Antonio Escohotado - Sesenta semanas en el trópico

Здесь есть возможность читать онлайн «Antonio Escohotado - Sesenta semanas en el trópico» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Sesenta semanas en el trópico: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Sesenta semanas en el trópico»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Pero seguir amando, más cada día, es lo único que consuela Hay trece horas de avión por delante, desde el ascua de luz parisina que vamos dejando atrás hasta los paisajes ignorados de Tailandia. Llevo el corazón muy maltrecho. Hace medio año me separé de una mujer a quien había prometido no dejar nunca. Antes de confesarle que hice un hijo con otra huyo a la cara opuesta del mundo, para no asistir al dolor causado por la confesión en mi antigua casa, un dolor que me resulta insufrible, desmedido, monstruoso. Tengo razones para romper ese matrimonio, desde luego, pero nada cambiará que podía haberme sacrificado y no lo hice. Es algo que repite el ánimo cada mañana cuando despierto, percibiendo el atardecer avanzado de la vida como una navegación diametralmente distinta de la previa. Siempre recorrí el filo de la navaja, guardado por una alegría estoica que repartía suerte en los peores percances. La propia estima quedó enganchada al dar el último salto, y ahora toca seguir con pasiones que gobiernan mezquinamente, como el metabolismo.

Sesenta semanas en el trópico — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Sesenta semanas en el trópico», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Fried cashewnuts with a glass, one beer and one lemonade?

Al cuarto día dan ya a la clara su nombre inglés.

—Fried cashewnuts and shandy, I suppose .

23/9

Análogo al exceso de semillas que produce cualquier planta enferma, suele suceder que más miseria produzca más fertilidad, más fertilidad produzca más bocas y más bocas agraven el hambre. Ese círculo vicioso se encona allí donde los asolados por sequías elevan oraciones a alguna deidad en vez de ponerse a construir aljibes, olvidando que su primer deber es la autoayuda. Por contrapartida, el rendimiento del trabajo crece en sociedades llamadas al pluralismo y al cambio. Entendámonos: en grupos donde márgenes cada vez más amplios de libertad política y religiosa coinciden con formas cada vez más acusadas de libertad sustancial, que básicamente decide sobre cónyuge, empleo y residencia, sin perjuicio de cambiar cuantas veces quiera de cónyuge, empleo y residencia.

Le Monde Diplomatique lamenta que «nadie defienda a los pobres a escala planetaria, salvo la caridad internacional o las ONG». Pero la virtud de ayudar al pobre no debería confundirse con una defensa de la pobreza como virtud, pues en vez de reducir la miseria promueve un engranaje —progresivamente corrupto— de organizaciones dedicadas a exprimir el evangelio victimista. ¿Hasta cuándo se seguirá considerando humanitario vituperar la riqueza, mientras prácticamente todos los humanos tratan de ser ricos? Sostener que viene de «explotar» la pobreza es parcialidad, cuando puede decirse —con el sesgo inverso— que sin ricos los pobres morirían mucho antes, y mucho más pobres. Nuestra prosperidad actual tiene su origen más bien en constituciones libres, que al asegurar iniciativa individual y derecho de propiedad crearon el marco para una sostenida división y subdivisión del trabajo. Dividir el trabajo es cooperación, frente a una alternativa jerárquica de castas y subcastas. A la vez que prolonga los procesos fabriles multiplica su productividad. En eso consiste la acumulación capitalista, si se compara con la sangría de recursos provocada por sistemas cuyo principio no es la eficiencia.

De ahí que lo privado sea tan «social» como lo público. La tarea del pensamiento crítico en este orden de cosas será distinguir entre lo miserable de ciertas culturas (como las dominadas por inmoralismo familista, o por alguna raíz fanática) y culturas de lo miserable (como grupos singularmente ajenos a hábitos de laboriosidad y previsión, o la propia ideología victimista). Si preguntamos cuál ha sido el efecto de reprimir la heterogeneidad, rasando las desigualdades originarias y adquiridas, toparemos con otra evidencia jeffersoniana: «hacer de una mitad del mundo estúpidos, y de la otra mitad hipócritas; apoyar la bellaquería y el error sobre toda la tierra».

