Serguéi Dovlátov - Retiro

Здесь есть возможность читать онлайн «Serguéi Dovlátov - Retiro» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Retiro: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Retiro»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

"Un amor infeliz, deudas, matrimonio, labor creativa, conflicto con las autoridades. Y por añadidura, como quería Dostoyevski, cierto horizonte trascendental". Estas pocas líneas describen escuetamente la situación del autor durante su retiro («espiritual») en Mijáilovskoie, una suerte de parque temático en honor a Pushkin que se convierte, en manos de Dovlátov, en otro descacharrante y estremecedor jalón de su obra narrativa. De Serguéi Dovlátov (1941-1990) se ha dicho que «por sí solo, ha inventado el idioma que los rusos hablan en la actualidad». Su estilo conciso y antiliterario, su hondura, su humor y su desconcertante habilidad para analizar, con mirada piadosa, los absurdos que rodearon su azarosa vida lo han convertido en un clásico contemporáneo.
"Dovlátov no solo es el escritor más popular del último cuarto de siglo en Rusia, también es el autor de algunas de las mejores páginas que ha dado el siglo XX". —The Guardian
"Tu voz es profundamente auténtica y universal. Tenemos suerte de tenerte con nosotros. Tienes grandes dones que ofrecer a este loco país". —Kurt Vonnegut

Retiro — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Retiro», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Hasta el otoño. Si todo va bien.

—¿Dónde se ha alojado? ¿Quiere que le busque hotel? Tenemos dos, uno bueno y otro malo. ¿Cuál prefiere usted?

—Eso —dije— tengo que pensármelo un poco.

—El bueno es más caro —explicó Galia.

—Perfecto —dije—, de todos modos no tengo dinero…

Rápidamente llamó a alguna parte. Se pasó un rato tratando de persuadir a alguien. Finalmente el asunto quedó solucionado. En algún sitio apuntaron mi apellido.

—Le acompaño.

Hacía mucho tiempo que ninguna mujer manifestaba tanto interés por mi persona. Más tarde, ese interés se expresaría con intensidad mayor aún. Rozaría el acoso.

Al principio lo atribuí a mi desdibujada personalidad. Luego me convencí de que en efecto tenía mucho que ver con la enorme escasez de varones en la zona. El tractorista patizambo del pueblo, con sus bucles de putón verbenero, aparecía siempre rodeado de admiradoras, tan pelmas como lozanas.

—Me muero… cerveza… —diría en un susurro.

Y varias muchachas saldrían corriendo a por cerveza para el tractorista…

Galia cerró la puerta de la oficina. Nos dirigimos hacia el pueblo atravesando el bosque.

—¿Ama usted a Pushkin? —preguntó de pronto.

Por un segundo me quedé perplejo, pero atiné a contestar:

—Sí… Me gusta… El jinete de bronce6. La prosa…

—¿Y sus poemas?

—Sus poemas tardíos me gustan mucho.

—¿Y los primerizos?

—Los primerizos también. —Me di por vencido.

—Aquí todo vive y respira al compás de Pushkin, literalmente —dijo Galia—; cada ramita, cada hierbecilla. Es como si uno esperara verlo salir en cualquier momento, al doblar una esquina… El sombrero de copa, la esclavina, ese perfil suyo, tan familiar…

Y en eso, al doblar la esquina, apareció Lénia ­Guriánov, el viejo chivato de la universidad.

—¡Borka, polla de morsa! —aulló con ferocidad—. Pero ¿¡eres tú realmente!?

Respondí con asombrosa cordialidad. Otro cabrón que me pilla desprevenido, pensé. Nunca los veo venir…

—Sabía que estabas al caer —añadió, incómodo, Guriánov.

Más tarde me contaron lo siguiente. A principios de temporada hubo una juerga. Una boda, el cumpleaños de alguien, qué sé yo. Asistía a ella un oficial local de la Seguridad del Estado. Mi nombre surgió en la conversación. Algún conocido observó:

—Está en Tallin.

—No, hace por lo menos un año que está en Leningrado —le replicaron.

—Yo he oído que está en Riga, en casa de Krasílnikov…

Se sucedieron más y más versiones. El chequista estaba liquidando su pato estofado con enorme concentración. Luego levantó un poco la cabeza y dijo sucintamente:

—Nos consta que va a venir al parque Pushkin…

—Tengo prisa, me esperan —dijo de pronto Guriánov, como si fuese yo quien lo retenía…

Se dirigió a Galia:

—Te veo más guapa. Te has arreglado los dientes, ¿verdad?

Sus bolsillos parecían a punto de reventar.

—Gilipollas… —dijo Galina con displicencia. Y después:— Si Pushkin levantara la cabeza…

Tres establecimientos ocupaban la planta baja del hotel Amistad: una tienda de alimentación, una peluquería y un restaurante, el Ensenada. «Debería convidar a Galina para agradecerle sus atenciones», pensé. Pero apenas llevaba encima unos miserables rublos. El menor gesto podía desencadenar la peor catástrofe.

