Sabiendo las autoridades gubernamentales que el ultimátum extrasolar era ya de conocimiento mundial, “por causa de los malditos medios de información modernos”, las respuestas de los Jefes de Gobierno de los 19 más el de Israel, fueron coincidentes, y no tuvieron más que indicar cumplir el Plan General, entre los planes que previamente habían estudiado, diseñado y dispuesto tras el conocimiento de la presencia en este día de los Extrasolares e Insólitos a exponer un mensaje estelar a la Humanidad ante la Asamblea General de las Naciones Unidas de la Tierra, según fuese y terminase el mensaje.
Y entendida la finalidad del mensaje por un Ultimátum a la Humanidad, pese a los consejos previos de casi todo su contenido, los miembros del Consejo de Seguridad, exceptuando los islamistas, decidieron poner en práctica el Plan General más radical diseñado:
“Reforzar las fuerzas de orden público y militares predisponiéndolas al estado de excepción, de alarma o de guerra, en la medida que lo demandase la alteración de cada población; y poner en práctica el estado de alerta en los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire, incluyendo, en los países que las tuvieran, las nuevas fuerzas astronáuticas que se iban creando tras la de Estados Unidos durante la presidencia de Trumps, a la vez que estudiar con los aliados la defensa común del planeta ante una hipotética, pero probable, agresión alienígena, con la ampliación a una alianza defensiva mundial, especialmente entre las primeras y segundas grandes potencias y sus aliados; adelantar el aumento de los efectivos de los Ejércitos, aumentar las instalaciones médicas obligando a todos los sanitarios a presentarse a cooperar, así como a las industrias farmacéuticas, con atención a los epidemiólogos, por si el arma enemiga más peligrosa fuese epidémica; y en general poner en práctica la superación tecnológica y productiva industrial, en especial la militar, a la que debía supeditarse el conjunto; sin olvidar la puesta en marcha de una producción y almacenamiento intensivos de alimentos y su racionamiento. Y con todo ello, pedir la cooperación de la ciudadanía, abandonar todo el que pudiese las grandes ciudades, y en éstas y fuera de éstas abrirse y reformarse los refugios que hubiere, y construirse otros nuevos tipo búnker.”
“En cuanto a los robots, estudiar cómo prescindir de ellos sin menoscabo para la producción industrial, sustituyéndolos buscando la manera de crear máquinas que puedan llegar a hacer los mismos trabajos sin ser consideradas robots, a pesar de sus alcances automáticos, utilizando las más modernas y grandes tuneladoras que aun habían de superarse a trabajar en la construcción de búnkeres y refugios; preocupando poner en la lista de robots a los drones.”
Todo dicho y entendido con pocas y autoritarias palabras; pues la Asamblea General esperaba oír a los 19 del Consejo de Seguridad dirigiéndose a ellos y al mundo en general, aunque ya se temían lo que habían acordado oyendo a los musulmanes conforme abandonaban la Asamblea, y los más cercanos a los 19 escuchando a éstos hablar por teléfono.
Hasta que por fin se decidió recurrir a la alerta general planética, que se dio a exponerla desde el Consejo de Seguridad a la representante de Australia, quien, temblándole la voz, lo expresó así:
―Este Consejo de Seguridad.., ha tomado por mayoría.., tras deliberarlo.., asumiendo la responsabilidad recaída..: que no podemos aceptar el ultimátum con el que se nos amenaza a la Humanidad…, encubierto en que tomemos la decisión de abandonar la producción de robots… decisión que podría… de aceptarla sin más, anticipar la prohibición de todo o parte del automatismo en que se asienta nuestra industria tecnológica, arruinándonos y haciéndonos… más débiles… En consecuencia nos unimos por el establecimiento de un Gobierno Mundial Terráqueo.., dirigido desde este Consejo con Presidencias rotatorias de sus miembros, empezando por la del Presidente de los Estados Unidos de América durante tres o seis meses, a decidirlo, en los que todo el planeta habrá de ponerse al servicio de esta Causa…; advirtiéndose que aquel Estado que se muestre rebelde a esta Causa…, será considerado enemigo de la Humanidad..., y en consecuencia, de no rectificar, habrá de sufrir nuestro propio ultimátum previo a ser obligado a unirse forzosamente a la Causa por la Humanidad… ¡Ah! Este ultimátum previo rige desde ahora… No obstante, entendiendo que quienes nos amenazan, los extrasolares… y los Diez Insólitos como sus portavoces, nos estarán oyendo…, esperamos de ellos un último esfuerzo para entablar conversaciones de paz en un plazo… razonable; y esperando de los Diez Insólitos su intermediación recordándoles ser humanos terrícolas. Pues, efectivamente, estamos dispuestos a solucionar el asunto de los robots, impidiendo desde ya implantarles… inteligencia superior y aspectos androides.
