Ezequiel Martí - ¿Cuándo perdí las llaves?

Здесь есть возможность читать онлайн «Ezequiel Martí - ¿Cuándo perdí las llaves?» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

¿Cuándo perdí las llaves?: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «¿Cuándo perdí las llaves?»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Acabo de leer el libro, bien entrada la madrugada, pero no podía dejarlo a medias. Como CEO de mi compañía, es como mirarte al espejo con visión de rayos X. Es poder descubrir aquello en lo que algunas veces piensas y que nunca entiendes cómo funciona y, a la vez, cómo funcionas tú y nunca has sabido el motivo. Es tarde, me apetecía reflexionar un poco sobre la interesante historia de Juan y su, ahora ya, coach ejecutivo Lorenzo, que bien podrían llamarse Josep Mª y Ezequiel… Me apetecía un refresco, pero la ocasión bien merecía un sorbo de Jack Daniel's, y no el n.º 7, sino el Single Barrel que tengo reservado para las grandes ocasiones… ahora ya toca acostarme… sin las llaves, pero por última vez.Josep Mº Tribó CEO de Tau New Technology S.L

¿Cuándo perdí las llaves? — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «¿Cuándo perdí las llaves?», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

La parte contable y fiscal la contratan a la gestoría de la población. No necesitan más. Les funciona como lo tienen montado porque cada una de ellas se responsabiliza de una parte de la actividad. Hace años que trabajan de esta manera, les funciona y se ayudan entre las tres. Al principio, les costó organizarse y entender que cada una de ellas tenía un papel diferente en la empresa —ellas lo llaman rol—, y que debían complementarse entre las tres. Me explicaban que era muy importante comprender el rol que cada una de ellas debía tener dentro de su organización y que cuando lo tuviesen claro habrían conseguido una parte importante de su éxito como empresarias.

Para empezar, primero contrataron un coach ejecutivo que las ayudó a centrarse en su empresa y en cómo debían organizarse al principio. También me comentaron que en mi empresa me haría falta ese tipo de ayuda, pero no entendí qué me querían transmitir, estaba en mis cosas del día a día y lo que me contaban me parecía perder el tiempo.

—Venga, Juan —Verónica, una de las socias de mi mujer, me comentó que me iría bien—. No te des excusas. Vas a terminar de los nervios con el «pollo» que tienes en la empresa. Debes aprender a delegar. ¿Entiendes lo que te digo?

—Sí, claro —contesté, pero en mi cabeza solo tenía claro que no podía perder el tiempo en cosas raras, vete a saber tú lo que iba a conseguir. Solo me faltaba que me viniera una persona de fuera para decirme cómo debía llevar mi empresa y hacer las cosas. Qué iba a saber él. Y, además, iba a cobrar un dinero que me podía ahorrar.

Al fin y al cabo, la crisis se ha llevado muchas empresas por delante y problemas hay en todas partes. Cuando hablo con compañeros de otras empresas, todos están igual. Y lo que más me cansa es el personal que no quiere trabajar. Este país es un desastre. Todos los buenos se van fuera.

Después de la yincana de cada mañana, logramos salir de casa con diez minutos de retraso. Como siempre, el tráfico empieza a ponerme de los nervios. De camino al cole, la circulación es complicada, aunque, si salimos a la hora, normalmente llegamos temprano. Hoy, por el retraso que llevamos con los críos, supongo que llegaremos muy justo.

Como habréis deducido, soy el encargado de llevar a los críos al cole. Mi mujer lo tiene mejor montado que yo. Resulta que la escuela está de camino hacia la empresa y con esta excusa me toca llevarlos a mí cada mañana. Sí que es verdad, de todos modos, que he conseguido algún que otro trabajo con algunos padres que también llevan a sus hijos al cole. Es una manera de hacer networking gratuito. Solo con dejarte ver, muchas veces se acuerdan de ti.

En el fondo, me gusta llevar a mis hijos a la escuela. Me acuerdo de que mis padres también lo hacían. Mejor dicho, mi madre. Ella era la que nos acompañaba a mis hermanos y a mí cada día al colegio. De mi padre, recuerdo que salía temprano de casa para ir a trabajar y que llegaba muchas veces a media tarde, cansado y sin ganas de decir nada ni tampoco de jugar con nosotros. Mi madre era la que llevaba la casa. A veces me pregunto qué pensarán mis hijos de mí. Quizá sea una pregunta cuya respuesta, si realmente ellos explicaran lo que han vivido en estos años, es posible que me dejara completamente frío. Mejor no profundizar en ello, por ahora.

Solo de pensar que tengo que ir a la empresa después del colegio me empiezan a entrar escalofríos.

«¡Otro día de pena!», hablo solo en el coche. Si alguien me ve, se pensará que estoy loco. Me espera otro día de ajetreo, reuniones, problemas en la empresa. Y por si no fuese poco, hoy tengo visita y comida con ese cliente tan pesado.

