encontrar la fuerza para enfrentarme a la canterella, cada noche descubría que no la tenía.

Durante ese tiempo recibí una carta de Lucrecia desde Nepi. El lacre estaba roto; me senté en mi antecámara durante un largo rato con ella en mi regazo, sin acabar de decidir si debía quemarla en la llama del candelabro.

Al final, la abrí y leí su contenido:

Querida Sancha:

Primero, debo suplicarte perdón por ser tan mala corresponsal y no escribirte antes; lo confieso, en los primeros oscuros días aquí, no tuve fuerzas para coger la pluma. Pero el tiempo ha tenido un leve efecto curativo, y quiero decirte ahora, tan pronto como he sido capaz, lo mucho que he echado de menos tu compañía. Sin tu leal amistad y tu buen corazón los días son largos y solitarios.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Cautiva De Los Borgia»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Cautiva De Los Borgia» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Jeanne Stein - Cloud City
Jeanne Stein
Jeanne Stein - The Becoming
Jeanne Stein
Jeanne Kalogridis - The Borgia Bride
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - El secreto de Mona Lisa
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - Il Signore dei Vampiri
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - Il patto con il Vampiro
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - Painting Mona Lisa
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - The Scarlet Contessa
Jeanne Kalogridis
Jeanne Kalogridis - The Devil’s Queen
Jeanne Kalogridis
Отзывы о книге «La Cautiva De Los Borgia»

Обсуждение, отзывы о книге «La Cautiva De Los Borgia» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x