1 ...6 7 8 10 11 12 ...21 En su labor como decano en poco tiempo logró entender y compenetrarse con el día a día, con la particularidad y con el mundo complejo de cada una de las facultades por las que pasó, tanto en La Universidad Gregoriana como en la Javeriana. En sus afectos siempre estuvo la Universidad Gregoriana e Italia como ciudadano italiano que fue, pero en la Javeriana los ingenieros lograron conquistar sus afectos y, posteriormente, los médicos y las enfermeras, todos lograron ganarse un espacio y compartir ese gran corazón.
Muchos aspectos marcaron su labor como educador y como formador, comenzando por su liderazgo y su carisma, por su compromiso y su ejemplo de vida. El padre fue un gran trabajador, dinámico, activo, incansable, siempre listo y dispuesto a recibir a aquel que necesitara de su apoyo y orientación. Su mente abierta, su capacidad de escucha, su visión clara y profunda del mundo universitario y del entorno, y su gran sabiduría le permitían ejercer su papel de líder, ser un crítico siempre positivo y constructivo, pero intolerante con la mediocridad y la ineficiencia y así lo transmitía a los estudiantes. Su ecuanimidad, sentido de justicia y equidad, su preocupación constante por el otro le permitían orientarlos y guiarlos en su mundo, en sus tareas y en sus retos.
Muchos aspectos marcaron su labor como educador y como formador, comenzando por su liderazgo y su carisma, por su compromiso y su ejemplo de vida.
Su mente abierta, su capacidad de escucha, su visión clara y profunda del mundo universitario y del entorno, y su gran sabiduría le permitían ejercer su papel de líder, ser un crítico siempre positivo y constructivo, pero intolerante con la mediocridad y la ineficiencia y así lo transmitía a los estudiantes.
Fue un maestro cálido y amable, siempre abierto y comprensivo. Capaz de combinar mil tareas y actividades, presente en diversos frentes y en diferentes niveles de formación desde el pregrado, el posgrado, hasta los doctores de la iglesia, lo cual le permitía enseñar la importancia del trabajo en equipo, la búsqueda de la excelencia y la inclusión. Una entrega a su misión a toda prueba.
Su vida era una lección de fe y de confianza en la providencia divina y en la ayuda de la Madona como él siempre llamaba afectuosamente a la Virgen, en cada acción, en cada actividad siempre invitaba a creer, a confiar y a poner las cosas en manos de Dios y de la Virgen, habiendo hecho la tarea en una forma juiciosa y responsablemente.
El padre Sergio trabajó incansablemente en las facultades y en la Universidad por llevar el Medio Universitario a todos sus estamentos, sus vivencias profundas de los principios y la filosofía ignaciana para que fueran una realidad en el día a día. El trabajo con los estudiantes fue su principal y más significativa obra en la Universidad y en las facultades. Logró motivarlos, convocarlos, enseñarles y convertirlos en replicadores de estos valores ignacianos. La lista de los estudiantes que querían ser parte de todas las actividades promovidas y lideradas por él fue creciendo día a día y muchos realizaron su formación en liderazgo ignaciano, lo acompañaron en sus proyectos sociales y comprendieron el significado de la formación integral, más allá de la formación disciplinar.
Siempre estuvo preocupado por quienes tenían dificultades académicas, personales, económicas o familiares: los acompañaba y buscaba opciones de apoyo y ayuda para ellos, lo que lo llevaba a hacer de estas situaciones una prioridad en el quehacer diario. Era parte de su trabajo acompañar y cuidar en el proceso de formación. Los estudiantes fueron para él lo más importante. Para ellos fue un gran líder, siempre presente, que los acompañó y los estimuló a crecer y ser personas de bien.
