Flavio Salinas - Escribe, Sirio, escribe

Здесь есть возможность читать онлайн «Flavio Salinas - Escribe, Sirio, escribe» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Escribe, Sirio, escribe: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Escribe, Sirio, escribe»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

"Dijo «Tienes treinta años que escribir, Sirio, para dejar escrito lo que quieres recordar con pasión». Afuera ya era de noche. La luna llena se tornaba plateada y magistral, bordeada de estrellas y con cordones de universo. Eloi tenía que partir. Sirio finalmente le preguntó, con el corazón ardiendo en súplica por una respuesta que lo salvara una última vez. ¿Qué puedo hacer para no olvidarte?"
La historia de una familia, de un joven y de una vida desbordada que lucha para librarse de ataduras, ideas limitantes y dolores viejos. ¿Qué es la vida de Sirio en este libro?. Es la totalidad que encierra su cosmos de remembranza: amor, arte, familia, costumbres, naturaleza, pasado, lo normal y lo paranormal, lo visible ante sus ojos y lo invisible también. ¿Puede existir tanto en un mismo libro?. Así es, porque la vida no conoce de continentes si se la escribe con letras de pasión.

Escribe, Sirio, escribe — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Escribe, Sirio, escribe», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Cuando se empeoró mucho de salud, Alba, Perla y Sirio viajaban mucho desde el centro de San Gabriel del Sol, hasta el pueblo del Cerrojo, donde Pasionaria vivía en una pequeñísima casita de tejas rojas, pintada de blanco, que terminaba al final de un camino largo de tierra. Al entrarse a la edad avanzada, se había puesto un tanto agresiva y rabiosa, atisbos de pasados turbulentos y seguramente injustos que había tenido que vivir, sobre todo reacia a las relaciones públicas, ya no quería salir a caminar, a hacer las compras o a charlar con algún vecino. El pueblo era muy unido según Alba, ya que se conocían hasta los lunares más controversiales que cada persona tenía en sus partes íntimas. Pasionaria no era la excepción a esa regla, siempre compartía con las visitas de su familia las historias reales, casi reales y disparatadamente ficticias que se contaba con ciertos vecinos y rumoraba con otros, resultando para ella completamente serias y ciertas sin lugar a dudas, tenía la forma de hablar y de expresarse que heredó Alba, por suerte para Sirio, su abuela Angustia no tenía tan marcado el acento y los modismos de las españolas insatisfechas de por vida, exageradas e intensas que se mostraban tan grandilocuentes y obvias en cada frase, que se veían venir a siete leguas de distancia.

Un tarde de junio, llegando a la casa de Pasionaria, Sirio miraba cómo el pasto se mezclaba con destellos grises y plateados con demasiado fulgor para ser algo natural de la tierra.

—¿Qué es eso que brilla tanto, mamá? —le preguntó a Alba que venía manejando, casi llegando a la entrada de la casa.

—No veo desde acá, vamos a ver cuando nos bajemos del auto.

Minutos más tarde, tomando el té en la diminuta cocina, minada de fósforos usados, desperdigados por todo el suelo, Alba discutía con su abuela más o menos así.

—Abuela, ¿por qué ha estado tomando tanto analgésico últimamente?, ya le dije que se va a morir así, ¡madre mía! ¡Dios santo! Mire la cantidad que se ha tomado —decía levantando los brazos como abrazando el aire—, ya le voy a decir a Josel, abuela, y también a su hija, ya va a ver.

—A Joselito no le vas a decir nada, Alba, no seas chismosa, ¡joder!, qué le hace que tome una pastillita antes de dormir, a Angustia tampoco vas a decirle nada, déjate de andar de chismosa por todo San Gabriel, ¿o también vas a contar de las mierdas de las bombachas de tu abuela?

—¿A usted le parece que una pastillita por día es lo que se toma, abuela?, el jardín estaba lleno de blíster de pastillas para los dolores, parecían estrellas caídas del cielo entre el pasto, vienen diez en cada uno, usted se cree que yo voy a creerle ese cuento, que se toma solo uno por día. ¡Dios mío!, ¡madre mía!, cuando se enteren sus hijos, a los tres se los voy a decir, ya va a ver.

—Ay, mi Joel, mi Joel, ¡mi hijo!, no le vas a ir con el cuento, porque si no te parto esta tabla en la cabeza, Alba, ¡sabes que soy capaz, a que no soy capaz!

Alba salió disparada para el baño, entre enojada y tentada de risa por la situación, mientras que el tablazo de madera por la cabeza se lo llevó Sirio, quien por entonces se encontraba tomando té y comiendo pan untado con dulce de duraznos, junto con Perla, y no había parado de reírse desde que su madre y su bisabuela se habían empezado a pelear, sin dejar de mover los brazos y gritando a los cuatro vientos sus pensamientos.

—Tomen, joder, ahí tienen por estar burlándose de lo que no deben.

—No, abuela, por qué me pegó, qué dolor —dijo Sirio tocándose la cabeza con una mano, mientras que con la otra terminaba su té.

