Pero esa misma desconstrucción nos ha dejado un gran vacío. Toda destrucción requiere de la edificación de nuevos modelos. Y si toda transformación, a nivel personal, demanda tiempo y paciencia, a nivel colectivo, eso se hace inconmensurable.
El arquetipo saturnino del progenitor, del sexo que sea, que respalda, provee, encuadra, sostiene, acompaña, pero que por sobre todas las cosas asume como algo sano e imprescindible la puesta de límites, hoy tiene muy mala prensa. Mientas matamos al “patriarcado” nos hemos llevado puesta y borrado de un plumazo de nuestra consciencia la relevancia y lo imprescindible que sigue siendo la función capricorniana en el natural y sano desenvolvimiento de nuestras existencias.
Pretender que esa responsabilidad para con nuestros hijos la cumpla en nuestro lugar alguien allá afuera es decididamente tirar la pelota a la tribuna.
SACUDIENDO EL ÁRBOL
Tiempo atrás, teniendo yo 29 años, participaba en un Training de capacitación en Psicología Transpersonal impartido por la muy iluminada Rhea Powers. En un recreo, una señora seguro de más de sesenta años se nos acerca a Mónica y a mí: “Qué maravilla que ustedes, siendo tan jóvenes, ya estén en un lugar cómo éste!”.
Asentí con una sonrisita amable, mientras pensaba: “Si esta noble mujer supiera que yo estoy acá porque estoy desesperado, ¿opinaría lo mismo?”.
En su momento fue la Terapia de Regresión a vidas pasadas; hoy, espacios terapéuticos como las Constelaciones Familiares o el enfoque Transgeneracional nos acercan a la toma de consciencia de que nuestros dolores, pesares, traumas, conflictos y la dificultad para resolver los mismos tienen su raíz en algún lugar que nos trasciende.
Sea en una encarnación anterior, o en las ramas del árbol genealógico. Por lo tanto, la resolución de estos está mucho más allá de nuestras mejores intenciones conscientes.
Quienes hemos transitado una terapia psicoanalítica ya nos sabemos el cuento de memoria; lo que mamá y papá hicieron o no hicieron, y los traumas que eso nos provocó. Pero con el paso del tiempo observamos que, con sólo entender, no solucionábamos mucho que digamos.
“Félix, comprendo profundamente tu cansancio, pero sería bueno que supieras que si estás acá, es porque tu árbol genealógico te eligió a vos para sanarse”, fueron las conmovedoras palabras de mi actual terapeuta.
Sí, ha sido mucho. Mucho dolor, desgarro, muchos desencuentros, pesar, mucha soledad, incomprensión.
Pero saber que cada vez que estoy intentando sanar algo de todo eso estoy allanándole el camino a las generaciones venideras, me cambia mucho la ecuación. Tanto como tener presente que trabajando conmigo, estoy limpiando, sanando y reparando las seguro dolorosísimas historias de Vida de mis ancestros.
Entonces trabajar con mi sombra y con mis dificultades se convierte así en una misión trascendente. Sin ánimos mesiánicos, comprender que cada uno de nosotros puede ser la bisagra de esa familia, para que los que estuvieron descansen en Paz de una vez por todas, y para que los que vengan ya no carguen con esos lastres, nos convierte en Seres con una preciosa responsabilidad.
Saber que somos canales a través de los cuales es mucho más que nuestro propio dolor el que se está liberando, es una realidad que nos puede ayudar a transitar y trascender esos pesares con un Amor y una Entrega infinitas.
Bendita sea esa desesperación que me trajo hasta aquí.
LOS CAMINOS DE LA SANACIÓN
Meses atrás atendí a una mujer de unos cincuenta años. La misma me consulta particularmente por su eterna situación de pobreza extrema económica. Me cuenta que desde hace más de dos décadas está inmersa en un proceso de trabajo interno de sanación y de superación personal, habiéndose sometido a los más diversos trabajos terapéuticos, sin poder resolver esto que la aqueja desde el principio de sus días.
En un momento de la conversación me relata las enormes dificultades que ha tenido históricamente para solventar los gastos de sus diferentes viviendas, habiendo sido desalojada por la vía judicial de una de ellas por no poder afrontar la renta de la misma.
