B. El Evangelio como mito, según David F. Strauss
La investigación acerca del Jesús histórico, a partir de Reimarus, supuso que el Jesús real debió ser muy diverso al que nos presentan los evangelios. El estrecho compromiso de los evangelistas con Jesús era visto como motivo de sospecha. Por lo tanto, había que liberar a Jesús de las cadenas del dogma eclesial .
David Frederich Strauss (1808-1874) toma este camino. Según él, la cristología se desarrolla por impulsos de la esperanza mesiánica. Israel aguardaba al Mesías con mucha esperanza, un grupo pequeño se convenció de que Jesús era el Esperado, y comenzó a aplicarle a Jesús todo lo que el Antiguo Testamento afirmaba acerca del Mesías: «Así que, un número de fieles, al principio pequeño, después siempre en aumento, habían llegado a ver en Jesús al Mesías, se convencieron que todas las predicciones y las figuras del Antiguo Testamento, con el sentido y los agregados de la interpretación rabínica, habían hallado su cumplimiento en Jesús» 21.
De este modo, por ejemplo, Jesús había nacido en Nazaret, pero como según el Profeta Miqueas era preciso que el Mesías naciera en Belén, los evangelistas hacen nacer a Jesús en Belén, apoyados no en motivos históricos, sino en una deducción dogmática sacada de Miqueas 5,1. Asimismo, Jesús no realizó ningún milagro e incluso «la tradición había conservado el recuerdo de las duras palabras de Jesús contra la sed judaica de milagros; no importaba: el primer libertador del pueblo, Moisés, había hecho milagros; el último, el Mesías Jesús, debió hacerlos igualmente» 22. Y así, como el Antiguo Testamento presentaba las sanaciones milagrosas como signo de la llegada del Mesías, la convicción de que Jesús era el Mesías llevó a los cristianos a inventar los relatos de los milagros «por inducción dogmática» .
Así, según Strauss, «un millar de relatos como éstos pudieron ser compuestos de buena fe, pero sin un átomo de verdad histórica» 23. De este modo, para Strauss, los evangelios serían relatos míticos, es decir, narraciones carentes de verdad histórica, en las cuales la comunidad cristiana declara los elementos fundamentales de su fe: Jesús es el Mesías.
C. Wilhelm Bousset: la teoría del malentendido 24
La clásica Religionsgeschichtliche Schule ( Escuela de Historia de las Religiones ), tiene entre sus grandes representantes la obra de Wilhelm Bousset, Kýrios Christos. Geschichte des Christusglaubens von den Anfangen des Christentums bis Irenaeus, de 1913. Este libro, al abordar la historia de la fe en Cristo, propone que el origen de la fe en la divinidad de Jesús es resultado del influjo de las ideas de las religiones paganas al interior de la comunidad cristiana, aportadas por los cristianos de origen pagano ( etnocristianos ), que ingresaban a la Iglesia junto con sus convicciones religiosas y culturales.
Esta explicación supone que la fe en la divinidad de Jesús sea tardía, es decir, posterior al año 70, pues se requiere tiempo para que los etnocristianos ingresen y sean influyentes en la comunidad cristiana. La divinidad de Jesús sería, entonces, fruto de una especie de malentendido . Según Bousset, Jesús mismo habría sido una figura mesiánica, que al ser interpretado por mentes griegas, habituadas al culto de los semidioses y de los héroes divinizados, fue comprendido como un dios pagano.
Otra explicación reconoce que el culto a Jesús y, por tanto, la fe en su divinidad, es anterior al año 70, pero también pretende que su nacimiento es resultado de la influencia pagana que, a diferencia de la explicación anterior, ya estaba presente en el judaísmo de tiempos de Jesús. Esta explicación supone que la religión de Israel, en tiempos de Jesús, estaba corrompida por ideas paganas de los cultos greco-romanos.
En estas dos explicaciones, el sincretismo religioso sería el factor fundamental para comprender el nacimiento del culto a Jesús. Así, la fe en la divinidad de Jesús sería un gran malentendido , es decir, Jesús habría sido un simple profeta judío que predicó la paternidad de Dios y la fraternidad humana, pero que su mensaje, al caer en mentes griegas, se transformó en especulaciones metafísicas. Esta orientación aún cuenta con adeptos.
D. Objeciones actuales
Este tipo de acercamiento sigue presente en algunos ambientes académicos. H. Koester, sobre la base de argumentos muy discutibles, y en ocasiones abiertamente inverosímiles, ha defendido la mayor atendibilidad de los evangelios apócrifos por sobre los canónicos, lo que condiciona decisivamente la investigación sobre Jesús 25. La misma orientación está presente en el Jesus Seminar , que con tanta eficacia llega a la opinión pública, y sobre todo, en J.D. Crossan, con su libro The Life of a Mediterranean Jewish Peasant ( La vida de un campesino judío mediterráneo ), que ha tenido un gran impacto en los medios de comunicación y ha sido traducido a muchas lenguas, argumenta de modo muy atractivo, pero sobre la base de «premisas inaceptables» 26.
Algunas de estas posturas, presentes en ámbito académico, han sido popularizadas por medio del cine. El Código Da Vinci , por ejemplo, ha vulgarizado de modo bastante forzado e inconsistente, algunas objeciones contra la fiabilidad de las fuentes bíblicas y las sospechas acerca de la discontinuidad entre Jesús de Nazaret y la cristología de la Iglesia. Según la novela, la Biblia sería un libro funcional a los intereses institucionales del Imperio Romano y de la Iglesia del siglo IV. El Emperador Constantino habría tenido un gran protagonismo en la constitución del Nuevo Testamento, y los evangelios que finalmente quedaron como los oficiales habrían sido elegidos en función de los intereses del Imperio. Por otro lado, la divinidad de Jesús habría sido una novedad introducida en el año 325 por el Concilio de Nicea, su función habría sido asegurar unidad al Imperio.
Otras ficciones, como la película Stygma , insisten en que la Iglesia, centrada en sus solos intereses, a lo largo de toda su historia, no habría hecho otra cosa, aún por medios ilícitos, que ocultar la verdad de Jesús, que en realidad se encontraría en los evangelios apócrifos, particularmente en el Evangelio de Tomás. Las mismas convicciones de fondo se aprecian en el uso mediático del Evangelio de Judas que, sobre la base de un texto tardío y que cuenta sólo con un manuscrito, intenta impugnar la atendibilidad histórica de la figura de Jesús que ofrecen los evangelios canónicos.
En síntesis, todas estas presentaciones pretenden afirmar que el Cristo proclamado por la tradición eclesial es un personaje muy diferente al Jesús histórico, que caminó por Galilea en el siglo I.
2. FUENTES EXTRABÍBLICAS 27
¿Qué testimonios antiguos nos permiten conocer a Jesús de Nazaret? Los documentos más importantes son, ciertamente, los textos reunidos en el Nuevo Testamento, que por lo demás, son los escritos más antiguos acerca de Jesús. Sin embargo, existen otros documentos que es necesario examinar para valorar la contribución que ellos hacen a la búsqueda del Jesús histórico.
A. Testimonios de la literatura no cristiana
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