Colleen McCullough - Las Mujeres De César

Здесь есть возможность читать онлайн «Colleen McCullough - Las Mujeres De César» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Las Mujeres De César: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Las Mujeres De César»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Las mujeres de César es el retrato de la ascensión de Cayo Julio César hasta los lugares más prominentes de su mundo, y comienza con su regreso a Roma en el año 68 a.C. En este libro Collen McCullough descubre al hombre que se enconde tras la leyenda. Y nos ofrece con gran maestría todos los datos y pormenores para que el lector decida por sí mismo. Tras El primer hombre de Roma, La corona de hierba y Favoritos de la fortuna, continúa el gran ciclo novelesco sobre la antigua Roma.

Las Mujeres De César — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Las Mujeres De César», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Se bebió el resto del vino; luego Catón se dio la vuelta con las manos apretadas alrededor de la copa-. ¡Marco, me dan ganas de vomitar! ¡Ésta es la maniobra política más aborrecible y hecha con más sangre fría que he oído nunca! Desde que Bruto vino a verme he intentado mantener la mente clara, he intentado hablar de un modo racional… ¡pero ya no puedo más! ¡Nada que yo haya hecho nunca iguala esto! ¡Y a César le será útil, eso es lo peor!

– ¡Siéntate, Catón, por favor! Ya te he dicho antes que le será útil a César. ¡Cálmate! No lo derrotaremos despotricando ni demostrando el asco que nos produce este matrimonio. Continúa como empezaste, racionalmente.

Catón se sentó, pero no antes de servirse un poco más de vino. Bíbulo puso mala cara. ¿Por qué bebería tanto Catón? Y no es que eso pareciera debilitarle; quizás fuera su manera de conservar las fuerzas.

– ¿Te acuerdas de Lucio Vetio? -preguntó Bíbulo.

– ¿El caballero al que César hizo golpear con las varas y luego regaló sus muebles a la escoria?

– El mismo. Ayer vino a verme.

– ¿Y? -Odia a César -dijo Bíbulo con actitud meditabunda.

– No me sorprende. El incidente hizo de él un hazmerreír.

– Me ofreció sus servicios.

– Eso tampoco me sorprende. Pero, ¿de qué puede servirte?

– Para meter una cuña entre César y su nuevo yerno.

Catón lo miró fijamente.

– Imposible.

– Estoy de acuerdo en que el matrimonio dificulta la cosa, pero no es imposible. Pompeyo es muy receloso de todo el mundo, incluido César. A pesar de Julia -dijo Bíhulo-. Al fin y al cabo, la chica es demasiado joven para ser un peligro de por sí. Agotará al Gran Hombre, entre sus exigencias físicas y las inevitables rabietas que cogen las hembras inmaduras. En particular si logramos animar a Pompeyo a que desconfíe de su suegro.

– La única manera de conseguirlo es haciendo creer a Pompeyo que César tiene intención de asesinarlo -dijo Catón volviendo a llenar la copa.

Esta vez fue Bíbulo quien se quedó mirándolo fijamente.

– ¡Eso no lo haríamos nunca! Yo me refería a crear entre ellos cierta rivalidad política.

– Podríamos, claro que sí -dijo Catón asintiendo con la cabeza-. Los hijos de Pompeyo no son lo bastante mayores para sucederle en la posición que ocupa, pero César sí. Ahora que la hija de César está casada con él, muchos de los clientes de Pompeyo y de sus partidarios pasarían a César si él muriese.

– Sí, así sería probablemente. Pero, ¿cómo te propones meterle esa idea en la cabeza a Pompeyo?

– A través de Vetio -dijo Catón sorbiendo el vino más lentamente, que ya estaba empezando a hacerle efecto, puesto que era capaz de pensar con lucidez-. Y de ti.

– No sé adónde quieres ir a parar -dijo el cónsul junior.

– Antes de que Pompeyo y su nueva esposa se marchen de la ciudad, te sugiero que lo mandes llamar y le adviertas de que hay una conspiración en marcha para matarlo.

– Puedo hacer eso, sí. Pero, ¿por qué? ¿Para asustarlo?

– No, para alejar de ti las sospechas cuando salga a la luz el complot -dijo Catón sonriendo de un modo salvaje-. Un aviso no asustará a Pompeyo, pero lo predispondrá a creer que hay una conspiración.

– Ilumíname, Catón. Me gusta cómo suena esto -dijo Bíbulo.

Un Pompeyo idílicamente feliz se proponía llevar a Julia a Ancio a pasar lo que quedaba de mayo y parte de junio.

– Está muy ocupada con los decoradores en este momento -le transformarán mi casa de las Carinae.

– Soltó un explosivo suspiro-. ¡Qué buen gusto tiene, César! Todo luminoso y bien ventilado, dice, nada de vulgar púrpura de Tiro y mucho menos adornos dorados. Pájaros, flores y mariposas. ¡No puedo creer que no se me ocurriera a mí! Aunque insisto en que la decoración de nuestro dormitorio sea un bosque iluminado por la luna.

