—NO.
—Representante del gobierno de Vryhed, para el sector Horos.
—SÍ.
—Representante del gobierno federado de Trondheim, para el sector Forctis.
—SÍ.
—Representante del gobierno social de Cival, para el sector Vires.
—Sí.
El administrador del consejo bebió un poco de agua, una vez finalizado el último voto de los representantes de los sectores coloniales. En la sala había un intenso murmullo.
—Bien, una vez finalizada la votación y por mayoría simple he de decir que…
—¡Un momento, señor administrador! —interrumpió de improvisto el Primer Cónsul—. Con su venia señoría, quisiera emitir mi voto también.
El murmullo aumentó de decibelios dentro de la cámara.
—¿Qué hace? —preguntó Dan Bilson, buscando una respuesta lógica a las palabras del Primer Cónsul. Pero el consejero Dyron pasó del enojo inicial, a una tranquilidad inusual.
—Va a mostrar sus cartas. Inesperado pero interesante a la vez.
El administrador le miró durante unos segundos, hasta que el Primer Cónsul le reafirmó su intención de omitir su voto con la cabeza.
—Kiir Déby, Primer Cónsul de la Unión Colonial —tras la presentación, dio paso a su turno de votación.
—¡NO!
Tras confirmar la negativa con su voto, sonoros aplausos se escucharon en la cámara provenientes de los representantes partidarios de la no intervención militar de la Unión en la zona del sector Zoé. También se escuchó algún leve pitido o signo de desaprobación, pero todo fue callado rápidamente por el estruendo que proferían los victoriosos delegados.
—¡Silencio! ¡Silencio! —exclamaba el administrador mientras intentaba acallar el alboroto reinante en la cámara. Una vez calmados los ánimos, prosiguió con su parlamento—. Tras la votación del Primer Cónsul, y con un resultado de diez a siete, queda denegada la ley 7/500 de intervención en el sector Zoé. Esta cámara trasladará la decisión al Magisterio hoy mismo.
El Primer Cónsul tomó nuevamente su asiento. Dyron Johr le observaba atentamente. Recibió algunas palmaditas en los hombros y muestras de aprobación por parte de algunos de sus delegados y asesores del gabinete. El consejero Johr no podía dejar de sonreír ante la cantidad de palmeros allí presentes. Los verdaderos dirigentes de la galaxia, pero, no se encontraban en la cámara. Dyron Johr estaba totalmente seguro de que Los Hijos de RaShal, por mucho que los demás consejeros lo negaran, se ofenderían e incluso lo increparían abiertamente, habían logrado manejar los hilos dentro del Consejo Federal. El representante de Dalian lo miraba desafiante, con la superioridad de aquel que había resultado vencedor en la disputa. Pero como se solía decir, ganar una batalla no significaba ganar la guerra.
El consejero sacó un impreso de su bolsillo. Se trataba de propaganda que se daba a todos aquellos que asistían a las congregaciones y reuniones organizadas por Los Hijos de RaShal. En el escrito se podían leer los tres puntos básicos del que llamaban “programa humanista”:
1 La vida es la creadora de todo, poderosa y majestuosa, impulsora de todo defecto, deseoo pasión. En cambio, la máquina es artificial e imperfecta, ignorante acerca de amor, vacía de luz; es sabido que una vida artificial está dominada por el frío impulso de la razón científica por delante del corazón humano.
2 Los propósitos de la vida humana nos hacen buscar la purificacióndel corazón, la tranquilidad del alma, el sentimiento por actuar por el bien familiar, a usar el intelecto, guiarse por el honory establecer una buena relación entre él y su hermano, entre él y la vida misma. En cambio, la máquina no tiene aspectos morales y éticos, no tiene la capacidad de juzgar lo que está bien y lo que está mal; No puede equivocarse, ni perdonar.
3 Preservar la vida frente a la máquina. El trabajo del hombre, ganado con sudor, frente al frío robot. La pureza del cuerpo humano, contra la aberración ciborg. La inteligencia humana contra los sistemas artificiales. La evolución de las especies, contra los últimos avances de la tecnología. Realizar y acometer todo lo que sea necesario, para que la recompensa de RaShal llegue a todo aquel que viva según sus enseñanzas.
Dyron Johr arrugó el papel. Sonrió y lo lanzó hacía donde estaba situado el delegado de Dalian. Algunos pocos pudieron presenciar la acción, pero nadie dijo nada. El consejero Rhys trató de protestar, pero inmediatamente optó también por callar.