Mientras oigo esto último, miro su Carta Natal. El planeta regente de su Casa lV, la que nos habla del hogar entre otras cosas, estaba recibiendo la oposición de Saturno, planeta de por sí relacionado a lo “kármico” o transgeneracional, estando este retrógrado, lo que refuerza la idea de que se necesita hacer un trabajo importante respecto de esa energía para sanarla e integrarla.
Como el enfoque de la Biodecodificación contempla la problemática de la vivienda y del territorio relacionándola con el corazón, me pareció pertinente indagar al respecto para ver si el asunto venía por ahí.
Y como Saturno representa a la figura arquetípica del padre le pregunto entonces si en la rama paterna de su árbol genealógico alguien había tenido problemas cardíacos.
Me responde que su abuelo paterno había muerto a los 60 años de un paro cardíaco, que su tío paterno había sido operado del corazón y que junto a su esposa se habían pasado la vida deambulando de un departamento a otro. Y que su mismísimo padre había sufrido dos infartos a los treinta y pico de años además de haber tenido enormes dificultades con la vivienda!!
Esta noble y bella mujer podía seguir pasándose el resto de sus días en este planeta trabajando, como ya lo venía haciendo, de las maneras más diversas sus problemas de “prosperidad” y falta de abundancia, pero mientras no resolviera esta situación genealógica vinculada al territorio, su inconsciente siempre se las iba a ingeniar para no tener suficiente dinero para hacer frente a los gastos de sus diferentes hogares.
De hecho, cuando termino de hablarle de todo esto, me dice: “Tal cual, durante nueve años viví en un departamento que era propiedad de mi madre en donde no tenía que pagar renta alguna... ¡¡Y generé una enorme deuda de impuestos que nunca pude afrontar!!”.
Una vez más, a modo de cierre y reflexión, resaltar la mayúscula importancia del estudio de nuestra Carta Natal como excelente herramienta de diagnóstico y guía hacia la resolución de nuestros conflictos.
CÓMO SANARSE A TRAVÉS DEL ÁRBOL GENEALÓGICO ACLARANDO DUDAS
Ante varias preguntas que vengo recibiendo en relación con el trabajo de sanación desde la Astrología Genealógica, me dispongo a aclarar algunos puntos.
–¿Necesito saber los nombres y las fechas de nacimiento y muerte de todo mi árbol?
No. Lo que era imprescindible en otros tiempos, ya no es necesario. Si tenés alguno de esos datos, mejor, pero hoy en día se cuenta con herramientas concretas para “llegar” a ese ancestro que sufrió ese trauma, abandono, abuso, etc., que se replica en tu vida en el presente.
–¿Necesito saber si alguien más de mi genealogía pasó por el mismo problema (sea físico o de cualquier índole) que estoy atravesando yo para recurrir a este enfoque terapéutico?
De ninguna manera. Puede que tu síntoma sea que el padre de tus hijos no te pase el dinero de la cuota alimentaria de los mismos, cuando en tu árbol posiblemente nadie se haya divorciado, siendo que eso estaba prácticamente prohibido antaño. Pero pudo haber pasado algo entre tus ancestros, que fue lo que terminó derivando en el conflicto que vos tenés ahora.
–¿Qué tipo de problemáticas puedo abordar con el Transgenera- cional?
Todas las habidas y por haber. Síntoma se denomina a todo aquello que nos impide ser plenamente felices. Desde problemas para tener acceso a tu vivienda, cualquier situación vincular que te angustie, todo tipo de dolencias físicas, dificultad para conseguir trabajo, abortos, mal manejo del dinero o problemas para generarlo, sentir que sin una pareja la Vida no tiene sentido, depresión, no poder finalizar tus estudios, situaciones de estafa, infidelidad, no poder ponerle límites a tus hij@s, etc., etc. Esta disciplina no se especializa únicamente en “casos muy complicados” como mucha gente cree, dejando libradas al azar otras temáticas que también nos desmoralizan o que no podemos resolver, atendiéndolas en otros ámbitos. Tengamos en cuenta que el 90 % de los conflictos que nos atraviesan tienen su raíz en las ramas de nuestra genealogía.
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