Se ha llegado —hace tiempo— a una distinción clara entre deísmo y teísmo, como se ve en ese mismo diccionario enciclopédico que define así el deísmo: “Teoría que reconoce la existencia de un Dios personal, creador del mundo y de las leyes de la naturaleza, pero niega toda ulterior influencia de Dios en el mundo y [en] su conservación, [niega también] el concurso de Dios con las creaturas, el milagro y la revelación sobrenatural” 105.
Los deístas son teístas en el sentido de que conciben a Dios como sujeto y no como fuerza, orden o equilibrio del mundo, como en las religiones noteístas, pero se distinguen de los teístas religiosos en que piensan que el hombre no tiene una relación personal con Dios (e.d., no le rinden culto) porque Dios no se comunica a los hombres por revelación histórica, como en las religiones monoteístas conocidas en el occidente. Solo admiten como revelación de Dios el mundo mismo. Los deístas coinciden en sus concepciones, según lo dicho, con los filósofos teístas.
Los demás teístas —los religiosos— admiten la revelación histórica de Dios y la relación cultual con él, cosa, esta última, que los deístas rechazan. Según los deístas, la ley natural que el hombre descubre inscrita en el mundo es la única ley divina y la única manifestación de Dios (=revelación), y rechazan —por lo tanto— cualquier ley que provenga de una revelación histórica 106.
Una caracterización técnica del deísmo, la encontramos en W. Rowe:
En el sentido popular, un deísta es quien cree que Dios creó el mundo, pero después de eso no ha ejercido control providencial sobre lo que sucede en él. En un sentido propio, un deísta es quien afirma que hay un creador divino, pero niega toda revelación divina, sosteniendo que la razón humana sola puede proveernos de todo lo que necesitamos saber para vivir una vida correcta en lo religioso y lo moral. En este sentido de “deísmo” algunos deístas sostuvieron que Dios tiene control providente sobre el mundo y provee un estado de recompensas futuras y castigos, mientras otros lo niegan. Todos convienen en que la razón humana sola es la base en la cual las cuestiones religiosas debían establecerse, rechazando la idea ortodoxa de una revelación divina de verdades que superan la razón humana 107.
La primera distinción entre el uso popular y el propio del término “deísta” es importante. La forma propia es más refinada, p.ej., en la explicación de la suficiencia de la razón en materia religiosa y ética. Cuando Rowe dice “cree”, su expresión se debe entender no en el sentido teológico, sino como “piensa que”. “Creación” se usa aquí en sentido artesanal y no teológico. Cf. VTD s/v. “Control providencial” es la guía de la historia del mundo por parte de Dios, que los religiosos aceptan. No hay unidad entre deístas en este último punto. Niegan toda revelación histórica y no así la que el hombre puede extraer desde el mundo, e.d., la llamada revelación “natural”. Por esto, en lo que se refiere a Dios o a la moral, hay una sola fuente de conocimiento, que es la “sola razón”. Queda, por lo tanto, excluida una revelación histórica de Dios. Excluyen que haya misterios en el sentido teológico de este término, cf. VTD.
El deísmo tiene gran afinidad de ideas con el racionalismo por el ambiente cultural en el que desarrolló. El racionalismo es una doctrina filosófica y corriente cultural que piensa que todo es explicable por medio de la razón discursiva o tiene al menos una gran confianza en la capacidad de la razón para ello. En general, es una valoración eminente de la razón como medio de conocimiento, desvalorizando correlativamente, para ese fin, otras potencias del hombre.
Refiriéndose a una gran obra deísta, la de J. Toland, titulada Christianity not Mysterious y subtitulada Or a treatise Showing That there is nothing in the Gospel Contrary to Reason, Nor above it: And that no Christian Doctrine can be properly called a Mystery , de 1696, dice O. Köhler: “[en esta obra] desarrolla [Toland] la tesis de que la fe no se opone a la razón, pero que tampoco aporta nada nuevo a esta” 108. Esto significa que la razón alcanza todo lo que el cristianismo contiene sin necesidad de recurrir a una revelación de misterios, e.d., a la revelación histórica. Por eso dice Rowe en texto recién citado, “… la razón humana sola puede proveernos de todo lo que necesitamos saber para vivir una vida correcta en lo religioso y lo moral ”. El mundo mismo es para el hombre, porque es ser inteligente, el único y suficiente acceso a Dios.
Floreció en Inglaterra entre fines del s. XVII y la primera mitad del 18, donde también fue llamado “cristianismo racional”, cf. E. Cherbury 109, A. Collis 110. Un texto clásico del deísmo inglés es el de John Toland (1670-1722), mencionado más arriba. En él se muestra la aversión al misterio que tendrán los deístas por su afinidad con el racionalismo. Notar que en el caso de Toland y de otros del deísmo inglés este fue una purificación del cristianismo; sus contenidos no son cambiados sino explicados de otro modo, uno racional. No dice que los contenidos del cristianismo no fueran verdaderos, sino que se pueden explicar de otro modo. Por lo tanto, no todo deísmo es anticristiano, aunque generalmente lo fuera, en particular en la tradición francesa.
En Francia floreció en el s. XVIII en el ambiente ilustrado de los enciclopedistas cf. Diderot y D’Alembert. También fueron deístas Rousseau y Voltaire, y muchos científicos naturales y políticos. Las ideas políticas de la Revolución francesa tienen relación con la Ilustración y con el Deísmo. En Francia el deísmo estuvo más ligado que en Inglaterra a preocupaciones sociales y políticas.
En Alemania floreció en el s. XVIII bajo Federico II de Prusia, donde los deístas fueron llamados “libre pensadores” ( freidenker ). La obra de Kant La religión dentro de los límites de la sola razón tiene relación con el deísmo planteado desde el idealismo trascendental.
En su origen, al menos, los masones fueron deístas y así lo dejan ver sus expresiones: Dios es el “Gran Arquitecto” del universo o el “Gran Relojero” o “El Supremo Hacedor”. “El Oriente Eterno”, que es el destino o descanso de los masones después de su muerte 111. El oriente es, literalmente, el lugar donde nace el sol 112y tiene un conocido sentido simbólico religioso; por eso hubo cultos dirigidos al oriente por la relación de Dios con el sol como su símbolo. Es clara la evocación religiosa en el vocabulario masónico. El gran arquitecto o relojero o gran hacedor es el creador (que en el deísmo se entiende en un sentido artesanal). El oriente eterno es el cielo. La sociedad de hermanos , es la comunidad.
Los próceres de la independencia de América fueron con frecuencia deístas o adoptaron expresiones y/o ideas deístas porque se inspiraban políticamente en las ideas ilustradas que las incluían. Puede haber habido fácilmente en algunos de nuestros próceres una mezcla de cristianismo cultural venido del ambiente social y de la familia, con deísmo venido de su inspiración política, acaso sin clara conciencia de la mezcla.
Utilidad práctico-política del deísmo: buscar la paz entre los adeptos de distintas religiones, y entre estos y los partidarios, el Dios filosófico (el de la “religión natural”); por lo tanto, una paz amplia entre los hombres. La religión natural o racional que proponen es un común denominador filosófico en el que todos podían convenir. Todos ellos hablaban de Dios y así estaban de acuerdo.
Un aspecto accidental que bien pudo aumentar el atractivo por esta solución es que en los ss. 17-18 con frecuencia no era bien visto ser ateo. El deísmo ofrecía la gran ventaja práctica de afirmar a Dios y, por lo tanto, no ser ateo y liberarse al mismo tiempo de las exigencias positivas (cultuales, morales o sociales) de las religiones históricas (que, en la práctica, era el cristianismo).
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