¿Cómo mantener la cara seria? César lo logró, pero con considerable esfuerzo.

– ¿Cuándo os marcháis? -preguntó.

– Mañana.

– Entonces necesitamos celebrar un consejo de guerra hoy.

– Para eso estoy aquí.

– Con Marco Craso.

Pompeyo puso mala cara.

– Oh, ¿tiene que ser con él?

– Sí. Vuelve después de cenar.

Para entonces César había logrado convencer a Craso de que abandonase una serie de importantes reuniones y las dejase en manos de sus inferiores.

Se sentaron al aire libre en el peristilo principal, porque era un día cálido y aquel lugar impedía que nadie pudiera oír lo que decían.

– El segundo proyecto de ley de tierras se aprobará, a pesar de la táctica de Catón y de que Bíbulo se dedique a contemplar el cielo -anunció César.

– Siendo tú el patrono de Capua, según observo -dijo Pornpeyo, con la dicha nupcial evaporada ahora que había que hablar de asuntos duros.

– Sólo en el hecho de que el proyecto de ley es una lex Iulia, y en que, como autor, les otorgo a los habitantes de Capua la condición plena de ciudadanos romanos. Sin embargo, Magnus, eres tú quien estará allí entregándoles las escrituras a los afortunados receptores, y serás tú quien desfile por la ciudad. Capua se considerará parte de tu clientela, no de la mía.

– Y yo estaré en la parte oriental del Ager Campanus, que me considerará como su patrono -dijo Craso con satisfacción.

– De lo que tenemos que hablar hoy no es del segundo proyecto de la ley de tierras -dijo César-. Hemos de dedicarle algo de tiempo al tema de mi provincia para el año que viene, pues no tengo intención de convertirme en un proconsular agrimensor. Además conviene que tengamos nuestros propios magistrados seniors el año que viene. Si no los tenemos, gran parte de lo que hemos promulgado como leyes este año será invalidado el año que viene.

– Aulo Gabinio -dijo Pompeyo al instante.

– De acuerdo. Los votantes lo quieren porque durante su año como tribuno de la plebe impuso medidas importantes, por no hablar de que te permitió a ti limpiar el Mare Nostrum. Si nosotros tres trabajamos a tal fin, deberíamos ser capaces de que fuera elegido cónsul senior. Pero, ¿y el junior?

– ¿Qué te parece tu primo, Lucio Pisón, César? -dijo Craso.

– Tendríamos que comprarlo -comentó Pompeyo-. Es un negociante.

– Pues les ofrecemos buenas provincias a los dos -dijo César-. Siria y Macedonia.

– Pero para más de un año -aconsejó Pompeyo-. Gabinio sería feliz con eso, yo lo sé.

– Yo no estoy muy seguro acerca de Lucio Pisón -dijo Craso frunciendo el entrecejo.

– Por qué salen tan caros los epicúreos? -preguntó Pompeyo en tono exigente.

– Porque cenan en platos y vasos de oro -dijo Craso.

César sonrió.

– ¿Qué os parece un matrimonio? Mi primo Lucio tiene una hija de casi dieciocho años, pero no está muy solicitada que digamos. No tiene dote.

– Una chica guapa, por lo que yo recuerdo -dijo Pompeyo-. Ni señal de las cejas ni de los dientes de Pisón. Lo que no comprendo es lo de la falta de dote.

– En este momento Pisón lo está pasando mal -explicó Craso-. No hay guerras dignas de mención, y tiene todo su dinero invertido en armamento. Tuvo que utilizar la dote de Calpurnia para mantenerse a flote. Sin embargo, César, me niego a entregar a ninguno de mis dos hijos.

– ¡Y si Bruto va a casarse con mi hija, no puedo permitirme entregar a ninguno de mis dos hijos yo tampoco! -dijo a gritos Pompeyo.

César contuvo la respiración, y casi se ahoga al hacerlo. ¡Oh, dioses, había estado tan trastornado que no se había acordado de hablarle a Bruto de aquella alianza!

– ¿Que Bruto va a casarse con tu hija? -preguntó Craso sin acabar de creerse lo que oía.

– Probablemente no -intervino César con calma-. Bruto no se encontraba en condiciones de que yo le hiciera preguntas ni ofertas, así que no cuentes con ello, Magnus.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Las Mujeres De César»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Las Mujeres De César» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Colleen McCullough - La huida de Morgan
Colleen McCullough
Colleen McCullough - El Primer Hombre De Roma
Colleen McCullough
Colleen McCullough - El Desafío
Colleen McCullough
Colleen McCullough - El caballo de César
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Czas Miłości
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Credo trzeciego tysiąclecia
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Antonio y Cleopatra
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Morgan’s Run
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Las Señoritas De Missalonghi
Colleen McCullough
Colleen McCullough - 3. Fortune's Favorites
Colleen McCullough
Colleen McCullough - Sins of the Flesh
Colleen McCullough
Отзывы о книге «Las Mujeres De César»

Обсуждение, отзывы о книге «Las Mujeres De César» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x