Katherine Pancol - El vals lento de las tortugas

Здесь есть возможность читать онлайн «Katherine Pancol - El vals lento de las tortugas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детская проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El vals lento de las tortugas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El vals lento de las tortugas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La novela continúa con la vida de las y los protagonistas de Los ojos amarillos de los cocodrilos: Joséphine y Zoé se han instalado en un buen barrio de París gracias al éxito de la novela que finalmente ha reivindicado su verdadera autora.
Horténse se ha ido a estudiar moda a Londres y ve frecuentemente a Gary, el hijo de Shirley, quien también ha decidido vivir una temporada en Inglaterra. Philippe y su hijo también se han trasladado a Londres aunque van frecuentemente a París a visitar a Iris, ingresada en una clínica psiquiátrica por hallarse en una profunda depresión.
La madre de Joséphine y de Iris, Henriette, trama una venganza contra su ex marido y su amante, Josiane, quienes por fin han encontrado la felicidad y están extasiados con los poderes casi sobrenaturales de su hijo de meses.

El vals lento de las tortugas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El vals lento de las tortugas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¡ Vittorio!

– Sí, Vittorio… Es usted su hermano, y también la única persona en la que puede confiar.

– ¡Olvídese de Vittorio!

– Luca, no puedo olvidarme de Vittorio. Siempre ha estado entre nosotros.

– ¡Olvídese de él, le digo!

Su voz estaba llena de autoridad y de cólera. Se echó hacia atrás, sorprendida por el cambio de tono.

– Forma parte de nuestra historia. No puedo olvidarlo. He vivido con él porque yo le he…

– Porque usted me ha amado… ¿Es eso, Joséphine? Antes. Hace mucho tiempo…

Ella bajó la cabeza, incómoda. No se trataba de amor, si se había acabado tan pronto.

– Joséphine… Se lo ruego…

Se volvió. No pensaba suplicarle. Sería embarazoso.

Permanecieron un buen rato en silencio. Él jugaba con la bolsita de azúcar, la apretaba entre sus largos dedos, la presionaba, la enrollaba, la aplastaba.

– Tiene usted razón, Joséphine. Soy una carga. Arrastro a los demás hacia el fondo.

– No, Luca. No es eso.

– Sí, es exactamente eso.

Los cafés se habían enfriado. Joséphine hizo una mueca.

– ¿Quiere usted otro? ¿U otra cosa? ¿Un zumo de naranja? ¿Un vaso de agua?

Ella lo rechazó con un gesto de la mano. Déjelo, Luca, suplicó en silencio, déjelo. No quiero que se convierta usted en un hombre suplicante, servil.

Él volvió la mirada hacia el lago. Vio un perro que se lanzaba al agua y sonrió.

– Fue ese día cuando empezó todo… ¿Verdad? Aquel día en que yo no la escuché…

Ella no respondió y siguió al perro con los ojos. Su amo había vuelto a tirar la pelota al lago y se tiró a él para buscarla. El amo esperaba, orgulloso de sus cualidades como adiestrador, orgulloso de chascar los dedos y que el animal le obedeciese. Buscaba en la mirada de la gente que le rodeaba el reconocimiento de ese poder.

– ¿Sabe qué vamos a hacer, Joséphine?

Se había incorporado, con expresión decidida.

– Voy a darle una llave de mi casa y…

– ¡No! -protestó Joséphine, aterrada por la responsabilidad con la que le iba a cargar.

– Voy a darle una llave de mi casa y cuando haya perdonado mi indiferencia, mi grosería, vendrá y yo la esperaré…

– Luca, no debe…

– Sí. Nunca he hecho algo así. Es una prueba de a…

Ella escuchó la palabra que él estuvo a punto de decir. Pero no la pronunció.

– Una prueba de afecto…

Se levantó, buscó una llave en el bolsillo. La dejó sobre la mesa al lado del café frío. Besó a Joséphine en el pelo y repitió:

– Hasta pronto, Joséphine.

Ella le vio partir, cogió la llave. Todavía estaba caliente. La encerró en su mano como la prueba inútil de un amor difunto.

* * *

Zoé no quiso hablar.

Joséphine la esperó a la vuelta del colegio. Dijo a su hija, cariño, tenemos que hablar. Estoy dispuesta a escucharlo todo. Si has hecho algo de lo que te arrepientes o que te avergüenza, dímelo, hablaremos y no me enfadaré, porque te quiero por encima de todo.

Zoé dejó su cartera en la entrada. Se quitó el abrigo. Fue a la cocina. Se lavó las manos. Cogió un trapo. Se secó las manos. Cortó tres rebanadas de pan. Las untó con mantequilla. Guardó la mantequilla en el frigorífico. El cuchillo en el lavavajillas. Tomó dos barras de chocolate negro con almendras. Lo colocó todo en un plato. Volvió a buscar su cartera a la entrada y, sin escuchar a Joséphine que insistía: «Tenemos que hablar, no podemos seguir así», cerró la puerta de su habitación y se encerró hasta la hora de cenar.

