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...Vengo a contar una historia. La historia de todos nosotros, la de los grandes y los chicos, los hombres y las mujeres, los ricos y los pobres, los doctos y los legos, los intelectuales y los analfabetos, los honestos y los ladrones, los sanos y los enfermos, la buena gente y la mierda humana, los que ayudan y los pedófilos, los conformes y los inconformes, los que aman , los que odian, los que están, los que se van, los que sueñan con irse pero no les da el cuero. Vengo a hablar de nosotros, de ustedes y de mí, de víctimas y victimarios, de vencedores y vencidos.
Debo hablar rápido. Explicar con claridad todo, pero al mismo tiempo ser breve. Ella me vigila, Ella domina todo y, claro está, me domina a mí. Pero hay fisuras, grietas, como aquellas que hablaba Walter Benjamin, por donde los mesías penetraban en la historia humana. De allí vengo, de una grieta, Ella cada vez tiene más, se va partiendo, está algo vieja, pero debo cuidarme, el hecho de escapar un rato de su omnipotencia, de su soberbia desbordante, no debe hacerme creer que la vencí, volverá, está agazapada esperando, y volverá con furia, con dolor ajeno. Pero por ahora, al menos por ahora, y no sé durante cuánto tiempo, yo, su pequeña parte, su hermana menor, estoy aquí, y estoy para contarles una historia, o varias historias que se juntan, usted decidirá, usted también, espero, aprenderá, con sufrimiento, no lo dude, que es casi la única forma de aprender. Me debo al pasado, a los valientes que me forjaron, que me dieron vida, entidad, hombres y mujeres que murieron por mí, que entregaron sus sueños, que se desvelaron por mi existencia. Perdieron, y por eso, yo perdí, soy una voz silenciosa en el espíritu absoluto de Ella, de la Conciencia Suprema de la CABA, soy apenas una alter ego disminuido, con complejo de inferioridad. Perdimos sí, me debo a mi pasado, es verdad, soy la historia que pudo ser y nunca fue, soy una ucronía que sobrevive entre las sombras, vivo dentro de la historia real, de la historia de los vencedores, vivo dentro de Ella. Pero también debo entregar mis fuerzas a lo que vendrá, el futuro puede ser distinto, podemos ser mejores, podemos, los buenos, resurgir de la derrota, ver nuestros errores, corregirlos, ir por más es un imperativo categórico, la patria nos lo reclama, no debemos dejarnos caer. Ella gobierna, se sabe eterna, pero la revolución también lo es, no es solo un sueño, puede ser una realidad, depende de nuestra praxis libre, de nuestra lucha, de nuestra voluntad de cambiar. Ella vive para odiar al distinto, para excluir, es un ser poderoso, es el ser de la anti inclusión, que todo lo sabe, que todo lo puede. Pero hay grietas, envejece y duerme, cada vez más, se descuida, y del descuido vengo yo, de un futuro cercano, tan cercano como trágico, vengo a prevenir lo inevitable, lo que va a ocurrir, para que al menos aprendamos del dolor, de la tragedia, y seamos distintos, crezcamos más sabios.
Vengo a contarles una historia, escuchen atentamente, debo ser breve, Ella, la majestuosa, pronto despertará, y no quedará nada de mí sí me encuentra, en su saber no hay piedad, su saber es tan infinito como asesino, es la furia de la vieja ciudad puerto.
Urge la prisa, pero siento su presencia, debo esconderme, al menos de momento, confío en que pronto nos veremos...
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...Me pesan mis parpados sin materia, no puedo sostener la vigilia, esa vigilia que me caracterizó por siglos, la vigilia que permitió la civilidad en estos sures de notoria ausencia de Dios, Yo, la mejor, la absoluta, la invencible, Yo, la Atenas del Plata me siento caer, me siento derrumbar, no sé qué me pasa, no sé porque sobreviene este agotamiento, estas pocas ganas, esta desidia existencial. Las fuerzas me abandonan, debo descansar, confío en que será breve mi reposo, confío en mi voluntad devastadora, en mi sapiencia inigualable, confió en Mí, la exquisita, confió en volver a ser lo que fui hasta hace instantes, retornaré con mayor vigor, aplastaré a quien ose enfrentarme, lo he hecho antes, lo volveré a hacer cada vez que haga falta, no hay en mi dudas, ya lo saben, y si usted lector vulgar, y si usted aspirante a escritor, se mueven sin mi consentimiento, sepan, se los advierto, que morirán de la forma más sanguinaria. Porque yo soy la Gran CABA, la argamasa existencial primaria, y única, de esta tierra sin destino. Por ahora dormiré, solo un momento, mis inmateriales párpados se cierran, llenan de oscuridad mis inexistentes ojos, sobreviene el sueño, me apago un instante...