28/9

Sathien, el jardinero, habita una desangelada casa junto a la única carretera de asfalto que tiene Samui, a unos ciento cincuenta metros de donde vivo. De voz muy grave y gesto serio, me inspiró confianza desde el primer momento, a pesar de que apenas entiende inglés. Quizá para tranquilizarnos, las primeras semanas hacía una ronda todas las noches, con linterna y una perrita vivaracha que parece condenada a criar o estar embarazada. Temiendo la codicia de compatriotas, me recomendó cerrar las cristaleras de la villa en todo momento, incluso estando allí, cosa muy incómoda con el calor reinante casi a cualquier hora. Para poder evitarlo —sin sufrir el asalto de la hembra Anopheles, otros insectos y varios ofidios— tengo grandes contrapuertas de tela mosquitera. Pero él ha abandonado su ronda hace al menos una semana, y como no se le encuentra por ninguna parte me veo obligado a recalar en su casa para todo tipo de pequeñas cosas. Si no topo allí con Honi, la única relativamente políglota, debo habérmelas con su esposa, otras hijas y varios conocidos que sólo manejan bien un dialecto de Chiang Rai, la provincia norteña de donde vinieron todos.

Fue extremadamente difícil, por ejemplo, conseguir que cortaran una rama de palmera muy incómoda para entrar y salir de casa, e imposible saber por qué la madre y sus hijas temen venir de noche con un recado u otro. Caso de ser inevitable —porque llama el propietario alemán, o porque el antenista ha dicho que vendrá mañana a las diez— se hacen acompañar siempre por algún varón, que las espera fuera con una linterna, aunque las tres villas y su pequeño parque estén bastante bien iluminados. Más de un día he sorprendido a la madre bañándose en un barreño —totalmente vestida, como se bañan aquí las mujeres—, y aparte de amabilísimas sonrisas no pudimos cruzar una sola palabra inteligible para ambos. Apenas tendrá cuarenta años, si los tiene, aunque su aspecto corresponde a bien entrados los sesenta si se compara con mujeres occidentales. Otras veces la encuentro guisando cosas raras, como un oso hormiguero o lagartos.

La jornada del 2-CT7 y la MDA dudamos de nuestra percepción cuando Guillermo divisó algo parecido a un arquero apostado en perfecta inmovilidad junto al estanque, bien entrada ya la noche. Yo me había quitado las sempiternas gafas bifocales —viajar casi siempre me inspira la ilusión de no necesitarlas—, y veía en esa dirección toda suerte de objetos salvo un arquero. De modo que nos fuimos acercando muy sigilosamente, hasta que ese movimiento hizo ponerse en pie a un joven, en cuyo rostro se dibujaba la infaltable sonrisa thai sobre un gesto de gran nerviosismo. Tenía en la mano una especie de tirachinas de proyectil recobrable, como un pequeño arpón, que le había permitido cazar una corpulenta rana. Otro día vi a una de las hijas de Sathien capturar pececillos en el estanque. Honi me contó que comen lo uno y lo otro, pero no se me alcanza cómo cocinar peces con un tamaño inferior al de los chanquetes. Incapaz de averiguar si esas magras capturas están destinadas a hacerse rebozadas —llenando a lo sumo una tacita de café—, o para dar sabor a un microcaldo, me quedo con la impresión de que va oran excepcionalmente la carne, terrestre o acuática, quizás para romper la monotonía del apelmazado arroz con gluten que vertebra su dieta.

1/10

La hierba se terminó. Un profesor inglés de buceo, con quien contacto por casualidad, me habla de un vendedor a quien llamaré Tong, que atiende en Chaweng por las noches. Es una excelente ocasión para inspeccionar la vida golfa de esta isla, sobre todo porque la gentil Cristina declina acompañar a su marido, e iremos solos. Más de una tarde, volviendo de pasar el día en la playa, al pararnos junto al cajero automático de la calle principal hemos visto ya abierto —y concurrido— el bar llamado XTC (siglas anglosajonas de ecstasy o MDMA), desde el cual nos llamaban con alborozo jovencitas de vida alegre. Hoy no vamos en busca de plan, sino para restablecer parte de nuestro arsenal psicoactivo. Pero es una ocasión para ver si hay o no plan en Samui.

Hacia las once de la noche el bar XTC hierve de mujeres, aunque ni tan jóvenes ni tan joviales como habíamos entrevisto. Contempladas de cerca, hay dos o tres muchachas pasables tras la barra —todas ellas recatadas camareras— y una docena larga de busconas sin el menor atributo venusino, a quienes sería difícil encontrar cliente en una whiskería de Tarancón. Previa copa, las escasísimas agraciadas ofrecen jugar partidas de tres en raya, empleando al efecto dos tablillas paralelas de madera con sus agujeros laterales. De modo que seguimos andando por la calle mayor, donde acabamos frente a un establecimiento de travestis dedicados a representar cabaret. No habiendo paredes ni por eso mismo entrada, mirábamos unos instantes desde la acera cuando uno de ellos nos invitó a consumir o dejar de mirar. Lo tomamos muy a mal, y reanudamos la marcha.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Sesenta semanas en el trópico»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Sesenta semanas en el trópico» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Sesenta semanas en el trópico»

Обсуждение, отзывы о книге «Sesenta semanas en el trópico» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x