Joséphine recalentó el pollo a la vasca que había preparado, a Zoé le gustaba el pollo a la vasca.

Cenaron una frente a la otra. Joséphine se tragaba las lágrimas. Zoé mojaba el pan en la salsa del pollo sin mirar a su madre. La lluvia golpeaba los cristales de la cocina y quedaba pegada en forma de gruesas gotas. Cuando las gotas son espesas, pesadas, se pegan al cristal y puedes contarlas.

– Pero ¿qué te he hecho yo? -gritó Joséphine, que se había quedado sin palabras, que había perdido los nervios, que se había quedado sin argumentos.

– Lo sabes muy bien -soltó Zoé, imperturbable.

Retiró su plato, su vaso y sus cubiertos. Los colocó en el lavavajillas. Pasó la esponja sobre la mesa, delimitando precisamente su sitio, teniendo buen cuidado de no recoger las migas de su madre, dobló su servilleta, se lavó las manos y se retiró.

Joséphine saltó de la silla, corrió tras ella. Zoé cerró la puerta de su habitación. Oyó dos vueltas de llave.

– ¡No soy tu chacha!-gritó Joséphine-. Agradece la cena.

Zoé abrió la puerta y dijo:

– Gracias. El pollo estaba delicioso.

Después cerró, dejando a Joséphine sin voz.

Volvió a la cocina. Se sentó delante del plato que no había tocado. Miró el pollo frío cubierto de salsa. Los tomates arrugados, los pimientos acartonados. Esperó un buen rato, echada sobre la mesa, la cabeza entre sus brazos.

Una canción de los Beatles estalló en la habitación de Zoé. Don'tpass me by, don't make me cry, don'tmake me blue, cause you know, darling, I love only you [9] Es inútil. No servirá de nada forzar las confidencias. No se puede luchar contra un muerto. Y menos aún contra un muerto viviente. Soltó una risa amarga. Nunca había oído esa risa en su boca. No le gustaba. Tengo que ponerme a trabajar. Tengo que encontrar un director de tesis. Tengo que defender mi trabajo. Estudiar me ha salvado siempre de las peores situaciones. Cada vez que la vida me la juega, la Edad Media viene a salvarme. Recitaba el simbolismo de los colores a las niñas, para disimular la angustia del mañana o la tristeza de la víspera. Azul, color de duelo, violeta asociado a la muerte, verde, la esperanza y la savia que asciende, amarillo, la enfermedad, el pecado, rojo, a la vez fuego y sangre, rojo como la cruz del cruzado sobre su pecho o la ropa del verdugo, negro, el color de los Infiernos y de las tinieblas. Ellas escuchaban con la boca abierta, aterradas, y yo olvidaba mis problemas.

El teléfono interrumpió sus pensamientos. Lo dejó sonar y sonar, y después se levantó.

– ¿Joséphine?

La voz era jovial. El timbre despreocupado y alegre.

– Sí -articuló Joséphine, las manos crispadas en el auricular.

– ¿Te has quedado muda?

Joséphine soltó una risita incómoda.

– Es que no me esperaba para nada…

– ¡Pues sí! Soy yo. De vuelta a la vida activa… y preciso, sin rencor alguno. Hacía mucho tiempo, ¿verdad, Jo?

– …

– ¿Estás bien, Jo? Porque se diría que no estás bien en absoluto…

– Sí, sí. Estoy bien. ¿Y tú?

– En plena forma.

– ¿Dónde estás? -preguntó Joséphine, buscando un punto por donde agarrar el vestido de ese fantasma.

– ¿Por qué?

– Por nada…

– Sí, Joséphine. Te conozco, tienes algo metido en la cabeza.

– No, te lo aseguro… Es sólo que…

– La última vez que estuvimos juntas, es verdad, fue un poco violento. Y te pido perdón. Lo siento de verdad… Y te lo voy a demostrar: te invito a comer.

– Me gustaría que dejáramos de pelearnos.

– Coge un lápiz y escribe la dirección del restaurante.

Apuntó la dirección. Hotel Costes, calle Saint-Honoré, 239.

– ¿Estás libre pasado mañana, jueves? -preguntó Iris.

– Sí.

– Entonces, el jueves a la una… Cuento contigo, Jo, es muy importante para mí que nos veamos.

– Para mí también, lo sabes.

Y después, añadió en voz baja:

– Te he echado de menos…

– ¿Qué has dicho?-preguntó Iris-. Ya no te oigo…

– Nada. Hasta el jueves.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El vals lento de las tortugas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El vals lento de las tortugas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El vals lento de las tortugas»

Обсуждение, отзывы о книге «El vals lento de las tortugas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x