La institucionalidad de las ciencias está dispersa en diferentes ministerios, lo que diluye su significación pública. Se requiere una planificación de mediano y largo plazo, con coordinación de los actores del sistema.
La mayor parte del desarrollo científico e investigación en el país se realiza en las universidades. Es importante potenciar la formación e inserción de investigadores y promover su internacionalización, ya que en Chile hay solo un 25% del promedio de los países de la OCDE. Se debe apoyar un programa de contratación de nuevos investigadores, que incluya al Estado y a empresas privadas. Modelos interesantes son el programa de “carrera de investigador” con inserción en universidades y el programa “Start-Up Chile”, que atrae alumnos de doctorado. Existe, eso sí, una tarea pendiente en el apoyo a las universidades regionales y en el desarrollo de las humanidades, que representan solo un 8% del total de proyectos de investigación del país.
Además, el camino hacia el desarrollo requiere de una política de financiamiento en un plan a 10-15 años plazo, con evaluación de resultados y metas. En este plan deben ser prioritarios los proyectos de nivel internacional, que incluyan la colaboración entre instituciones nacionales que aspiren a ser de clase mundial. La educación científica precoz y la difusión de su significación es vital, a través de estimular la curiosidad por conocer a nivel escolar. Desarrollar estrategias para educar a la sociedad es fundamental para sustentar una política en ciencia y tecnología. La investigación abre la ventana al nuevo conocimiento y nos guía a mejorar la calidad de vida de las personas.
Así, el seminario destacó el rol de la ciencia en el desarrollo nacional y la función pública de las universidades que desarrollan investigación. Su fomento es clave como palanca de crecimiento en la construcción de un mejor país, que nos conduzca como sociedad a mejorar la calidad de vida de las personas. Se requiere del compromiso de todos, es decir, gobierno, Parlamento, universidades, sector privado y la sociedad en su conjunto.
Publicado en el diario La Tercera el 14 de octubre de 2014 .
Formación de profesores
Mi sueño es que Pedagogía fuese una carrera más de aprender haciendo; que tuviera una red de colegios que le sirva como campos educacionales donde, desde primer año, los alumnos tengan algún horario semanal. Eso implica que quienes enseñen sean los mejores profesores en la realidad; si no, sería como que quienes forman cirujanos solo sepan la teoría de cómo se opera, pero nunca lo hayan hecho .
Formación de educadores líderes en la UC
Es importante explicitar el aporte que la educación superior hace al mejoramiento de la calidad de la educación escolar, avanzando en la formación de profesores y atrayendo a los mejores alumnos a estudiar y continuar en la pedagogía.
Mediante el fortalecimiento de sus facultades de Educación, las universidades juegan un papel fundamental. Junto con una sólida preparación teórica, es vital la temprana y adecuada práctica de la pedagogía por parte de los estudiantes en redes de escuelas y liceos. Así, es necesario proveer oportunidades para la formación de liderazgos en educación, con programas académicos que formen directores fuertemente comprometidos.
Las universidades complejas deben aportar, además, investigación avanzada en materias de educación escolar, para fortalecer el desarrollo de políticas públicas en este tema.
En este campo, nuestra universidad ha fortalecido su contribución en los últimos años. En el caso de la formación de directores, imparte actualmente dos programas relacionados con este tema: el Diplomado en Gestión Directiva de Organizaciones Escolares y el Diplomado en Liderazgo Educacional. El énfasis de estos programas se orienta a la influencia que directivos y profesores ejercen para aumentar las oportunidades y los logros de aprendizaje de los estudiantes
Es necesario proveer oportunidades para la formación de liderazgos en educación, con programas académicos que formen directores fuertemente comprometidos.
En ellos, así como en los programas de magíster en educación, en los últimos años han participado más de 1.500 profesores. Especialmente importante en los últimos dos años ha sido la cobertura regional alcanzada, y el gran número de profesionales jóvenes que muestran interés por formarse en liderazgo escolar.
Publicado en el diario La Tercera el 28 de abril de 2013 .
Los profesores universitarios
El debate de fondo de la educación superior habitualmente omite uno de los aspectos más importantes de todo proceso educativo: los profesores universitarios. En la Edad Media se acuñó la denominación de universidad para referirse a una “corporación de maestros y escolares”, lo que es más que una descripción: se estaba fijando un contenido y un estilo. La universidad es una actividad social, una convivencia de individuos pertenecientes a generaciones distintas, libremente asociados en torno al perfeccionamiento compartido en el saber. Una universidad es una comunidad académica que, de modo riguroso, contribuye al desarrollo humano y a la herencia cultural, mediante la investigación, la enseñanza y los servicios que se ofrecen a la sociedad. Es la institución que debe buscar el sentido de la verdad, valor fundamental sin el cual desaparecen la libertad, la justicia y la dignidad del hombre.
El pilar fundamental de una universidad son sus profesores, los que a su vez, con sus capacidades y méritos, van a atraer y formar a los mejores alumnos. La labor del profesor no consiste solo en preparar a sus discípulos. Comprende la investigación y creación de nuevo conocimiento, la difusión del saber y su orientación hacia los grandes problemas que afectan a la sociedad. Para un profesor universitario, el ser superado por un discípulo es señal de que ha tenido éxito, que ha sido capaz de entender su vida como una entrega al servicio de los demás.
Para un profesor universitario, el ser superado por un discípulo es señal de que ha tenido éxito, que ha sido capaz de entender su vida como una entrega al servicio de los demás.
Es importante detallar algunas características que destacan a un buen docente e investigador universitario. En primer lugar, la tarea científica es enemiga de la presunción, y solo quien está dispuesto a trabajar de manera silenciosa, por un largo tiempo y con tesón, podrá entregar una contribución docente o de investigación significativa. En segundo lugar, hay que trabajar con un fuerte nivel de exigencias, con autocrítica, con rigurosidad similar a la que exigimos a nuestros alumnos.
El tercer concepto es que de manera constante hay que abrirse a nuevos horizontes, y no quedarse solo con nuestro estilo de trabajo, con una realidad particular. Hay que soñar y volar alto para poder conocer otras realidades en este mundo cada vez más globalizado. Por último, poseer determinados conocimientos y destrezas no debe ser un elemento de autoafirmación y superioridad, sino más bien, con sencillez, es necesario sentir por ello una gran responsabilidad. La parábola de los talentos nos recuerda que el profesor universitario, el académico, es una persona que ha tenido más oportunidades en la vida y, por tanto, se encuentra en una posición privilegiada para hacer de su existencia un gozoso servicio a los demás, entregando generosamente sus conocimientos, que han sido fruto del estudio permanente y de la experiencia acumulada.
Una de las virtudes que debemos preservar es la gratitud por nuestros maestros y profesores. Desde los orígenes de las universidades, los maestros nos recordaban a los que nos transmitieron el arte, la ciencia y el oficio. Nos enseñaban que debíamos quererlos como a nuestros padres. Son ellos quienes han entregado lo mejor de cada uno en la construcción y desarrollo de las instituciones. La comunidad universitaria se funda y renueva cada año en su cuerpo de profesores.
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