Presidente: Tenemos que decir pocas pero necesarias palabras. ¿Qué pasó en el Perú a partir de mayo de 1980? ¿Qué ha sucedido para que nuestras familias sigan sufriendo por algún tiempo más? Tenemos que remontarnos a décadas pasadas, cuando los gobiernos tenían dificultades en sus gestiones. El Estado, en forma general, tenía algunas deficiencias: el Poder Judicial y el Poder Ejecutivo tenían una pequeña dificultad que fue aprovechada por las circunstancias [...]. Hace poco el Congreso honró la figura de María Elena Moyano, quien fue un ejemplo para muchas mujeres y para todos los peruanos al enfrentar cara a cara al problema social. No se escondió y dijo sí al país; y entregó su vida. No hay mejor amigo que aquel o aquella que da su vida por sus amigos o por sus hermanos [...]. Hubo excesos de ambas partes, porque en una guerra no se puede saber cuándo ni cuántos pueden ser los excesos; excesos que hoy dividen a los peruanos y que de alguna manera no permite que podamos trabajar con fluidez para la reconstrucción nacional, por la búsqueda de la pacificación verdadera y de la democratización real para nuestro pueblo [...]. Por estas consideraciones, creemos que ha llegado el momento de que todos los peruanos debamos unirnos, cualesquiera [sic] haya sido su condición o su concepción política, sean militares o civiles, sean peruanos que hayan pretendido o no una u otra situación o posición política. ¡Todos tenemos que buscar la reconciliación! No una reconciliación para buscar una nueva ubicación política y enfrentarnos otra vez y con más fuerza, sino una reconciliación que permita unirnos y trabajar como hermanos, buscando un nuevo renacer y un nuevo futuro para el Perú. Juntémonos para reconstruir el país, la fe y la esperanza en los peruanos [...]. Los representantes del pueblo peruano tenemos que asumir una decisión al respecto. Por ello, buscamos la amnistía general a militares y civiles que puedan haber cometido excesos de una u otra manera; ya sea violando reglamentos, leyes, o la Constitución. Pero de alguna manera tenemos que buscar la amnistía a favor de todos ellos para trabajar juntos por nuestro pueblo [...]. Tampoco discutimos si la acción de algunos peruanos fue constitucional o no; o si su pretensión era solamente la búsqueda de una posición política o si son capaces de hacer o no algo en el futuro. Ahora planteamos el olvido y el perdón. Olvido de lo que pudiera haber sido o de lo que no hubiera podido haber sido [...]. Hoy no es el momento de hacer un análisis profundo de tales hechos, sino buscar el perdón y el olvido definitivo [...]. Invoco a la oposición que sea capaz de unirse a nosotros para apoyar el proyecto de ley en debate [...]. Esta noche no generemos el odio, ni continuemos con el debate de la rebelión que empezó en mayo de 1980. Les pido que tengamos la hidalguía y la capacidad del Maestro de maestros en la enseñanza cristiana: practicar el perdón por encima de todo. El perdón puede ayudar a todos los peruanos [...]. Como peruano, pido que oposición y mayoría tengan la capacidad de unirse a la propuesta en debate por encima de las diferencias para elevarnos a aquella cumbre que enaltece a todos los peruanos: la cumbre del perdón y la posibilidad de la reconciliación, sin las cuales no será posible la reconstrucción inmediata de nuestro país. Pido también a mis colegas de la mayoría parlamentaria que apoyen el proyecto de amnistía general que implica dar un ejemplo a todos los peruanos y al mundo entero (Congreso Constituyente Democrático 1994b:154–156. Resaltado nuestro).
En su discurso, buscando justificar «teológicamente» su punto de vista político (no hay mejor amigo que aquel o aquella que da su vida por sus amigos y por sus hermanos, que recordaba a Jn 15.13; y tener la capacidad del Maestro de maestros para practicar el perdón por encima de todo que intentaba ser, tal vez, una exégesis bastante sui generis de Mt 5.36–48 y Mt 18.15–22), Siura hacía un llamado para que no se realice «un análisis profundo de tales hechos», sino más bien, buscar el perdón y el olvido definitivos. ¿Y las miles de personas asesinadas extrajudicialmente y los cientos de ciudadanos que fueron desaparecidos, entre ellos, decenas de evangélicos? Para este congresista fujimorista, ellos no contaban, pues eran simples excesos de la guerra. Por esa razón, para nada mencionó en su discurso temas fundamentales para la reconciliación, como la búsqueda de la verdad y la práctica de la justicia, condiciones necesarias en todo auténtico proceso de reconciliación nacional.
El mismo Siura, una semana después, mencionaría lo siguiente en el debate sobre la Ley de Amnistía en el ccd:
El perdón es posible y es fácil recibirlo, algunos lo buscamos con ansias. Sin embargo, es muy difícil otorgarlo cuando se tiene esa facultad. Por ejemplo, hay dificultad en llegar a ser santo o Dios porque los seres humanos tenemos muchas dificultades para perdonar a alguien. Son fariseos, precisamente, los que hablan mucho del perdón pero no lo practican. Ellos hablan, insultan, siembran amarguras, odios, rencores y dividen al país [...]. Los que se oponen a la Ley de Amnistía, sean civiles, militares, jueces, fiscales, religiosos, políticos, sólo quieren figurar políticamente, claro, con todo derecho. Me permito invitarlos a que, en otra instancia y en otro momento, hagan esa figuración política de oposición al gobierno, porque ahora están poniendo en riesgo la estabilidad democrática del país al que todos queremos contribuir (Congreso Constituyente Democrático 1994b:363–364).
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.