Del Marqués a la monja: antología del soneto clásico en castellano
/ Darío Jaramillo Agudelo. -- Medellín: Universidad EAFIT,
2014.
112 p. ; 19 cm. -- (Colección Otramina).
ISBN 978-958-720-223-6
1. Poesía española – 1500-1700. I. Tít. II. Jaramillo Agudelo,
Darío, Comp. III. Serie
861.308 cd 21 ed.
D331
Universidad EAFIT-Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría
Villegas
Del Marqués a la monja
–Antología del soneto clásico en castellano–
Colección Otramina
A cargo de Darío Jaramillo Agudelo
Primera edición: julio de 2014
© De la selección: Darío Jaramillo Agudelo
© Fondo Editorial Universidad EAFIT
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ISBN: 978-958-720-223-6
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Del Marqués a la monja
Íñigo López de Mendoza –Marqués de Santillana– (1398-1458) Íñigo López de Mendoza –Marqués de Santillana– (1398-1458)
Sitio de amor con grand artillería Sitio de amor con grand artillería me veo en torno e poder inmenso, e jamás cesan de noche e de día, nin el ánimo mío está suspenso de sus combates con tanta porfía que ya me sobra, maguer me defenso. Pues, ¿qué farás?, ¡o triste vida mía!, ca non lo alcanzo por mucho que pienso. La corpórea fuerza de Sansón, nin de David el grand amor divino, el seso nin saber de Salamón, nin Hércules se falla tanto digno que resistir podiesen tal prisión; así que a defensar me fallo indigno. Íñigo López de Mendoza –Marqués de Santillana– (1398-1458)
Juan Boscán (1474-1542) Juan Boscán (1474-1542) Dulce soñar y dulce congojarme, cuando estaba soñando que soñaba; dulce gozar con lo que me engañaba, si un poco más durara el engañarme. Dulce no estar en mí, que figurarme podía cuanto bien yo deseaba; dulce placer, aunque me importunaba, que alguna vez llegaba a despertarme. ¡Oh sueño, cuánto más leve y sabroso me fueras, si vinieras tan pesado, que asentaras en mí con más reposo! Durmiendo, en fin, fui bienaventurado; y es justo en la mentira ser dichoso quien siempre en la verdad fue desdichado. Juan Boscán (1474-1542)
Quien dice que la ausencia causa olvido Quien dice que la ausencia causa olvido merece ser de todos olvidado. El verdadero y firme enamorado está, cuando está ausente, más perdido. Aviva la memoria su sentido; la soledad levanta su cuidado; hallarse de su bien tan apartado hace su desear más encendido. No sanan las heridas en él dadas, aunque cese el mirar que las causó, si quedan en el alma confirmadas, que si uno está con muchas cuchilladas, porque huya de quien lo acuchilló no por eso serán mejor curadas. Juan Boscán (1474-1542) Dulce soñar y dulce congojarme, cuando estaba soñando que soñaba; dulce gozar con lo que me engañaba, si un poco más durara el engañarme. Dulce no estar en mí, que figurarme podía cuanto bien yo deseaba; dulce placer, aunque me importunaba, que alguna vez llegaba a despertarme. ¡Oh sueño, cuánto más leve y sabroso me fueras, si vinieras tan pesado, que asentaras en mí con más reposo! Durmiendo, en fin, fui bienaventurado; y es justo en la mentira ser dichoso quien siempre en la verdad fue desdichado. Juan Boscán (1474-1542)
Dulce soñar y dulce congojarme, Dulce soñar y dulce congojarme, cuando estaba soñando que soñaba; dulce gozar con lo que me engañaba, si un poco más durara el engañarme. Dulce no estar en mí, que figurarme podía cuanto bien yo deseaba; dulce placer, aunque me importunaba, que alguna vez llegaba a despertarme. ¡Oh sueño, cuánto más leve y sabroso me fueras, si vinieras tan pesado, que asentaras en mí con más reposo! Durmiendo, en fin, fui bienaventurado; y es justo en la mentira ser dichoso quien siempre en la verdad fue desdichado. Juan Boscán (1474-1542)
Cristóbal de Castillejo (1492-1550) Cristóbal de Castillejo (1492-1550)
Si las penas que dais son verdaderas, Si las penas que dais son verdaderas, como lo sabe bien el alma mía, ¿por qué no me acaban? Y sería sin ellas el morir muy más de veras; y si por dicha son tan lisonjeras, y quieren retoçar con mi alegría, decid, ¿por qué me matan cada día de muerte de dolor de mil maneras? Mostradme este secreto ya, señora, sepa yo por vos, pues por vos muero, si lo que padezco es muerte o vida; porque, siendo vos la matadora, mayor gloria de pena ya no quiero que poder alegar tal homicida. Cristóbal de Castillejo (1492-1550)
Garcilaso de la Vega (1501-1536)
Escrito está en mi alma vuestro gesto
Estoy contino en lágrimas bañado,
¡Oh dulces prendas por mí mal halladas,
Cuando me paro a contemplar mi estado
Mi lengua va por do el dolor la guía;
¡Oh celos, de amor terrible freno
Diego Hurtado de Mendoza (1504/05-1575)
Alcé los ojos, de llorar cansados,
Isabel de Castro y Andrade –Condesa de Altamira– (1516-1595)
Púrpura ostenta, disimula nieve,
Santa Teresa de Jesús (1515-1582)
No me mueve ¡mi Dios! para quererte
Juan Latino (1518-1596)
En triste oscuridad la noche fría
Hernando de Acuña (1518-1580)
¡Oh celos, mal de cien mil males lleno,
Gutierre de Cetina (1519-1554)
Horas alegres que pasáis volando
Luz que a mis ojos das luz más serena,
Si un dulce sueño de imperfecta gloria
No me engañaréis más, vana esperanza;
¡Ay falso, burlador, sabroso sueño!
Gregorio Silvestre (1520-1569)
¡Oh dulce y breve sueño de alegría!
Jorge de Montemayor (1520-1561)
¡Oh dulce sueño, dulce fantasía!
Francisco de la Torre (1521-1582)
¡Cuántas veces te me has engalanado,
Fray Luis de León (1527-1591)
Alargo enfermo el paso, y vuelvo, cuanto
Ahora con la aurora se levanta
Benito Arias Montano (1527-1598)
Quien las graves congojas hüir desea,
Juan de Almeida (1530-1573)
Ardo, suspiro y vivo en triste llanto
Fernando de Herrera (1534-1597)
“¿Dó vas? ¿Dó vas, crüel, dó vas? Refrena,
Dulce el fuego de amor, dulce la pena,
Francisco de Figueroa (1536-1620)
Si del amargo intenso pensamiento,
Pedro de Padilla (1540-1595)
Decir que son de oro, estos cabellos,
Miguel de Cervantes (1547-1616)
O le falta al amor conocimiento,
Luis Barahona de Soto (1548-1595)
¿A quién me quejaré de mi enemiga?
Lupercio Leonardo de Argensola (1559-1613)
Imagen espantosa de la muerte,
Luis de Góngora y Argote (1561-1627)
Varia imaginación que, en mil intentos,
Con diferencia tal, con gracia tanta
Cosas, Celalba mía, he visto extrañas:
Ni en este monte, este aire, ni este río
Menos solicitó veloz saeta
Bartolomé Leonardo de Argensola (1562-1623)
Yo os quiero confesar, don Juan, primero:
Cuando a su dulce olvido me convida
Lope de Vega y Carpio (1562-1635)
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