No dije nada.

Nos acercamos al mostrador, tras el que se agazapaba la gobernanta. Galia nos presentó. La mujer me alargó una llave maciza con el número 231.

—Mañana se buscará una habitación —dijo ­Galina—. Puede que en el pueblo, puede que en Vorónich, aunque es caro… Quizá en alguna de las aldeas cercanas, en Sávkino o Gayki…

—Gracias por su ayuda —dije.

—Bien, pues… me voy.

La frase terminaba con un signo de interrogación apenas perceptible, algo así como: «Bien, pues… ¿me voy?».

—¿La acompaño?

—Vivo en las afueras —respondió la mujer en tono enigmático.

Y luego —clara y persuasivamente, quizás demasiado clara y demasiado persuasivamente:

—No es necesario que me acompañe… Y que no se le pase por la cabeza que soy una de esas…

Se retiró, irguiendo la cabeza con orgullo ante la gobernanta. Subí a la primera planta y abrí la puerta. La cama estaba cuidadosamente arreglada. El altavoz emitía un murmullo entrecortado. Algunas perchas se balanceaban en la barra del armario.

En esa habitación, en esa estrecha barquilla, zarpaba yo hacia las ignotas costas de la independencia y de la soltería.

Me duché, quitándome de encima el sedimento embarazoso de los desvelos de Galia, el poso de la húmeda estrechez del autobús, las costras de un festín que se había prolongado demasiados días.

Mi humor mejoró sensiblemente. La ducha fría actuó como una llamada de alerta.

Me sequé, me puse los pantalones de gimnasia y comencé a fumar.

En el pasillo se podía sentir un ir y venir de pasos. De alguna parte llegaba una musiquilla. Bajo las ventanas se escuchaba un continuo circular de ciclomotores y camiones.

Me tendí sobre la manta y abrí un tomito gris de Víktor Lijonósov7. Determiné informarme de una vez para siempre acerca de la «prosa campesina», de la que tanto se hablaba entonces. Utilizar ese libro como una especie de guía…

Me quedé dormido leyendo, sin darme cuenta. Me desperté a las dos de la madrugada. La luz mortecina del anochecer veraniego inundaba la habitación. Todavía se podían contar las hojas del ficus en la ventana.

Decidí reflexionar con calma. Tratar de que se desvaneciera aquella sensación de catástrofe, de callejón sin salida.

La vida se extendía a mi alrededor como un inmenso campo minado. Y yo estaba en el centro. Había que parcelar ese campo y era hora ya de poner manos a la obra. Romper la cadena de circunstancias dramáticas. Analizar la sensación de fiasco. Estudiar cada factor… por separado.

Llevas veinte años escribiendo relatos. Estás convencido de que te has servido de la pluma con cierto fundamento. Personas en cuyo juicio confías están dispuestas a testimoniarlo.

Pero nunca te aceptan nada, no te publican. No te admiten en su compañía, en su partida de bandoleros. ¿No era eso con lo que soñabas cuando susurrabas tus primeros versos?

¿Estás pidiendo justicia? Ya puedes esperar sentado: esa fruta no crece por estas latitudes. Un puñado de deslumbrantes verdades deberían haber cambiado el mundo para mejor. ¿Y qué ha sucedido en realidad?…

Tienes una docena de lectores. Ojalá fueran menos…

Además, no te pagan: eso es lo malo. El dinero es libertad, espacio, son caprichos… Hasta la miseria se hace más llevadera cuando tienes dinero…

Aprende a ganarlo sin convertirte en un hipócrita. Trabaja de estibador, escribe por las noches. La gente conservará de ti lo que deba conservar, como decía Mandelshtam8. Así que ponte a ello…

Tienes facultades para eso, facultades de las que hubieras podido carecer. Escribe, crea una obra maestra. Provócale al lector una conmoción mental. Aunque solo sea a uno, con eso basta… Y es tarea para toda una vida.

¿Y si no lo lograses? Tú mismo has dicho que, en un sentido moral, un intento fracasado es mucho más noble que uno exitoso. Porque excluye la remuneración, creo que decías…

Escribe, ya que te has puesto a hacerlo, arrastra esa carga. Cuanto más pesada te parezca, más ligera acabará resultándote…

¿Te agobian las deudas? ¡¿Quién no las ha tenido?! No te amargues con eso. Es lo único que de verdad te vincula con la gente…

¿Al mirar atrás ves ruinas? Era lo esperable. El que vive en su mundo de palabras no se lleva bien con las cosas.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Retiro»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Retiro» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Retiro»

Обсуждение, отзывы о книге «Retiro» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x