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...Duerme una vez más, ¿estará muriendo? Imposible, Ella nunca morirá, es eterna, como lo dijo George Louis, su mejor escritor, el que encarnaba de manera más perfecta su Espíritu Superior. No morirá, no tengamos expectativas falsas sobre eso, pero al menos duerme, y debemos aprovechar su somnolencia, debemos hablar lo que nadie habla, lo que sus socios humanos ocultan, desde los diarios, desde la televisión, se acerca la catástrofe, lo sé yo, viajera del tiempo, que vengo desde muy cercano para que vean y aprendan, de los errores, de nuestra estúpida incapacidad de corregirnos. Empecemos por el principio, el principio siempre es situarnos, ubicarnos en tiempo y lugar, somos seres situados, ustedes entes humanos y yo abstracción menor de la gran abstracción total, nos desarrollamos en un determinado lugar y en un determinado tiempo. Entonces, situémonos, estamos en la Argentina, corre el año 2001. Ser breve no implica, seres a punto de estallar, no ser exahustivos, y sobre todo no expresarnos con claridad, tenemos aún un tiempo, su sueño es profundo, así que, seamos claros, exahustivos y, si podemos, breves.
No busco resumir veinticinco años, al menos, de historia, pero algo tenemos que decir. El fin, que está próximo, no es producto de la casualidad, el fin es causal, obedece a circunstancias precisas, a hechos concretos. Si el fin se acerca es porque, indefectiblemente, torpemente, avanzamos hacia él.
Desindustrialización, desempleo, pobreza, exclusión, la clase obrera retirada, primero masacrada, luego lanzada hacia la marginalidad. Deuda externa en crecimiento constante, estrangulamiento económico desde los grandes centros del poder. El Estado de bienestar desmantelado, desahuciado, reducido hasta la inacción. El Estado como cascarón vacío, como carcasa, y el mercado absorbiéndolo todo, devorándolo todo. El mercado como hermano mayor del Estado, sometiéndolo, humillándolo, ordenándolo en beneficio propio. Primero fueron los milicos, con ellos empezó todo, en el 76, aunque algunos de ustedes, mortales que merecen el mayor de mis respetos, dicen que todo empezó antes, con las bombas de la marina en Plaza de Mayo en el 55. Puede que tengan razón, el fin, que les dije está próximo, puede haber tenido su génesis ese 16 de junio, por eso los bombarderos llevaban la insignia de Cristo, el mesías anunciando el fin, juraron que en su nombre vencerían, y están a punto de lograrlo, en un batalla desigual, donde casi todos morimos y unos pocos viven en la obscena abundancia. Pero los milicos del 76 se fueron dirá usted, pero su herida lacerante quedó, su daño fue irreversible y además jodieron hasta después de irse, recordémoslo bien, el fin de la dictadura, semana santa del 87, el miedo a volver al baño de sangre, y después, la democracia tilinga, las cuotas, el dólar barato, la ilusión torpe de creer ser quienes no éramos, los viajes, la buena vida sin pensar, sin ver, el pan de hoy nos tapó el hambre del mañana, y el pan era sushi y champán, y el mañana ya se vería. Resultado: el país vaciado, todo vendido. Y a mitad de los 90, en el medio de la pavada, llegaron los narcos, tomaron los asentamientos del pobrerío, los dominaron, sometieron a sus habitantes, o laburando para ellos o cautivos de ellos, llenos de miedo, con la muerte en la nuca. Y ahora, el neoliberalismo prepara su salida, se retira dejando atrás devastación, desnutrición infantil, violencia, muerte y el sinsentido de una vida sin futuro. El neoliberalismo que todo lo puede, y que todo lo robó, se aleja. Queda el país y su gente, la patria que alguno de ustedes, humanos queridos, más adelante, intentará describir, difícil su tarea. Quedan algunos pocos ricos, muy ricos. Quedan muchos pobres, muy pobres. Y el resto en la babia total. La babia la tiene, dicen algunos, académicos y del vulgo, el que en este momento está en la Casa Rosada.
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