Es necesario entender la ciudad como un espacio cambiante que necesita elementos que faciliten su comprensión: por un lado, las tecnologías de la información que conllevan nuevas interpretaciones de los lugares gracias a su versatilidad de información; pero, por otro, y recordando a Silva (1997), en tanto dimensión simbólica de los lugares, es necesario garantizar que se pueda vivir la ciudad, recorrerla, comprender sus posibilidades. En tal sentido, es vital establecer una capa que pueda interactuar con sus habitantes.
Pareciera que, en la actualidad, pensar en el valor simbólico del lugar es algo superfluo, pero tiene implicaciones importantes para su comprensión. Un ejemplo de esto es la diferencia que un mapa tiene para un latinoamericano frente a un europeo. El mapa es el camino para el europeo, la solución, en consideración a que encarna la simbolización de manera directa expresada por medio de la representación del lugar, las convenciones y las formas. En cambio, para el latinoamericano, es el problema. Las representaciones y convenciones no corresponden con el conocimiento previo, “no se comprende el código”. Esto radica en la experiencia previa y en los elementos que han sido transmitidos o incorporados en la memoria individual y colectiva como hábitos frecuentes, los cuales facilitan la interpretación y el reconocimiento simbólico posterior.
No se pretende indicar con esto que un latinoamericano no pueda interpretar un mapa; más bien de lo que se trata es de abarcar la relación de la experiencia previa con la representación y sus causas. Por tanto, el ejemplo anterior pone de presente la importancia del reconocimiento de la diferencia y las características del entorno. Y es que en busca de comprender mejor este problema podríamos sumergirnos brevemente en los principios empleados en la cartografía, para recrear el territorio y permitir su interpretación.
La cartografía como campo busca resolver un problema de escala humana: emplea la abstracción de la realidad y la representación simbólica. Sus premisas son la síntesis, la jerarquización visual y el uso sistemático de la simbología para la transmisión de los datos (Herrera, 2007). Dichos principios constituyen un sistema de codificación y decodificación que emplea los símbolos como unidades comunicativas en busca de una interpretación. Sin embargo, el “lenguaje” de la cartografía es altamente codificado, y como ya lo habíamos anotado, de difícil decodificación cuando no se cuenta con el conocimiento previo. Es allí donde se establece una necesidad que debe ser resuelta, una manera en la cual se pueda presentar la información que teja el discurso que da valor al espacio y sea la voz oficial de la ciudad.
Entonces, ¿cómo permitir que la ciudad contemporánea pueda ser legible? El reto es grande, pero el devenir de un campo como el diseño plantea alternativas que pueden hacer menos complejo el plan de hacer mejor la ciudad, hacerla memorable, en términos de Argan (1983); hacerla nítida, en palabras de Lynch (1984); e imaginable, desde el punto de vista de Silva (1997). Se trata, pues, de depositar en el diseño ese vector de la solución, de buscar en el proyecto de diseño la resolución a los problemas y de escalar, a nivel superior, la planificación que permita atender realmente las necesidades de quienes habitan las ciudades; es dar solución a problemas de uso y codificación de información; teorizar en el diseño el discurso para su comprensión.
Para comprender mejor los conceptos de legibilidad y de ciudad legible, bien vale la pena partir de un marco conceptual que permita compartir con criterio lo que aquí se pretende presentar. Para ello, es necesario dar respuesta a ¿qué es una ciudad legible?, ¿para qué se necesita?, ¿quiénes son los beneficiarios? y ¿cómo se puede contribuir para qué una ciudad sea legible? En los capítulos siguientes, se desarrollarán los aspectos conceptuales que facilitarán contar con un marco que soporte la discusión y permita comprender la realidad sobre la ciudad legible.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.