1.2 Acompañamientos Conceptuales
Se vinculan a continuación avances investigativos sobre las categorías centrales, concepciones apropiadas por el grupo que contextualizan el problema de investigación, ellas son: conversación, paz, contextos y cotidianidad escolar, reservorios de conversación, principalmente.
- La Conversación:
Siguiendo a Gadamer (1997), la conversación es (…) un proceso por el que se busca llegar a un acuerdo. Forma parte de toda verdadera conversación el atender realmente a otro, dejar valer sus puntos de vista y ponerse en su lugar, no en el sentido de que se le quiera entender como la individualidad que es, pero sí en el de que se intenta entender lo que dice. (p. 463). Para el autor, esta comprensión del conversar es una apertura hacia el otro, es una aproximación con la alteridad. Ese otro, que como dice León (2009), “en su límite, todos somos el Otro, pues este es nuestro espejo constitutivo en relación con el cual nos definimos” (p. 10)
Maturana (1996) establece que, “al surgir el conversar con el surgimiento del lenguaje, lo humano queda fundado de manera inextricable con la participación básica del emocionar” (p.34.). Conversar, entonces, para Maturana, es consustancial con el sentido de lo humano lo cual está entrelazado con el lenguajear y el emocionar y esto engendra la convivencia humana. Lo humano, por lo tanto, como una totalidad que se hace patente en las múltiples conversaciones que el individuo realiza consigo mismo, con los otros, con la cultura y con el contexto, son los diferentes hilos que tejen la madeja del vivir y del convivir en interacciones constantes con los diferentes micromundos que construimos en nuestro alrededor. Este cotidiano vivir del lenguajear y del emocionar es el sentipensar de nuestro accionar diario, es nuestro espacio vivencial que debe ser potenciado en pos de rescatar los sueños, los sentimientos y los espacios reflexivos avivados por la llama de la constante conversar (ibíd.).
Desde la antigüedad a la actualidad, las sociedades organizadas, han tenido un lugar donde guardar evidencia de su propia cultura, con el propósito de observarlas, interpretarlas, rendirles culto o simplemente disfrutar de ellas. La conversación, como experiencia consustancial con el desenvolvimiento de la humanidad, debe tener un espacio privilegiado en la escuela, puesto que “ella es la acción cooperativa a través de la cual los miembros de un colectivo reducen la incertidumbre, coordinan las acciones que aseguran la convivencia, consolidando identidad y pertenencia. (Villalta Páuca, 2009, p. 223).
- La paz:
La búsqueda de la convivencia, la concordia y la paz sólo es posible donde hay un reconocimiento de violencias. Estas se presentan de diferentes maneras y en contextos disímiles. Las violencias se presentan asociadas a nuestra condición humana de sociabilidad; es decir, que somos violentos en cuanto somos seres sociales que necesitamos de los otros para poder vivir. Entonces, en ese mundo relacional hay multiplicidad de intercambios que construyen la madeja del dar y recibir situaciones económicas, simbologías, miradas, gestos y todo lo producido en el humano trasegar. Estos intercambios relacionales generan conflictos de diferentes órdenes, intereses encontrados, perspectivas disímiles. Pero el problema no está en la conflictividad, sino en la manera como se solucionan esos conflictos. Estos pueden resolverse desde las perspectivas del diálogo, del ponerse de acuerdo, del escuchar y atender las reclamaciones del otro. Pero, al contrario, puede tomar otras perspectivas: la del vasallaje, la de la negación del otro, la del sometimiento, la del ignorar y silenciar las otras reclamaciones; y aún más, la de eliminar al otro como portador de una existencia que reclama el derecho a vivir.
De lo dicho con anterioridad, las violencias son múltiples, complejas y relacionales. No hay una violencia sino multiplicidades de incidencias y negaciones del otro. Además su complejidad se manifiesta en los diferentes entramados, en las diversas formas de ejercer su dominio, en las percepciones disímiles como se las percibe y se la conceptualiza. Esto último significa que todos no percibimos la violencia de la misma manera, lo que para unos puede ser un acto violento, otros no lo conciben como tal, dependiendo de diversos factores tanto psicológicos como culturales. Si ejemplificamos este último aspecto, vemos cómo la ablación en África es una práctica tan natural como ponerle un nombre a una niña, en Occidente ese fenómeno se lo considera oprobioso y sumamente violento para la integridad infantil.
- Contextos y cotidianidad Escolar.
Los contextos escolares son los espacios donde se da la convivencia. “Los contextos son entonces campos complejos de trabajo; solicitan y exigen el pleno empleo de la sensibilidad, de la perceptualidad, de la razonabilidad, de la paisajística, del ensayo, del pensamiento de la subjetividad despierta; los sujetos que habitan estos campos complejos de trabajo están en permanente despliegue a partir de sus ángulos de percepción y, desde ellos y con ellos, construyen, trazan, dibujan, cartografían las figuras (móviles, transicionales, holográficas) que le permitan hilvanar su composición y su configuración, entre estas figuras y estas subjetividades se surten unos juegos de enlaces y de experimentación expansivos que llaman/reclaman siluetas y cuadros cada vez más exigentes, cada vez más expandidos, cada vez más excitantes ,cada vez más complejos, cada vez más intensos” (Contreras, E, 2007, p. 253-4)
Otra comprensión sobre contexto es la siguiente:
… El contexto entendido como entorno físico y situacional en los ámbitos social, político, económico y cultural que incide sobre el fenómeno, que en este caso son los conflictos escolares. Contextos inmediatos, regionales/ nacionales y globales que por su cercanía a la educación y a los sitios privilegiados para ello, como la escuela, influencian y son influenciados por la interacción de sujetos e instituciones sociales en sus procesos de desarrollo histórico. Además del contexto como entorno a la escuela, también puede asumirse como medio de formación, como herramienta para el proceso educativo y, a su vez, como contenido de referencia en las aulas y en la dinámica escolar. Es así como el contexto se configura como entorno, como medio y como contenido en los procesos formativos en cuestión. (Ruiz, 2006, p. 36)
Los contextos escolares son complejos espacios habitados por sujetos quienes configuran significados, a través de las vivencias y del ejercicio de las subjetividades que portan. También pueden entenderse como lugares, en algunos casos establecidos oficialmente para el ejercicio de la escolarización, sin embargo, se privilegia la idea de mirarlos como espacios de interacción, de intercambio entre los actores que allí se relacionan. Se trata entonces de lugares de encuentro, no solamente físicos, sino además, llenos de significado, donde se convive, se socializa, y se interactúa.
La vida cotidiana en la escuela son esas ritualidades matizadas de espacios, entrelazamientos, fisuras, vínculos, intersticios que conforman el entramado de la vida escolar. La Convivencia se entiende desde la aceptación del uno junto al otro, desde espacios de acciones.
De otra parte, está presente el tema de la convivencia, teniendo en cuenta que ella está ligada con la acción del conversar en la medida en que los acuerdos fruto de la interacción subjetiva, permiten crear ambientes propicios para solucionar conflictos, para estar juntos y habitar la escuela. La convivencia es entonces:
Un vivir cotidiano entre personas que presentan distintos bagajes culturales, en el cual interaccionan entre sí dando lugar a relaciones sociales e intercambios, acercamientos, etc. que desembocan en la construcción de una nueva cultura compartida, sin que esto implique la eliminación de las identidades de origen, aunque sí su posible transformación y enriquecimiento. (Moreno, 2006, p. 12)
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