Le esperaban dentro los dos comisionados. Jonas Weidmann, un hombre ya entrado en los sesenta, reputado y respetado parlamentario de Vanuat. Se diplomó en ingeniería, y se sacó el doctorado en robótica, pero pronto empezó a interesarse por la política. Formó parte del gobierno ciudadano de Cairn, para posteriormente pasar al parlamento del planeta. De carácter tranquilo y sosegado, sus dotes de conciliador y su habilidad en conflictos le llevaron a ser nombrado representante en el Magisterio para Vanuat. Había sido reelegido por tercera vez y era uno de los más veteranos en la cámara. Por el contrario, su compañera, Arly Jones, era la primera vez que actuaba de representante. Tenía escasamente los cuarenta años, había sido una activista política casi toda la vida. Rubia de ojos azules y curvas sinuosas, se empleaba con gran convicción en la defensa de los ideales. Por ello se había granjeado mucha simpatía en los círculos políticos donde se movía. Así, Dan se encontraba frente a dos firmes políticos, uno veterano y dialogante; y la otra idealista y decidida. Creía poder llevarlos a su terreno.
La conversación empezó fluida, tocando superficialmente temas personales, para más tarde empezar a entrar en la raíz del conflicto.
—Ha sido una sorpresa ingrata que el Consejo Federal desestimara al final una ley por la que con tanto ahínco peleamos por conseguir. Que se rechace la intervención de la Unión en el sector Zoé, es un fiel reflejo de cómo se manejan los asuntos en la galaxia—reflexionó Jonas.
—El Consejo Federal decidió que el sector Zoé estaba capacitado para resolver el conflicto sin la necesidad de enviar un contingente armado a la zona—contestó Dan.
—No puede ser más desacertado. Señor Bilson, usted sabrá que desde hace años Los Hijos de RaShal está creciendo imparablemente por todo nuestro sector colonial. Sus seguidores están presentes en la mayoría de planetas. Empezaron en las comunas, pero su influencia ya llega hasta la burguesía más acomodada. Dalian, la capital, está dominada por ellos. Pero es que su credo está muy extendido, ya no solo en el sector Zoé. Tiene presencia hasta en Tellus. Muchos intereses por la galaxia. Más que un movimiento religioso, ya se les podría considerar como una mega empresa espacial—replicó Arly con un fervor inusual, pero propio de una activista política reconocida como era ella.
—Oh, esto es una reunión informal señorita Jones. No hace falta que me dispense un tratamiento de usted—Dan esbozó una sonrisa. Arly se sonrojó un poco.
—Lo que quiero decir —prosiguió ella— es que la facción más radical de Los Hijos de RaShal campa a sus anchas por el sector Zoé, atentando y destruyendo instalaciones científicas, saboteando avances tecnológicos, con la salvaguardia de saberse protegidos por sus mil tentáculos que tienen distribuidos por la galaxia, con una impunidad realmente execrable. Nuestra fuerza como planeta que ejercemos con pasión aquí, se ve diluida al ser Dalian el representante máximo ante el Consejo Federal. Nos sentimos atados de pies y manos.
—Y ahora, además, han cruzado el límite —apuntó su compañero—. Han sesgado vidas humanas. Ya no son robots. Ya no son ciborgs. Ya han matado personas. ¿Qué hace el Consejo Federal? ¿Por qué se niega a ver eso y sigue escuchando a Dalian?
—Por lo que yo sé, han enviado a los augur como garantes… —trató de explicar Dan, pero inmediatamente fue interrumpido por Arly.
—¿Garantes de qué?
—Bueno, su misión únicamente consiste en ser observadores. Y hacen de vigilantes en el proceso de refugiados que se está llevando a cabo con el traslado de centenares de miles de personas hacia el sector Astra.
—¿Tú los has visto actuar? Porque yo no —exclamó algo indignada.
—Los augur están sometidos al poder del consejo, señor Bilson. Además…
—¿Además qué?
—Además existen ciertos rumores algo inquietantes.
—No he oído nada, creo —replicó Dan.
