Aún se desconoce cómo los folículos primordiales salen de su reposo e inician su desarrollo, pero claramente esta etapa inicial es independiente de la acción de las gonadotropinas. Durante la pubertad un número de entre 5 y 15 folículos primordiales inician un crecimiento basal lento con cada ciclo ovárico estimulados por factores de crecimiento, citoquinas, esteroides y constituyentes de la matriz extracelular. En el transcurso de la maduración del folículo, el ovocito se capacita duplicando y distribuyendo sus organelos citoplasmáticos, incluidos los cambios en la zona pelúcida. Durante su crecimiento y madurez posterior las hormonas FSG y LH ejercen su efecto sobre este folículo y alcanzan un tamaño de 25 mm de diámetro, llamado folículo terciario, maduro o de Graff. Este folículo tiene una mayor cantidad de receptores de FSH y LH, logrando su madurez completa. En el folículo dominante, ubicado en la superficie del ovario, aumenta la concentración de LH. Esto reanuda la primera división meiótica y completa la ovulación. En la fase final de la división, la partición del citoplasma es desigual, resultando una célula afuncional o cuerpo polar de menor tamaño y una de mayor tamaño, el ovocito secundario, el cual entra en meiosis II. El cuerpo polar y el ovocito secundario son células haploides y con cromosomas duplicados.
Una vez ocurrida la ovulación se forma la placa metafásica y de nuevo se detiene el proceso de meiosis II, inducido por un complejo proteico llamado factor citostático. El ovocito secundario se mantiene junto al cuerpo polar rodeado de la zona pelúcida y un círculo irregular de células foliculares (corona radiada) unidas a él. Una vez fuera del ovario, el ovocito es campado por la trompa de Falopio, transportado a la región ampular y eventualmente fecundado por uno de los 200 a 300 espermatozoides presentes. Si no existe fecundación, el ovocito secundario degenera 12 a 24 horas después de su ovulación sin terminar la ovogénesis. Si la fertilización ocurre, se reanuda la segunda división meiótica. Otra vez la célula se divide en forma no proporcional, generando un nuevo corpúsculo polar afuncional y un óvulo (ovocito fertilizado) que recibe la mayor parte del citoplasma y con 23 cromosomas contenidos en el pronúcleo femenino que se unirán al pronúcleo masculino, también con 23 cromosomas (23 X o 23 Y), completando así la ovogénesis. La mezcla de cromosomas femeninos y masculinos, llamada anfimixis, termina la formación del cigoto y con ello el inicio de un nuevo ser, que desde que finaliza la primera mitosis ya tiene dos células. El cigoto humano no pasa por un período de una célula única diploide, lo que ocurre en otras especies, y se llama singamia. Los cuerpos polares remanentes desaparecerán en los días siguientes. Este es uno de los momentos más lábiles de la reproducción humana y es donde se produce las alteraciones genéticas debido al aumento de la edad materna.
Las enzimas encargadas de la formación de los microtúbulos y el uso mitótico para la segregación de las cromátides hermanas, que vienen del citoplasma ovocitario son de menor calidad con la edad, por lo que no se reparte de modo equitativo el contenido cromosómico en las células hijas, generando las aneuploidías como el síndrome de Down.
EL DIMORFISMO SEXUAL DEL HOMBRE Y LA MUJER
El sexo
El sexo es la expresión del contenido genético que se encuentra en los cromosomas sexuales de cada individuo XX o XY, es altamente conservado en todas la especies (se cree que lleva 300 millones de años desde que se originó desde genes autosómicos ancestrales) y está sujeta a la modulación de algunos genes autosómicos. La información genética de los cromosomas sexuales es a lo que nos referiremos como sexo genético y este último está condicionado por el efecto del ambiente.
El sexo genético para llegar a determinar los caracteres secundarios, el desarrollo de los genitales y al final una conducta sexuada, requiere que se completen con éxito todas las etapas del desarrollo embrionario, fetal y vida postnatal que comprende la infancia como lactante y niño, la pubertad y adolescencia hasta la vida reproductiva. A lo largo de todas esas etapas se pueden presentar distintos insultos cuyo efecto en el ámbito reproductivo depende del momento en el que ocurre y puede tener consecuencias para toda la vida.
El sexo fenotípico son los caracteres secundarios que atribuimos al hombre y la mujer como la barba, las mamas, los genitales, los gestos y maneras.
El sexo psicológico es la identificación o no del sujeto con su género, cómo se reconoce a sí mismo. Cuando esta se altera, puede darse la transexualidad, una disfunción sexual severa, que en nuestro país tiene cobertura por el Estado para su cirugía.
El sexo social se refiere a cómo las demás personas perciben el género de un individuo.
Expresión del sexo genético
La mayor parte de las zonas genética activas comprendidas en el cromosoma X están contenidas en el cromosoma Y, por lo que son las zonas correspondientes del cromosoma X, pero el cromosoma Y se distingue por traer la información genética esencial para la formación testicular.
Los hombres son heterogaméticos y la necesidad de un gen que determine la diferenciación hacia el hombre es esencial en los mamíferos, el gen SRY es dominante y es el que impide que se desarrolle una mujer por defecto (XO, XX) de fenotipo femenino. Por esta razón no sería necesario una señal de diferenciación hacia la mujer, lo que ocurriría por defecto. Al mismo tiempo, en la mujer habría una represión activa de los genes masculinos para impedir una inestabilidad genética, por ejemplo frente a mutaciones, a través de genes no ligados entre sí.
El gen que determina la formación testicular por excelencia es el gen SRY y su efector río abajo SOX-9 desencadena una cascada de señales, capaces de llevar la gónada indiferenciada en la cresta urogenital hacia la espermatogénesis con las dos líneas celulares: germinales y somáticas (células de Leydig y de Sertoli, respectivamente).
Como el gen SRY tiene una expresión tan regulada no es del todo conocida, y en parte se ha determinado en base al estudio genético de disfunciones sexuales en seres humanos y animales knock-out . A pesar de que hay regiones SRY muy conservadas entre las distintas especies la regulación del gen varía de manera importante entre ellas, a lo que hay que sumar en que en los distintos días de la vida embrionaria hay una activación diferente del gen en las diferentes líneas celulares, por lo que esta materia aún se encuentra en investigación.
Existen tres factores de transcripción principales que se unen al locus de SRY y cada uno está regulado a su vez por una combinación de otros factores, de proteínas, modificadores postraslacionales, reguladores río arriba y factores primarios. Una vía es la de la insulina (INSR/ IGF1R), que induce la expresión de Gadd45 y las MAP-quinasas, y de manera simultánea se involucra SIX1 y SIX4 que aumenta la expresión de FOG2 que se une a GATA4 , lo que resulta en un complejo capaz de activar el promotor de SRY . La segunda vía es a través de CITED2 , WT1 que activa NR5A1 en un locus desconocido de SRY y al final la vía de WT1 , cuya regulación se encuentra en estudio.
Frente a la ausencia de señal de SRY la gónada indiferenciada se dirige hacia el ovario, y en este, por otro lado, no existiría un gen preponderante y las líneas germinales y somáticas (ovocitos y células de la granulosa) se sostendrían a través de genes diferentes de un modo más o menos independiente entre sí.
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