El euskera en cifras.De una población total de casi tres millones de habitantes repartidos entre las siete provincias históricas de Euskal Herria, se estima que el 27 % son bilingües y el 15 % tienen un conocimiento aproximado del euskera, lo que sumaría un total de 1,3 millones de personas que hablan o entienden euskera, Si nos limitamos a la Comunidad Autónoma del País Vasco, estos porcentajes son superiores, muy especialmente en la provincia de Gipuzkoa (el 47 % de población es bilingüe).
El euskara en la educación.En 1914 se fundó la primera ikastola , la escuela asociativa en la que la educación se realiza íntegramente en vasco. La llegada de la Guerra Civil supuso el fin de las ikastolas hasta la década de 1960, cuando este sistema educativo experimentó un importante desarrollo. Su legislación fue progresiva y no fue hasta 1980 que el Ministerio de Educación regularizó el conjunto de las ikastolas repartidas por el territorio vasco. En la actualidad, el sistema educativo en la comunidad autónoma vasca se divide en cuatro categorías: modelo A, en el que la enseñanza se da en castellano y el euskara se enseña como materia; el modelo B, en el que una parte de las materias se enseñan en castellano y el resto en euskera; el modelo D, en el que la enseñanza se realiza en euskera y el castellano se enseña como materia; y el modelo X, en el que la enseñanza se da únicamente en castellano. En el año escolar 2016/2017, el 72,9 % de los alumnos de primaria siguieron el modelo D, frente al 4,3 % que siguió al modelo A. En el bachillerato, el 62,1 % optaron por el modelo D y el 33,4 % por el modelo A. En Navarra, el sistema de educación es el mismo, aunque solo se aplica en la zona vascófona. En Francia, donde el euskera no está reconocido como lengua oficial, la enseñanza escolar del vasco se sufraga por tres sectores: educación pública, educación privada ( ikastola ) y educación privada religiosa. En la pública, la educación bilingüe de paridad horaria solo es efectiva en la primaria. En efecto, en los colegios y en el instituto solo la historia y la geografía se enseñan en vasco.
Pequeño léxico de euskera
Adiós: Agur.
Bar: Ostatua.
Bienvenidos: Ongi etorri.
Buenos días: Egun on.
Buenas tardes: Arratsalde on.
Calle: Kalea.
Discúlpeme: Barkatu.
Farmacia: Botika.
Gracias: Eskerrik asko o mil esker.
Hotel: Hotela.
Museo: Museoa.
Sí: Bai.
No: Ez.
No sé: Ez dakit.
Muchas gracias: Mil esker anitz.
No entiendo: Ez dut konprenitzen.
No hablo del vasco: Ez dut euskera mintzo.
Oficina de turismo: Turismo bulegoa.
Restaurante: Jatetxea.
Estilo de vida
Vida social
A pesar de que las condiciones climáticas son algo distintas en el norte de España, como en el resto del país, la calle es también el escenario fundamental de la vida social. Lo apreciará en las celebraciones: son sociedades que guardan celosamente sus tradiciones, con multitud de fiestas, encuentros y eventos que reúnen a la gente casi siempre en la calle, tanto en el ámbito rural como en el urbano. Pero también lo más cotidiano se vive en el exterior: las tradicionales rutas de vinos o de pintxos son de bar en bar, con las calles siempre repletas de gente a partir de ciertas horas, conversando, conociéndose... De pie, en las barras de los bares, en la misma calle... raramente sentados en pequeños grupos cerrados. Tapas y vinos (o sidra) son el alma mater de la vida social (y no solo de los jóvenes).
Aparte de estas formas y escenarios más tradicionales para los encuentros sociales, a través de las celebraciones, del tapeo, de las comidas o de los vinos, también encontrará, naturalmente, formas de diversión y espacios de carácter más estandarizado: pubs, discotecas, etc.
También aquí, como en el resto de España, los jóvenes viven cada vez más en casa de sus padres. Para las generaciones de los antes llamados mileuristas el acceso a la vivienda es cada vez más difícil. Este es hoy, junto a la precariedad del empleo, el problema más acuciante de estas sociedades, acrecentado por tratarse de una de las regiones más caras de España, y con poco suelo.
A estas realidades (empleo y precio de la vivienda) habría que sumar los bajos salarios, problemas todos ellos crónicos desde hace ya décadas y que tienen su consabida consecuencia: los jóvenes no dejan la vivienda familiar hasta muy tarde y la natalidad presenta cifras extremadamente bajas.
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