El administrador tomó nuevamente la palabra.
—La cámara pasará a debatir la partida económica que ha solicitado el sector Vires para ayudas mercantes.
[3]El Dios Inuéh posee el don de la inmortalidad, la sabiduría y el poder de la creación.
[4]Expedición liderada por Sir Walden Raleigh, y que colonizó Vires, el último sector planetario conocido.
[5]Práctica que conseguía asemejar al hombre con la máquina, muy aplicada para suplir extremidades amputadas traumáticamente; en la actualidad también existe la voluntariedad en sustituir partes biológicas por otras robóticas, sobre todo en el sector militar (en especial mercenarios y caza recompensas) con el fin de mejorar prestaciones.
[6]Delito que consiste en la destrucción o aniquilación de robots.
[7]Capital del planeta Beled y fundada en 2632 ET.
[8]Capital del planeta Ladakh, y punto de destino del carguero Andrómeda.
[9]Planeta nombrado así en honor al capitán de la astronave Deus, John Duukan.
[10]“Cuidaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces”. Mateo 7:15
Dan Bilson se reunió con el consejero Johr fuera del hemiciclo. Había sido una votación tensa, y al final habían ganado los opositores a una intervención militar de la Unión en el conflicto dentro de Zoé. De hecho, fue una decisión tan ajustada que el propio Primer Cónsul tomó partido mostrándose contrario a la actuación directa del máximo organismo de la galaxia. Nueve votos más el del propio Primer Cónsul en contra, y siete a favor. No era nada habitual que un Primer Cónsul emitiera su voto si no se requería para desempatar una proposición de ley, pero esta vez pensó que la ocasión así lo requería. La sesión había acabado con la promesa de Kiir Déby de seguir atentos a los acontecimientos y enviar a más observadores de la orden Augur a la zona. Actuaciones que a Dyron Johr le parecían insuficientes, o simplemente meros formalismos de cara a la galería.
—Lo que ha sucedido hoy es otra muestra más de que este consejo está en manos de corruptos…—se quejó amargamente.
—¿Qué quiere decir, señor?
—¿No te has dado cuenta? Analiza quiénes han dado apoyo a Dalian vetando una actuación militar de la Unión dentro del sector Zoé.
Echando la vista a lo ocurrió en el consejo horas antes, Dan recordaba cómo los otros estados de Tellus habían votado en contra de la ley de intervención. Lo mismo hicieron los representantes de Arcadia, Génesis, Olimpia, Dundalk y el propio Dalian. Nueve votos contra siete, sobre los dieciséis posibles otorgaban la mayoría simple a la opción del “no”. El Primer Cónsul también se pronunció negativamente a la medida, por lo que la diferencia final fue de tres votos. La alianza entre los estados de Darras y Pellinore con el sector Kairós era algo habitual. Los linajes de Bari y Corvo tenían muchos intereses compartidos dentro de ese sector colonial. Tampoco había que pasar por alto los fuertes vínculos entre Dalian y Arcadia, que les hacían coincidir frecuentemente en una misma estrategia. Sin embargo, sí era altamente llamativo que el sector Keres, con Génesis a su cabeza, se hubiera posicionado con los partidarios del inmovilismo, teniendo en cuenta solo razones puramente comerciales, ya que el gigante multiestelar Génesis A.X. tiene muchos tratos con el sector planetario Zoé, y una zona en permanente conflicto no es el mejor escenario para hacer negocios. Dan desconocía el punto de vista real del sector Anástasis, ya que el representante de Olimpia había divagado mucho durante su intervención y el “sí” que iba a otorgar acabó siendo un “no” final que sorprendió a propios y extraños. La posición de Dundalk también era extraña, parecía ilógico que un sector dirigido por una religión como la cristiana, no tratara de aprovechar la situación para acabar con el movimiento humanista de RaShal, un competidor directo en la captación de fieles. Pero sin duda lo más curioso de todo, se encontraba en la decisión del Primer Cónsul en hacer constar su voto a pesar de que por mayoría simple ya habían ganado los opositores a la nueva ley. De todas formas, que Kiir Déby se hubiera involucrado personalmente no parecía disgustar demasiado al propio consejero Johr. Que el Primer Cónsul se hubiera pronunciado abiertamente parecía venirle bien para sus intereses.
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