Éste no es un libro espiritual corriente. “Algo distinto está pasando aquí” (D:12.5). Deja que te envuelva. Como dice Jesús hacia el final del Libro I:
Este Curso no requiere pensamiento ni esfuerzo. No exige un estudio prolongado, y los pocos ejercicios concretos que contiene no son obligatorios. Este Curso ha surtido efecto de distintas maneras que aún no comprendes y que no necesitas comprender. Estas palabras han entrado en tu corazón y han sellado la brecha entre tu mente y tu corazón. (C:32.4)
Este Curso habla como si estuviese escrito sólo para ti. Así fue. (D:Día 40.31)
1- Tal como se recibió, corregido únicamente por cuestiones menores de tipo ortotipográfico.
2- Un curso de milagros está compuesto por: una primera parte, conocida como el Texto, una segunda parte conocida como Libro de Ejercicios, un Manual para el Maestro y una Clarificación de Términos.
3- Cuando utilizamos la palabra “consciencia”, estamos traduciendo el vocablo inglés consciousness. Para el concepto de awareness usamos la expresión “percepción consciente”, o bien la palabra “conciencia” (sin la “s”).
UN CURSO DE AMOR
LIBRO UNO
El aprendizaje en el tiempo de Cristo
El siguiente material fue recibido alrededor de un año después de completarse la transcripción de Un curso de amor. Es evidente que su propósito es servir como una ayuda para los lectores. También prevé la formación de grupos de encuentro.
I
A.1 Una gran diferencia entre Un curso de milagros y Un curso de amor tiene que ver con el paso al Tiempo de Cristo, que es un tiempo de aprendizaje directo en unión y relación con Dios. La palabra “aprendizaje” se emplea aquí en un sentido poco estricto, porque no se necesita aprendizaje cuando se está en unión y relación.
A.2 Sin embargo, al comienzo de tu trabajo con Un curso de amor, el aprendizaje y el desaprendizaje continúan. Continúan con el único propósito para el que siempre ha existido el aprendizaje: el de sacarte de la desconfianza que sientes en ti mismo y restituirte al amor por ti mismo. Otra forma de expresarlo sería sacarte de tu estado percibido de separación y devolverte a tu estado verdadero de unión. El aprendizaje sólo es necesario hasta que la percepción esté curada. La percepción de tu estado separado era la ilusión para la que se necesitaba una cura, la cura que se proporcionó en Un curso de milagros.
A.3 La percepción es el resultado del aprendizaje. La percepción es el aprendizaje.
A.4 Dado que la mente es el dominio de la percepción, nos hemos alejado un paso de dicho dominio apelando al corazón y a la capacidad del corazón de aprender de un modo nuevo. Por ello, se te insta a que no apliques tu pensar y tus esfuerzos –los medios habituales que utilizas para aprender– a este Curso de amor. Este Curso no es para la mente sino para el corazón. No es un camino de pensar y esforzarse, sino un camino de sentir, de facilidad y de relación directa. Te lo repito: en la relación directa que se alcanza en la unión, no se necesita ningún aprendizaje. Mientras no hayas reconocido realmente la unidad –lo cual puede ocurrir antes o después de finalizar el “Tratado sobre la naturaleza de la unidad y su reconocimiento”– continuarás percibiéndote como un ser que se dedica al aprendizaje. Éste es el único motivo de esta continuación del material didáctico ofrecido en Un curso de milagros. Mientras sigas poniendo esfuerzo en aprender lo que no se puede aprender, mientras te sigas considerando un estudiante que busca obtener lo que aún no tiene, no podrás reconocer la unidad en la que existes, y ser liberado del aprendizaje para siempre.