Se dejó entonces la voz al representante japonés que la pidió, más bien tomándola por su cuenta, quien, sorprendiendo especialmente a los del Consejo de Seguridad, pues no se le dio altavoz con el que hacerse oír en toda la Asamblea, dijo :
―No debe aceptarse… la destrucción total de los robots, pero sí la de los sapierrobots, es decir, de los con inteligencia sabia… y apariencia humana. Por el bien de nuestra terráquea tecnociencia.
Los del Consejo de Seguridad, tras mirarse mutuamente, pero en especial a los Seis Grandes que, a su vez, interrogaron con la mirada al japonés, hicieron que éste se viera obligado a explicarse:
―El peligro para la humanidad, y al parecer para los extraterrestres y el universo natural, pueden ser los robots inteligentes, especialmente aquellos que puedan pensar por sí mismos y posean una fuerza mecánica muy superior a la natural de cualquier especie. Si prescindimos de éstos, los otros nos harán falta para el trabajo y la defensa militar… Si les rebajamos la apariencia humana… y superior fortaleza e inteligencia.
Como los Seis Grandes, interrogándose con las miradas parecieron estar en principio de acuerdo con las palabras del japonés, el resto aceptó dando la callada, hasta ver qué responderían a esta propuesta los Diez Insólitos en nombre de los extrasolares. Y con los del Consejo de Seguridad se dio por aceptada con la callada por cuantos aún permanecían en la Asamblea General y pudieron oírle. No se pudo, pues, oír más en ésta; y en común todos los asistentes decidieron personalmente retirarse a sus naciones o a sus ocupaciones, encabezados por los miembros del Consejo, que lo hicieron por otra puerta; dejando, no obstante, una representación escogida de sus subordinados para recibir el contacto que pudiera haber de los Diez Insólitos o los extrasolares dirigido específicamente a este edificio de las Naciones Unidas, para lo cual se quedó a su cabeza el Secretario General, temblando de pensar no haberse convencido a los extrasolares para entablar con ellos conversaciones de paz, al fin y al cabo otra especie de desconocida inteligencia pensante y poder superior, que tras buenos consejos nos intimidó amenazantes.
El mensaje y la respuesta dada por el Consejo de Seguridad fue una alerta general que el mundo humano se lo tomó muy en serio, muy aterrado y desolado, pues se enfrentaban a una Inteligencia y supercivilización desconocidas. Y ambas y cada una de por sí resultaban terroríficas si había que sufrirlas; como tantas veces se sufrió en la ficción de una película o de una novela. Sólo que ahora no iba a ser ficción, sino fatal realidad.
13 Terror y Fe
Tras el doble ultimátum oído en todo el orbe terráqueo, el extrasolar primero y el terrícola de las Grandes Superpotencias después, éste dirigido a la totalidad del Islam dominante en el Suroeste de Asia y en casi toda África por entendérsele manifiestamente partidario de la invasión extrasolar considerándola enviada de Alá, la Humanidad entera se sobrecogía de un terror indescriptible, que si incluía a buena parte de los islamistas por el ultimátum a ellos dirigido, mayoritariamente el terror se manifestaba en el mundo septentrional y occidental que amenazaba, sobre todo en la multitud de sus pueblos pero también en cierta minoría de sus élites que con la capacidad de una posición superior de conocimientos no solamente entendían el peligro terráqueo y humano de una victoria basada en arrasar al enemigo islamista con misiles nucleares, sino que, aunque fuera en silencio, dudaban que los miembros del pacto militar encuadrados en el AMMAA*, que se fundaba sobre el AMMI* de las Grandes Potencias, fueran a imponerse mediante un ataque nuclear a gran escala que afectaría geográfica y humanamente a todo el planeta.
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