En la primera partepresentamos aspectos generales del fenómeno en cuatro capítulos de reflexión. En el primer capítuloGabriela Cano, Orlando Scoppetta y Julián Barrera quisieron presentarnos un ejercicio de construcción de línea de tiempo en el que analizaron la forma como la prensa ha registrado a lo largo de los años la realidad del vecino país, con el fin de reflexionar sobre la “novedad” de la inmigración de venezolanos a nuestro país, mostrar cómo este fenómeno, a pesar de que ha tenido un aumento exponencial, no resulta ni totalmente novedoso ni impredecible, dado el paulatino deterioro de la situación en el vecino país y su registro en medios. En segundo lugar presentamos una reflexión sobre el retorno de colombianos y familias binacionales desde el vecino país; en esta oportunidad Stéphanie López nos presenta sus reflexiones sobre los retos que representa la acogida de estas personas y las dimensiones de este fenómeno.
En el tercer capítulo, Alejandro Bonil nos habla sobre las políticas públicas migratorias y su aplicación al contexto específico de los venezolanos en el país, buscando señalar los aciertos y las debilidades de ellas y los retos que persisten para construir una verdadera política integral no solo para hacerles frente a situaciones como la de los venezolanos, sino para que pueda afrontar todo tipo de eventos migratorios.
En el cuarto capítulo, Julián Barrera se detiene en la integración de los migrantes en general y en particular en la de los venezolanos en nuestro país. Después de hacer una aproximación teórica a los procesos de integración de los migrantes, describe la necesidad de construir espacios de integración con el fin de mejorar su acceso a derechos y como una forma de atender a la realidad de su presencia en el territorio nacional.
La segunda partela dedicamos al estudio del acceso de los migrantes venezolanos a algunos derechos. En los capítulos primeroy segundoLaura González y Donna Cabrera, respectivamente, nos ofrecen una reflexión sobre el acceso de los migrantes a los servicios de salud y al mercado laboral, señalando una vez más los vacíos, aciertos y desafíos que se han presentado frente a la atención de la población venezolana. Laura González parte de una descripción de la crisis que se vive en el vecino país en el sector de salud y de los múltiples pronunciamientos de la Corte Constitucional sobre el particular. Donna Cabrera, por su parte, nos ofrece un análisis sobre la necesidad de construir políticas migratorias con un enfoque laboral que atiendan las necesidades en este sector en particular. En el capítulo tercero, Irit Milkes hace una reflexión, a partir del derecho administrativo, sobre el respeto de las garantías del derecho al debido proceso en el marco de los procedimientos que se adelantan para la deportación y expulsión de venezolanos del territorio nacional, subrayando el deber ser en esta materia y contrastándolo con las prácticas de devoluciones y expulsiones de las que da cuenta la prensa. Para cerrar esta segunda parte, en el capítulo cuartoAlexandra Castro nos presenta los estándares en materia de acceso a la nacionalidad que ofrece el derecho internacional de los derechos humanos para contrastarlos con la realidad de los venezolanos en Colombia y describir los riesgos de apatridia que existen para los hijos de venezolanos nacidos en nuestro país.
Para terminar, la tercera partenos presenta tres capítulos que se centran en la población venezolana particularmente vulnerable. Daniela Mayorquín, en el primer capítulo, analiza el derecho de asilo poniendo especial énfasis en la Declaración de Cartagena y en los demás instrumentos internacionales en la materia y describiendo las dificultades prácticas que existen a la hora de invocar el derecho de asilo en Colombia para los venezolanos que huyen de la crisis humanitaria en su país. En los capítulos segundoy terceroMilena Núñez y Felipe Alarcón reflexionan sobre la población venezolana especialmente vulnerable. Núñez nos ofrece una presentación general sobre la población vulnerable incluyendo a grupos indígenas, mujeres y niños, mientras que Alarcón reflexiona de manera exclusiva sobre la vulnerabilidad de las mujeres migrantes.
Esperamos que esta obra sea de utilidad tanto para la comunidad académica como para los diseñadores de políticas públicas y los responsables en temas migratorios, así como para el público en general, para entender las realidades y los retos de este fenómeno.
Alexandra Castro Franco
Directora del Observatorio de Migraciones Internacionales
Departamento de Derecho Constitucional
Universidad Externado de Colombia
La dinámica reciente entre Colombia y Venezuela es un capítulo más de la historia entre dos naciones que han estado profundamente unidas desde tiempos remotos. Libertadas por un venezolano que muere en suelo colombiano, parte de la misma Gran Colombia, compartiendo el desierto de la Guajira, la Orinoquia e incluso parte del Amazonas, las dos naciones han trazado su historia alrededor del comercio, flujos migratorios y cambios políticos y económicos que han ido entretejiendo las relaciones de vecindad.
Históricamente ha sido Venezuela la que ha servido de puerto de atracción para los colombianos que, atraídos por la bonanza petrolera en los años setenta, fueron a probar suerte al vecino país y también de los que huyendo de la violencia debieron cruzar la frontera y recomenzar su vida del otro lado hasta convertir al país en el segundo destino migratorio de los colombianos ( OIM, 2012) 1.
En 1998 sube al poder Hugo Chávez, y con su llegada marca el comienzo de un giro político y económico para Venezuela que al momento actual la tiene inmersa en una espiral de corrupción, déficit económico, ausencia de instituciones democráticas y escasez que no parece tener cuándo acabar. Como nunca antes en su historia, Venezuela, tierra de destino de migrantes regionales y extracontinentales, se convierte en país de origen migratorio y, en la actualidad, en un expulsor masivo de sus nacionales.
La realidad actual ha sido calificada como la “migración más grande en la historia de Colombia” ( El Tiempo , 2018), quizá soslayando el hecho de que, si estamos hablando de migraciones en general, la mayor migración que hemos tenido es la de salida de nuestros nacionales 2. No obstante, la llegada masiva de gran cantidad de venezolanos en un corto periodo ha llevado a que organismos internacionales califiquen la actual situación migratoria como una verdadera catástrofe humanitaria que representa grandes desafíos para los Estados de tránsito y destino. En 2013 no había más de 130.000 extranjeros en Colombia ( OIM, 2012), y hoy esta cifra se multiplica por siete por cuenta de la inmigración venezolana.
Ahora bien, las migraciones en su conjunto y la actual manifestación de ellas que estamos viviendo, además de mostrar grandes desafíos, representan enormes oportunidades. Nos permiten enriquecernos culturalmente, dinamizar nuestra economía y demostrar nuestra solidaridad. En Colombia, el gran reto recae en todas las instituciones; en la política migratoria, de carácter precario, con amplias potestades para las autoridades administrativas y pocas garantías para los migrantes en materia de respeto al debido proceso; en las instituciones clásicas de la sociedad, como las autoridades del registro civil, con el fin de adaptarse a las realidades cambiantes y las necesidades actuales; en los servicios básicos del Estado, de por sí saturados, pero que deben enfrentar nuevas realidades apremiantes; y en la sociedad en general, que debe evitar ceder ante la tentación de caer en estereotipos, encasillar a los venezolanos y no contribuir a su correcta integración dentro de nuestra sociedad.
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