A.5 Esto no quiere decir que este Curso o el fin del aprendizaje te resultarán fáciles. Sin embargo, es la dificultad que tienes para soltar tu apego al aprendizaje a través de la aplicación del pensamiento y los esfuerzos lo que crea la percepción de la dificultad de este Curso. Por eso se te dice que sigas este Curso con el mínimo apego posible a tu viejo modo de aprendizaje. Si no lo comprendes, acepta que no lo comprendes y prosigue. Escucha las palabras como si una voz te las fuese diciendo, porque así es. Escucha, como escucharías a un amigo en una conversación. Escucha simplemente para oír lo que se está diciendo. Escucha simplemente para permitir que las palabras entren en ti.
A.6 Esto es lo que se recomienda para tu primera lectura del Curso.
A.7 Cuando consigues escuchar sin pretender comprender, sin querer captar el significado, sin aplicar el esfuerzo que estás acostumbrado a aplicar al estudio, pones en marcha la transformación que constituye el movimiento de la cabeza al corazón y de la separación entre ellos a su unión.
A.8 Entonces, desde la plenitud del corazón, estás preparado para volver a una segunda lectura del Curso. Desde la plenitud del corazón, descubrirás cómo se va desvaneciendo la dificultad y cómo va surgiendo –y surge– el entendimiento. Estás empezando a conocerte de un modo nuevo. Estás empezando a conocerte sin las percepciones y los juicios de la mente. Estás empezando a conocerte como verdaderamente eres, y empezarás a escuchar el lenguaje del Curso como el lenguaje de tu propio corazón.
A.9 Ahora podrás sentir una fuerte compulsión por compartir tu experiencia del Curso con los demás. ¿Qué crees que podrías encontrar entonces?
A.10 A menudo encontrarás el deseo de volver a leer el Curso, de leerlo en voz alta, de escucharlo hablado. Se trata de un deseo natural de permitir que las palabras del Curso entren en ti por otra vía más: la vía de la voz. Nuevamente, no hace falta –y ni siquiera se recomienda– que estas lecturas sean interrumpidas por la búsqueda de significado. Escucha. Responde. Permite que el significado sea revelado.
A.11 Descubrirás que lo que aceptas a través de este método es precisamente aquello que no se puede enseñar. Lo que aprendes a través de este método es precisamente aquello que no puede ser buscado ni alcanzado por medio de tu búsqueda. Lo que encuentras a través de este método es la receptividad. Estás volviendo a casa, al camino del corazón. Lo que se obtiene al compartir con los demás es una situación en la que “se aprende” en unidad, a través de la receptividad del corazón.
A.12 ¿Acaso te estoy diciendo que no cuestiones, que no entres en debate? Sólo te estoy diciendo que recibas antes de pretender percibir. Te pido que no recibas como quien carece de lo que otro tiene, ya que no se trata de la transmisión de información que tú no poseas. Te pido simplemente que recibas con el fin de aprender la receptividad, el camino del corazón. Te pido únicamente que hagas una pausa, que des un descanso a la mente, que entres en un dominio que es extraño para la mente y sin embargo apreciado por el corazón. Te pido simplemente que te des la oportunidad de permitir que te colme el alivio de no tener otra tarea a la cual aplicar tus esfuerzos. Te pido simplemente que te des la oportunidad de olvidarte de plantear esto como otro ejercicio más de autosuperación, u otro objetivo más que alcanzar. Sólo así podrás llegar a tomar conciencia de que ya estás realizado.
A.13 A través de la receptividad, aquello que a tu mente le resulta difícil aceptar, tu corazón lo acepta con facilidad. Ahora estás preparado para cuestionar lo que es necesario cuestionar. Ahora estás preparado para escuchar la respuesta que surge en tu propio corazón, o de la voz de la mujer o el hombre que está sentado a tu lado. Ahora estás preparado para escuchar sin juicios todas las voces que tienes a tu alrededor, a entrar en debate sin tener un objetivo marcado, de modo que tu ansiedad por decir lo que estás pensando no haga que te olvides de escuchar. Ahora estás preparado para permitir que el entendimiento llegue, sin la agresividad que implica salir en su búsqueda.
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