LAS LETRAS SOBRE MI
© Enrique Cervantes. 2018
© Ediciones Hidroavión. 2018
TextoEnrique Cervantes Prieto
PortadaPau Sanz i Vila www.sanzivila.com
Editado porEdiciones Hidroavión www.edicioneshidroavion.com
ISBN:978-84-121596-2-2
Depósito legal: A 250-2018
Ejemplar digital autoridazo por Ediciones Hidroavión.
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A mi colección de cuerpos:
murmuradora multitud de piel sudada
que cuenta en cada centímetro de mi cuerpo
y en cada palabra de mis poemas
la historia de mis fracasos
y mis victorias.
“Persona especial,
si yo fuera tú no prestaría atención
a mis advertencias,
hechas un poco de tus palabras
y un poco de las mías.
Una colaboración.”
Anne Sexton
CRONOLÓGICAS
Tuve que pasar por una legión
de hombres sin nombre
para conocerte sin prejuicios.
Tuve que embarrarme.
Abonarme al club
de los círculos sucios
que huelen a hierba pasada,
que apestan a soledad.
Me hice adicto a las intimidades
de cuarto de hora,
a las humedades,
a las pollas besadas
con el cariño que robé
a mil ojos en los que imaginé
ver amor.
Tuve que ver la línea de cerca,
deshacerme de setenta pieles sedientas
para, finalmente, poder
despellejarme
ante ti
y quedar algo más que desnudo.
Tuve que traicionar a todos,
a mí.
Tuve que hacer el amor en serie
manejando máquinas que llegaron a mutilarme.
Tuve que arrastrar mis ojos
a través de bosques
de sudor y saliva
que olían a animal asustado
y a luna fugitiva
(porque la muy puta
no quiso mirar más
y me dejó solo).
Tuve que buscarme en los charcos.
Darme la espalda
para que alguna
sombra temblorosa
me sobase el culo.
Tuve que meterme en un búnker
y ser follado
una vez y otra
y otra
y otra
y tuve que apagar la luz
para no verlo.
Tuve que soportar asquerosas embestidas
a petición propia
y tragarme las quejas,
digerir las quejas,
cagar las quejas.
Sentirme vacío,
a gusto.
Tuve que llenar el vacío de mierda
y echar las culpas
a la represión religiosa.
Enemistarme con Dios
hasta que me odió.
Tuve miedo.
Me lo felé.
Y entonces no quedó nada.
Tuve que pasar por una legión
de hombres sin nombre
para pronunciar el mío
sin prejuicios.
La muerte, más hambrienta,
más suave, corrosiva,
-insomne amiga
que se arrastra por lo vieja-
es más fugaz que tú, lene vida,
y más adversa.
El amor, si no es correspondido,
no es amor.
Es adoración.
Es idolatría.
Es un Dios cruel y bello
de espinosos dedos
y anchas espaldas.
El amor no existe en un hombre
El amor es ese espacio
que queda entre ambos,
es uno más.
Somos tres.
210513 - A partir de “Canto Villano”
de Blanca Varela
Y de pronto la vida
en mi cama
un negro trozo de carne
aquí en mi cama
Techo Sábanas Sangre
Más techo Más sábanas Más sangre
Y el indigerible trozo de carne negra
mirándome,
esperando no sé qué cosa.
Mea culpa digo en silencio.
Mea culpa negro bocado.
Mea culpa divina ansia.
No hay otro aquí
en esta espina de cama
sino yo
devorando mis tripas
y las tuyas.
Ya no sé cómo hablarme;
ya no sé cómo acallarme
esta convulsa voz,
estas convulsas acciones.
“El trabajo paciente de los hombres Barbados me convirtió en un monstruo, que no sabía ser monstruo”.1
Y ahora, desterrado al mundo marginal
de los avergonzados, al verme desde lejos,
grito para avisarme que estoy cerca de la línea,
que cruzar más allá es peor que el destierro.
Si me parase un instante...
Si me hiciese caso...
Pero continúo irrefrenable,
aterrado, excitado a cada paso,
a cada golpe,
a cada humano
poco humano que destruyo,
y al menos humano de todos
que soy yo.
_______________________
1 Cita de Leopoldo María Panero
Me pregunto por qué resulta
insultantemente fácil
abnegar de honestidad
y decir: “esta noche da igual”.
Porque es mi insomnio hoy
bandera de tu victoria
y mientras que supuras
tu calor hipócrita
(ese olor que me ha hecho escapar del cuarto),
yo tengo que congelarme
apurando las últimas caladas
del cigarro que queda,
apurando mi vigilia,
haciendo tiempo para no dormir
porque no quiero.
Hoy no duermo,
y ojalá que abrazado
a ese cuerpo generoso, bello,
resuenen en tu seso torpe
esos besos tan hermosos
como ajenos,
tan tangibles
como secos,
y tan seguros de no sonar
que me han despertado
y me tienen agitado,
incapaz.
Si no fuese tan puta,
privado de réplica
por mi naturaleza turbia,
te hubiese despertado.
Baba infecta
que acumulas en mi boca
por cada palabra que no dije,
cada negación que tragué,
cada paso que no di,
cada vez que abandoné
sin titubear.
Pútrida voz
que ya no es mía,
apenas tuya, ajena,
arremetiendo sin descanso
contra mi conciencia ya cansada.
Hoy te digo: “Tranquila,
abandono la partida,
créete ganadora,
elegí vivir contigo,
elegí morir a solas”.
Hay otra voz llamándome
en plena noche.
Y es bella la voz,
inocente como para asustarme
y exhala mi nombre
lento
en el porche de la mañana
incitando a levantarme.
Y es suave la voz,
segura como para destrozarme
aunque no es esa su intención.
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