—¡Dios mío! ¡Joder!, van a aprender a no reírse de las cosas de los mayores. ¡Madre mía! Ay, mi Joel, mi Joel, que no le vaya a decir nada la tonta de Alba, que voy a armar la podrida.

Ese sería el trágico causante de la enfermedad de su bisabuela, tanto analgésico para calmar los dolores que según ella eran de sus huesos, y para muchos otros, que bien la conocían, eran achaques viejos de su alma con remezones de espanto y corazón roto y solitario, de penas no curadas como los resfríos más amargos que se disipan con el cambio de estación sin ser atacados por los fármacos que se obtienen fácilmente, que por eso nunca se curan de forma definitiva. Fue una muerte lenta, en realidad, la del espíritu de esa íntegra señora de pelo blanco como las nubes, y piel brillante como el aceite de oliva, el desasosiego constante de un ser que no encontró la paz, ni se reconcilió con el paso de las horas, de los días, desde el momento en que se encontró con la soledad más horrorosa, el instante en que se peleó con su hijo más rebelde, Anael Canopus, un hombre hostil y resentido, celoso de sus hermanos y enojado permanentemente con su madre por muchas cosas que no vienen al caso en esta historia.

Pasionaria solía contar que él la había echado a patadas de su propia casa tras una fuerte discusión y ella como cualquier madre con el corazón desecho decidió irse, dejándole todo lo material que le pertenecía a ella y a su difunto esposo Nicanor Canopus. Se fue de ese caserón frío de adobe cocido y paredes altas y blancas, sin humedad todavía en aquellos tiempos viejos, sin nada en los bolsillos y sin nada de calor entre las entrañas de madre, dejando fantasmas y entidades benevolentes que la acompañaron en sus años jóvenes, de madre primeriza, acunando a Angustia Canopus, su primera hija. Se convirtió en un dolor errante y permanente, en ese mismo dolor que llevaba como lastre y acomodaba al lado de la almohada cada vez que se disponía a dormir, soledad que la crucificaba, desde la primera noche que durmió sola en la pequeña casita de techos de tejas rojas, acompañada de una estampita de su santo preferido en el espaldar de la cama, con la desazón por dentro como un veneno de letal composición, pero tranquila sabiendo que su otro hijo Josel la acompañaba a pocas cuadras de distancia en el pueblo del Cerrojo. Por qué una estrella dejaba desamparada a su madre, en un universo tan grande y desconocido, por qué sucedía algo así.

“Úlcera gástrica aguda en estado muy avanzado”, le dijo el médico clínico de Pasionaria a Josel, ese fue el veredicto, las palabras que le dieron la bienvenida a la muerte a esa mujer legendaria, así de importante e imponente, Pasionaria, con ese nombre de flor exótica y abundante, como las mujeres de antes, con nombres tan románticos, que no tienen lugar en los tiempos posmodernos, porque se reemplaza al amor y la poesía por cualquier menudencia material.

A la mañana siguiente, Sirio recordaba la mirada triste de su bisabuela, al estar aferrándose al brazo de su hijo en ese auto, como quien se aferra a las últimas oportunidades de vida, esa mirada que en realidad, tiempo más tarde, volvería a ver en el rostro de otro ser muy querido, también en un entorno de muerte.

Sonó el teléfono fijo de la casa, Alba contestó y acto seguido pegó un grito ahogado de dolor, de esos que suenan como si la música se convirtiera en pesadilla, de esos que nunca deberían salir de las voces de las mamás.

—¿Qué pasó, mamá? ¿Qué te dijeron? —preguntó Perla. Sirio estaba en su habitación, al llegar al comedor vio en la distancia a su madre con el teléfono en la mano y con el rostro pálido como la cera de abeja, con lágrimas gruesas que empezaban a asomar y formar un río caudaloso. Perla desde la mesa estiraba el cuello y esperaba atenta una respuesta que no iba a llegar tan fácilmente.

—La abuela Pasionaria —dijo Alba, mientras respiraba entrecortadamente— se murió.

Así se presentó por primera vez la muerte ante los hermanos, Sirio conoció el dolor de la pérdida irreparable que tiene esta vida; el desenlace concreto al que el destino de cada uno nos lleva, como río rumbo al mar; el final de la vida en este mundo y el pasaje directo de la familia para volver a la fuente, como vuelve el polvo de estrellas al universo, cuando una de ellas muere, se desintegra.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Escribe, Sirio, escribe»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Escribe, Sirio, escribe» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Jotamario Arbelaez - X se escribe con J
Jotamario Arbelaez
Jaume Salinas - Senyals
Jaume Salinas
Jaume Salinas - Señales 2.0
Jaume Salinas
Jaume Salinas - Señales
Jaume Salinas
Rosalía de Castro - Flavio
Rosalía de Castro
Gilda Salinas - Ananke
Gilda Salinas
Alejandro Guillermo Roemmers - Vivir se escribe en presente
Alejandro Guillermo Roemmers
Ángel Morancho Saumench - Marina escribe un libro
Ángel Morancho Saumench
Отзывы о книге «Escribe, Sirio, escribe»

Обсуждение, отзывы о книге «Escribe, Sirio, escribe» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x