En el trabajo con los profesores siempre estuvo buscando estrategias para abrir espacios que le permitiera convocarlos sin reñir con su tarea disciplinar, ni con su trabajo en el aula, encontrando la forma de atraerlos y llevarlos a pensar y reflexionar sobre su rol docente, la importancia de ser buenos profesores, el significado del compromiso y responsabilidad adquiridos en la formación de los alumnos, dentro del marco de la misión, la visión y el proyecto educativo de la Universidad. Fue un crítico de la forma de ejercer la docencia, pues buscaba espacios para la construcción, la reflexión y el mejoramiento, siempre propendiendo por un mayor acercamiento entre el Medio Universitario y el ejercicio de la docencia, teniendo siempre presentes los principios de la pedagogía ignaciana especialmente en la formación integral y el cuidado del otro.
El trabajo con los estudiantes fue su principal y más significativa obra en la Universidad y en las facultades. Logró motivarlos, convocarlos, enseñarles y convertirlos en replicadores de estos valores ignacianos.
Su presencia y aportes en el Comité de Investigación y Ética de la Facultad de Medicina y el Hospital Universitario San Ignacio fueron muy orientadores especialmente en situaciones de difícil manejo médico, y de conflicto ético o moral. Igualmente, su participación orientadora en el comité de investigación, como garante de los principios de la Universidad.
Como sacerdote, como decano del Medio y como directivo trabajó por mejorar los canales de comunicación al interior de las facultades y de la Universidad, nuestra capacidad de trabajo en equipo, nuestra capacidad de entender, respetar y acompañar al otro, cómo articularnos mejor, cómo aportar a la tarea conjunta y cómo reconocer el trabajo del otro. Desde su llegada a la Facultad de Medicina se involucró activamente en el proceso de construcción, desarrollo e implementación de la reforma curricular del programa de pregrado, para lo que aportó toda su experiencia en el campo de la educación, buscando que el proyecto no perdiera su objetivo principal en cuanto a la formación integral y se mantuviera dentro de lo planteado por el PEI de la Universidad. En la difícil etapa de implementación, el padre fue un gran apoyo especialmente para los profesores, estuvo siempre presente escuchando, guiando, ayudando a buscar soluciones estratégicas, lideró varios encuentros y jornadas de reflexión con los docentes, para pensar sobre el significado de la reforma, el cambio que esto exigía en el rol del profesor y cómo enfrentarlo con tareas prácticas y acciones concretas.
También trabajó muy de cerca con el grupo de administrativos. Siempre preocupado por el bienestar y los logros de cada uno de ellos, por impulsar y potenciar sus talentos, por comprometerlos con la búsqueda de oportunidades de mejoramiento a través de la formación y la capacitación. Siempre tuvo un espacio para escuchar, para compartir, para consolar y aconsejar, pero también para celebrar los logros y los momentos significativos de la vida de cada uno de los miembros de su equipo. Con su ejemplo transmitió la importancia de la unidad de cuerpo y del cuidado por el otro.
Siempre estuvo preocupado por quienes tenían dificultades académicas, personales, económicas o familiares: los acompañaba y buscaba opciones de apoyo y ayuda para ellos, lo que lo llevaba a hacer de estas situaciones una prioridad en el quehacer diario.
El padre Sergio fue un sacerdote con un gran compromiso social, su capacidad de ayudar y de tender una mano a los más necesitados a través de proyectos que él impulso y lideró, como Prosofi, Techo, y las obras de los grupos estudiantiles, entre otros, tarea en la cual nos involucró y nos impulsó a trabajar en ellas, con el mismo entusiasmo y compromiso que teníamos con las demás tareas académicas y de investigación. El padre Sergio tuvo un papel fundamental en la reforma curricular de la carrera de Medicina, desde la concepción de la propuesta curricular, hasta las estrategias pedagógicas y el apoyo a los profesores y estudiantes en todos los momentos de la implementación. Siempre salvaguardando lo consignado en la propuesta de la reforma, teniendo como base los principios ignacianos, el acompañamiento y la cura personalis.
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