—Bueno, creo que los pasillos del Consejo Federal no son el lugar más apropiado para enterarte de las cosas —Arly no pudo evitar esbozar una sonrisa tras su comentario.
—Supongo que no me dejaréis así, ¿verdad?
—¿Y si te dijera que se han producido varios encuentros entre la prelatura de Los Hijos de RaShal y los augur? —relató Jonas.
—¿Cómo sabes eso? —preguntó Dan con cierto asombro.
—Por alguien que trabaja para el gobierno. Evidentemente no voy a revelar mis fuentes. Pero me aseguró que pudo observar con sus propios ojos cómo se producía una reunión clandestina en sede parlamentaria entre un alto cargo del gobierno, un patriarca de Los Hijos de RaShal y un tipo enfundado en un antiguo uniforme gris de general, utilizado por los augur durante la guerra civil galáctica. Precisamente esta pequeña junta se produjo días antes del atentado de Cairn. ¿Coincidencia?
Las últimas palabras de Arly hicieron reflexionar a Dan. ¿Estarían actuando los augur en nombre del Primer Cónsul? Eso podría avalar la teoría del consejero Johr sobre una conspiración apoyada por un gabinete corrupto. Pero los augur tienen una disciplina basada en una moralidad y una ética intachable, sería algo impensable que pudieran participar en algo tan turbio. La última vez que los augur se salieron del camino se remontaba a la guerra de Secesión, cuando el almirante Thrownill creó la división Blazar dentro de la orden. Fueron sus matones particulares, pendencieros y arrogantes, ebrios de supremacía, que utilizaron su poder para perpetrar masacres entre la población civil. El Monumento a los Inocentes, en el planeta Corintian, es la prueba viviente del daño que causaron. Esa actuación provocó una revuelta interna, que acabó con la aniquilación de los Blazar y la huida de Thrownill.
—Independientemente de este supuesto acontecimiento, y las dudas que puede generar la presencia de los augur en el sector Zoé a raíz de ello, quiero trasmitiros el sentir del consejero Johr, y todo lo afectado y sensibilizado que está con vuestra causa. Es por ello que nos interesa conocer vuestro parecer, y si Vanuat, siendo el principal afectado en estos momentos, estaría interesado en unirse a un movimiento de protesta contra el Consejo Federal que podría liderar el propio Dyron Johr. El bien de la galaxia solo puede conseguirse con una serie de cambios —Dan Bilson miró a sus dos interlocutores al finalizar su discurso.
—Absolutamente —contestaron al unísono los dos representantes planetarios.
[11]Nave pequeña y de uso particular. No muy habitual para moverse por ciudad, donde impera el uso de aeromóviles.
[12]Durante el descubrimiento de los sectores coloniales, muchos fueron los exploradores que encomendaron sus expediciones a deidades y personalidades históricas como protectoras en sus largos y peligrosos viajes. Aquellas historias arraigaron en cada sector colonial y pasaron a formar parte de su propia mitología.
[13]Herederos del moderno ascensor, nombrados así por su forma y recubiertos de un cristal opaco. Una vez dentro de un tubular, eres teletransportado allí donde elijas dentro del mismo recinto.
Elia se encontraba en medio de todo aquel caos. El gentío era enorme y había algo de desorganización. Hacía pocos días que habían aterrizado en el aeropuerto espacial de Virgin One y trasladados al campamento de refugiados. Pero aquello era peor de lo que imaginaba. El campamento estaba asentado sobre un extenso terreno árido, en las afueras de Havenlock. Había sido totalmente vallado, y los refugiados se agrupaban en tiendas y cápsulas de habitabilidad. A Elia le sorprendió la cantidad de niños que allí se daban cita. Familias enteras habían huido de las zonas en conflicto. Le pareció que había pocos médicos y voluntarios para la cantidad de gente que allí se concentraba. Sin embargo, sí había una gran presencia militar en la zona. Una guarnición entera de la milicia sectorial custodiaba el campamento y daba apoyo a las dotaciones locales de la fuerza del orden. Le pareció algo ilógico tal despliegue militar, ya que daba la sensación de que más que refugiados en realidad eran prisioneros de guerra.
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