La casa de las almas
Título original: The House of Souls
D. R. © 2014, The Estate of Arthur Machen
D. R. © 2011, Guillermo del Toro, por el prólogo, cedido por Penguin Classics, un sello de Penguin Publishing Group, una división de Penguin Random House LLC.
D. R. © 2011, S. T. Joshi, por el epílogo, cedido por Penguin Classics, un sello de Penguin Publishing Group, una división de Penguin Random House LLC.
D. R. © 2020, Juan Elías Tovar, por la traducción de la introducción, “Un fragmento de vida”, “El gran dios Pan” y el epílogo
D. R. © 2020, Ricardo Vinós, por la traducción de “La gente blanca” y “La luz más recóndita”
Ilustración de portada: Isidro R. Esquivel
Primera edición: agosto de 2020.
D. R. © 2020, de la presente edición en castellano para todo el mundo:
Perla Ediciones, S. A. de C. V.
Venecia 84-504, colonia Clavería, alcaldía Azcapotzalco, C. P. 02080, Ciudad de México
www.perlaediciones.com/ contacto@perlaediciones.com
Facebook / Instagram / Twitter: @perlaediciones
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.
ISBN: 9786079889920
Conversión eBook:
Mutāre, Procesos Editoriales y de Comunicación
ÍNDICE
Página de título
Página de créditos La casa de las almas Título original: The House of Souls D. R. © 2014, The Estate of Arthur Machen D. R. © 2011, Guillermo del Toro, por el prólogo, cedido por Penguin Classics, un sello de Penguin Publishing Group, una división de Penguin Random House LLC. D. R. © 2011, S. T. Joshi, por el epílogo, cedido por Penguin Classics, un sello de Penguin Publishing Group, una división de Penguin Random House LLC. D. R. © 2020, Juan Elías Tovar, por la traducción de la introducción, “Un fragmento de vida”, “El gran dios Pan” y el epílogo D. R. © 2020, Ricardo Vinós, por la traducción de “La gente blanca” y “La luz más recóndita” Ilustración de portada: Isidro R. Esquivel Primera edición: agosto de 2020. D. R. © 2020, de la presente edición en castellano para todo el mundo: Perla Ediciones, S. A. de C. V. Venecia 84-504, colonia Clavería, alcaldía Azcapotzalco, C. P. 02080, Ciudad de México www.perlaediciones.com / contacto@perlaediciones.com Facebook / Instagram / Twitter: @perlaediciones Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. ISBN: 9786079889920 Conversión eBook: Mutāre, Procesos Editoriales y de Comunicación
Prólogo. El éxtasis de san Arthur, por Guillermo del Toro
Introducción a la edición de 1922
Un fragmento de vida
I
II
III
IV
La gente blanca
Prólogo
El libro verde
Epílogo
El gran dios Pan
I. El experimento
II. Las memorias del señor Clarke
III. La ciudad de las resurrecciones
IV. El descubrimiento en la calle Paul
V. Un consejo por carta
VI. Los suicidios
VII. El encuentro en Soho
VIII. Los fragmentos
La luz más recóndita
I
II
III
IV
V
Epílogo, por S. T. Joshi
Acerca del autor
Acerca de este libro
PRÓLOGO
EL ÉXTASIS DE SAN ARTHUR
ES UNA ESPECIE RARA de fabulista el que transcribe y registra —más que inventar— una realidad invisible para la mayoría de nosotros. Estos escribas, como san Juan el Divino, son poseedores de una certeza casi religiosa de que esos mundos existen. Arthur Machen era uno de ellos.
Al igual que Algernon Blackwood, Machen no dudaba de la existencia de mundos antiguos debajo del nuestro ni del poder que sus habitantes ejercen sobre nuestras almas y, en última instancia, sobre nuestra carne. Él sabía que hay bárbaros a nuestra puerta, ocultos en alguna parte de la oscuridad subyacente.
El Reino Unido, con toda su pompa y flema, está permeado por una sensación de fatalidad espiritual. Por muchas iglesias que se construyeron en sus campos y pueblos, por muchos santos que caminaron en sus calles recién pavimentadas, desde mucho antes los poderes paganos habían tomado esta tierra bañada en sangre. Así, cada año, en las orillas lodosas del río Támesis, cuando desciende la marea, aparecen figurillas antiguas, huesos humanos y monedas romanas. Éste es un crudo recordatorio de que compartimos este mundo con seres endemoniados, poseedores de apetitos y deseos sin freno, los cuales observan con desconcierto nuestras vidas y ridículas preocupaciones.
El estilo magistral de Machen y su narrativa laberíntica —vienen a la mente “El gran dios Pan” y Los tres impostores— han influido a muchos autores, desde H. P. Lovecraft hasta Jorge Luis Borges, y porciones del universo literario de Machen, con su denso formalismo de caja china y el metadiálogo entre lector y autor, serán un referente para futuras generaciones.
Al igual que Borges, Machen era un acólito de Robert Louis Stevenson, uno de los escritores más esmerados de la lengua inglesa. Y también al igual que Borges Machen parecía creer que leer y escribir son una forma de rezar, cada una extensión de la otra. Pero mientras que para Borges el mundo era una biblioteca, para Machen era una geografía concreta que todo lo abarcaba; a la vez tenía una fascinación por los vestigios de los cultos prerromanos. Hoy, como entonces, sus palabras no son académicas ni filosóficas, sino más bien una alarma, una denuncia frenética.
La coherencia de sus historias y creencias no era alimentada por la fantasiosa invención de Marcel Schwob —otro devoto de Stevenson— ni Lord Dunsany ni, aún más adelante, Clark Ashton Smith. Machen no necesitaba visitar Zothique ni Bethmoora ni ninguna otra tierra lejana. Tan sólo se volvió hacia las colinas y promontorios a su alrededor: esos eternos centinelas verdes que le confiaron los misterios eleusinos sepultados bajo la tierra.
Un paganismo sobreexcitado rodeaba a Machen: los simbolistas, los decadentistas, la Aurora Dorada, el tarot, el espiritualismo y la magia egipcia estaban por todas partes en la Europa de la preguerra saciada de la moralidad victoriana, desvirgada por la industria y en busca de una realización espiritual en verdades más antiguas que la Iglesia anglicana.
Los afanes concupiscentes de los nuevos paganos se desarrollaban en salones decorados con exquisitez; hasta la absenta tenía su santo patrono. Sir Richard Burton y John Hanning Speke delineaban las geografías extranjeras mientras Félicien Rops —perfecta contraparte de Machen— y Oscar Wilde demolían las morales. Machen tradujo a Giacomo Casanova y François Béroalde de Verville, así que conocía bien sus nociones de filosofía, alquimia y lujuria, pero a diferencia de muchas de sus contrapartes, él articulaba su mundo a partir del temor descarnado más que desde la fascinación o el deseo. Lejos de ser un libertino, no sólo le temía a la corrupción del espíritu, sino también a la más palpable corrupción de la carne. El precio de levantar el velo y vislumbrar el rostro de Pan es elevado y es real.
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