¡Sí!, a las doce del mediodía tengo reunión con Andrés López, propietario de Pansdefood, S. L. Es un buen cliente, pero está hecho un tiquismiquis. Nunca está contento con los pedidos que nos encarga. Pero supongo que lo hacemos bien, porque somos su empresa de mantenimiento desde hace diez años. Es la típica persona que no encuentra nada bien hecho. Da vueltas a las cosas y cuesta muchísimo acertar con él. Me pregunto qué pensarán sus trabajadores. Es un pesado.

Sí, lo habéis adivinado, soy propietario y ceo de Electric Climatic, S. L., una empresa dedicada a las instalaciones eléctricas industriales, con departamentos de frío industrial, calefacción y climatización.

Estudié mecánica industrial y electricidad en el mejor centro de formación de esta especialidad del país y después de graduarme me puse a trabajar en una empresa de instalaciones de una población del extrarradio de la capital donde residía entonces con mis padres. Fueron años en los que aprendí mucho y además ganaba dinero. Hacíamos horas por un tubo y se trabajaba a destajo. Eran los años locos de la construcción y se vendía todo. Una vez que terminabas de estudiar era fácil encontrar trabajo en alguna empresa del sector. Eran tiempos fáciles para los trabajadores y los empresarios. Todo iba viento en popa.

Era la época en que todo valía. Todo se vendía. Todas las personas eran capaces de crear un negocio que parecía que pudiese durar toda la vida y que todo aquello nunca se terminaría. Era joven y me quería comer el mundo.

Un día se fijó en mí el encargado de una empresa que operaba a nivel nacional, después de que mi empresa fuese subcontratada por la suya. Su responsable decía que le gustaba mi manera de trabajar. Yo no era malo en mi labor. Me gusta y creo que lo sé transmitir. Se interesaron en mí porque soy muy resolutivo y el tema de las instalaciones eléctricas es lo mío. Soy un genio de la electricidad y no hay nada que se me resista. Me gusta meterme entre planos, ingenieros industriales, instalaciones a medias, cables, motores. Cuando estoy inmerso en ese mundo pierdo la noción del tiempo, disfruto con mi trabajo y me absorbe. Además, no me gusta que nadie me ayude porque no están a mi nivel de conocimientos y experiencia. Al fin y al cabo, es mejor trabajar solo que mal acompañado.

«¡Uf!, acabo de llegar a la empresa», otro día con problemas.

Mi cabeza no deja de pensar en el día en que la firma que trabajaba a nivel nacional me contrató. Fue una inyección de adrenalina en mi sangre. Cuando llegué a casa fue lo primero que les expliqué a mis padres y a mi novia. Iba a ganar más y con más responsabilidad. ¡Wow!, fue fantástico. Pero la alegría duró muy poco Al cabo de ocho meses empezó la crisis. Y como tantas otras, la empresa entró en suspensión de pagos y cerró con una deuda millonaria. Y yo, en la calle.

Lo demás es historia. Me encontré en la calle, con novia estudiando diseño de interiores y una hipoteca. Básicamente, un desastre. Lo peor del mundo me tenía que pasar a mí. Yo, un genio de electricidad, sin trabajo y sin futuro.

Aunque parecía el final del mundo, seguía reuniéndome con mis amigos cada viernes a tomar algo. Al cabo de tres meses de quedarme en el paro, en uno de esos viernes de gloria que pasábamos discutiendo quién tenía la culpa de la crisis y buscábamos al responsable de los males de la humanidad, de que los dioses se hubieran girado en nuestra contra y de que los astros no nos acompañasen, me dieron la referencia de una persona interesante.

Recuerdo perfectamente su nombre —aún sigo pensando en voz alta, solo en la entrada de la empresa, qué vergüenza si me ve alguien, pero a veces, cuando recuerdo cosas o pienso, tengo la costumbre de hacerlo hablando en voz alta.

Se llamaba Gonzalo Hernández, de padres mexicanos y nacido aquí. Era una persona delgada, con el pelo castaño y que normalmente vestía con pantalón vaquero, camisa azul y calzado deportivo. Lo que me llamaba la atención de él era que en su muñeca lucía un reloj Casio calculadora de esos de color negro digitales que tanto estaban de moda por los años 80. Era propietario de una empresa de distribución alimentaria y necesitaba a alguien que le hiciese el mantenimiento de su instalación frigorífica.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «¿Cuándo perdí las llaves?»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «¿Cuándo perdí las llaves?» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Martha Grimes - The Blue Last
Martha Grimes
Marta Abergo Moro - ¡Arriba las manos!
Marta Abergo Moro
José Luis Domínguez - Las llaves de Lucy
José Luis Domínguez
Antonio Díaz-Deus - Las 4 llaves
Antonio Díaz-Deus
Enrique Cervantes Prieto - Las letras sobre mí
Enrique Cervantes Prieto
Отзывы о книге «¿Cuándo perdí las llaves?»

Обсуждение, отзывы о книге «¿Cuándo perdí las llaves?» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x