Sin ánimo de hacer una revisión exhaustiva de las acciones que lleva a cabo Jalisco en materia internacional, podemos observar que entre las acciones que se muestran como área de oportunidad se encuentran las de carácter más político y estratégico, pues son aquellas que implican voluntad de asociación y vinculación, muchas veces en temas de interés global, que escapan a la lógica coyuntural del establecimiento de las relaciones internacionales de los GNC. Entre éstas se encuentran los mecanismos de cooperación al desarrollo; la participación en organismos interestatales internacionales; en redes mundiales de GNC; en asociaciones de cooperación interregional; acciones de cooperación transfronteriza; y la participación en mecanismos de integración supranacional.
En este sentido, las relaciones internacionales de Jalisco muestran una paradoja. Es una de las entidades federativas mexicanas más dinámicas en sus relaciones con el exterior, en gran medida gracias a la proyección de distintas carteras de gobierno, lo que le otorga cierta flexibilidad temática; pero el quehacer internacional de Jalisco se encuentra atomizado y es esto, quizás, una de sus principales fortalezas. Sin embargo, sus acciones internacionales no están integradas ni articuladas en un plan general, ni cuentan con soporte legal que permita potenciar las capacidades del estado y utilizar de manera más eficiente sus recursos.
Por eso la construcción del ILI de Jalisco es prioritaria, a fin de potenciar las áreas que han mostrado más dinamismo a nivel internacional, pero también para encontrar los espacios de oportunidad de proyección mundial para el estado que no se han impulsado. Este esfuerzo supondría un concierto de intereses de los actores involucrados en el quehacer internacional desde la academia, el sector productivo, el laboral, el de las organizaciones sociales, así como de los distintos niveles de gobierno para dar dirección a las relaciones internacionales de Jalisco.
Si retomamos la idea de Calduch (1993) cuando considera que para un Estado la política exterior constituye el núcleo de conexión entre la vida nacional y la realidad internacional, es factible decir entonces que el ILI es el vínculo que podría articular la vida local con la realidad internacional.
Vale la pena hacer una precisión. La política exterior, entendida como política pública de carácter racional, debe comprender que el Estado está obligado a relacionarse con el exterior, independientemente del tipo de actor con el que se establecen las relaciones; se entiende que incluso el aislacionismo constituye una estrategia de política exterior. Por su parte, para los GNC la vinculación con el exterior es una opción, no constituye una obligación intrínseca a su existencia. Esta cualidad de los GNC es importante porque les otorga más libertad de maniobrar y de elegir cómo y en qué momento proyectarse al exterior con objetivos muy específicos.
Una propuesta de construcción del ILI para Jalisco
Surge entonces una pregunta: ¿el estado de Jalisco tiene interés en proyectarse o insertarse en la arena internacional? La respuesta se puede deducir de los datos mostrados en la tabla 2.4. El estado de Jalisco muestra avances importantes en cuanto a su inserción internacional al llevar a cabo acciones de gestión internacional, esto al mismo tiempo constituye la evidencia de una disposición y tendencia a la proyección internacional. Sin embargo, lo que en última instancia se debe perseguir es una presencia prolongada y constante, para lo cual es imprescindible la construcción del interés local internacional. Es necesario considerarlo no como un concepto abstracto, sino como la fase inicial de una política pública con la debida planeación y dirección estratégica, con la especificidad de ser dirigida hacia el exterior, y dentro de lo que el marco normativo existente permita.
Entendido de esta manera, la definición del ILI permitiría establecer una estrategia que, en primera instancia, direccionaría las relaciones internacionales de Jalisco y, en segundo lugar, lograría posicionar al estado, a mediano y largo plazo, como un referente de actividad paradiplomática a través de su vinculación con una diversidad de actores.
El modelo de Calduch (1993) para la construcción de la política exterior comprende tres etapas: la de elaboración, la de ejecución y la de control. En este orden de ideas, el ILI se corresponde con la etapa de elaboración , que se fundamenta en la identificación de situaciones determinadas que requieren de vínculos con el exterior, la evaluación de objetivos y medios para lograrlos, así como la exploración de alternativas y la elección de la más factible. En todo este proceso aparecen transversalmente tanto la definición de áreas temáticas específicas, como la inclusión y participación de los actores al interior del estado que ya llevan por su propia cuenta actividades de internacionalización, como entidades de educación, organizaciones no gubernamentales y asociaciones sectoriales.
Siguiendo el criterio de la tabla 2.3, en el caso particular de Jalisco se observan debilidades respecto a las actividades de cooperación interregional, presencia en redes mundiales, presencia en organismos intergubernamentales y en materia de cooperación al desarrollo. Por otra parte, y debido a razones de índole geográfico, se exceptúan las acciones relacionadas con la participación en procesos de integración supraestatal, dado que actualmente el único caso que existe es el europeo. Además, la cooperación transfronteriza es un factor aplicable únicamente a GNC localizados en zonas fronterizas.
Dicho lo anterior, la primera fase de la construcción del ILI de Jalisco debe enfocarse primero en el concierto de los intereses de los actores internos y de los objetivos planteados en el plan estatal de desarrollo de la administración en turno, y posteriormente adecuarlos a las tendencias de gobernanza a nivel global, definidas como en la agenda internacional de desarrollo. Con ello lograrían definirse las áreas temáticas sobre las que se concentrarán los esfuerzos, por ejemplo, en materia de desarrollo y crecimiento económico, derechos humanos, cuestiones medioambientales, resiliencia de las ciudades, seguridad, entre otros.
Una vez establecidas las áreas temáticas, se requerirán acciones a dos tiempos. Por un lado, reforzar e incrementar las actividades que ya se llevan a cabo: viajes y actividades promocionales, acuerdos de hermanamiento, delegaciones en el exterior, atención a las comunidades en el exterior, cooperación coyuntural, firmas de acuerdos o convenios, y el asociacionismo sectorial político, enmarcadas en un solo cuerpo.
En un segundo momento, perseguir la inserción en dinámicas globales de cooperación interregional (Schünemann, 2006). Por ejemplo, mediante la participación en foros de cooperación entre Norteamérica, Latinoamérica y la región de Asia-Pacífico; intensificar la presencia en redes mundiales de gobernanza de acuerdo con las áreas de interés, incrementar la presencia en organizaciones intergubernamentales en términos cualitativos y cuantitativos, e integrarse en aspectos de cooperación al desarrollo.
Es imprescindible concentrarse en definir los medios, expresados en estrategias y acciones concretas. Esta etapa incluye la designación de recursos económicos, humanos, de infraestructura, así como los instrumentos para hacerlo mediante una valoración de todas las alternativas posibles y la elección en términos racionales y ad hoc con las expectativas y disponibilidad de los recursos; además de coordinar y articular los resultados de las actividades llevadas a cabo por entidades participativas, para que todos los esfuerzos repercutan positivamente en la inserción internacional de Jalisco desde una perspectiva holística del fenómeno.
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