Esto nos lleva al segundo hecho, a saber, que el avivamiento personal era el tema central de la literatura devocional puritana. Aproximadamente a lo largo de cuatro quintas partes de su A Christian Directory [Directorio cristiano] (una obra de 1 143 páginas tamaño folio), la cual tiene el siguiente subtítulo en inglés: Un compendio de teología práctica y casos de conciencia. Para dirigir a los cristianos enseñándoles a utilizar su conocimiento y su fe; a mejorar las ayudas y los medios para desempeñar todas sus obligaciones; y a vencer las tentaciones y mortificar cada pecado , Baxter examina diferentes «Casos de conciencia eclesiásticos», y el caso número 174, es el siguiente: «¿Cuáles son los libros, especialmente de teología, que debería escoger una persona que, ya sea por falta de dinero o de tiempo, no puede leer mucho?» Como respuesta, Baxter enlista lo que él llama «La biblioteca más pobre o más pequeña que uno puede tolerar»: Una Biblia, una concordancia, un comentario, los catecismos, algo acerca de las doctrinas del evangelio, y «todas las obras prácticas y fervorosas que puedas conseguir de escritores ingleses». Y en ese sentido, nombra por lo menos 60 obras, todas de autores puritanos, con la excepción de tres, y después repite: «Todas las que puedas conseguir». 23Y esta literatura, a la que Baxter mismo contribuyó mucho (con obras tales como su Directory [Directorio], El reposo eterno de los santos , A Call to the Unconverted [Un llamado a los inconversos], Life of Faith [La vida de fe], Dying Thoughts [Pensamientos para antes de morir], y muchas más), es la literatura en la que ahora vamos a enfocarnos.
¿Qué es lo que contenían estos libros? En su mayoría eran sermones, en los cuales se exponían las Escrituras, a través del método puritano de «doctrina, razón, y uso» (es decir, proposición, confirmación, y aplicación). Pero estos sermones eran vinculados unos con otros con la intención de formar tratados, ya que los puritanos se tomaron mucha libertad en el desarrollo de las diversas líneas de pensamiento, teológicas y aplicativas que podían estar sugeridas en el pasaje que estaban exponiendo, de manera que podían «quedarse parados» juntos frente a un texto durante semanas, tratando de extraer esas verdades. Los escritores eran llamados «fervorosos» y «prácticos» porque, tanto por escrito como desde el púlpito, usaban palabras calculadas no solo para instruir, sino para hacer que los hombres sintieran la fuerza de la verdad y para mostrarles la manera en la que debían responder ante esa verdad. El contenido de estos tratados homiléticos puede describirse generalmente, en palabras de John Downame, como: «esa parte de la Teología (…) que consiste más en experiencia y práctica que en teoría y aplicación, y que principalmente tiende hacia la santificación del corazón, más que a la instrucción del juicio y el aumento del conocimiento; y que busca que todos sean despertados a la práctica de lo que ya saben con respecto a los deberes de una vida santa, y que, a su vez pretende estimular una obediencia nueva que produzca frutos de fe». 24Las categorías específicas de libros puritanos pueden incluir:
1. Libros evangelísticos, los cuales abordan el pecado y la redención, el arrepentimiento y la fe, la conversión y la regeneración. En 1656, Thomas Goodwin y Philip Nye escribieron lo siguiente en su prefacio a la obra de Thomas Hooker, The Application of Redemption [La aplicación de la redención]: «Una de las glorias de la religión protestante es el hecho de que revivió la doctrina de la conversión salvadora, y de la nueva criatura producida por ella; pero de una manera más eminente, Dios ha otorgado el honor de esto a los pastores y predicadores de esta nación, quienes son reconocidos en el extranjero por su búsqueda y sus descubrimientos más precisos». De hecho, la teología puritana ha sido reconocida como una teología de la regeneración, debido a su orientación generalizada acerca de este tema. Hay muchos libros que tratan el tema directamente. Y sólo para nombrar unos cuantos de muchos: The Doctrine of Faith [La doctrina de la fe] de John Rogers (1627), Treatise on Faith [Tratado acerca de la fe] de Ezekiel Culverwell (1623), Treatise of the Nature and Practice of Repentance [Tratado acerca de la naturaleza y la práctica del arrepentimiento] de Perkins (1593), Bruised Reed [La caña cascada] de Richard Sibbes (1630), The New Birth [El nuevo nacimiento] de William Whateley (1618), y Method of Grace [El método de la gracia] de John Flavel (1681), todas estas obras desembocan en exhortaciones e invitaciones a buscar al Señor mientras pueda ser hallado. Además, los escritores puritanos inventaron el «despertar persuasivo» 25, algo a lo que deberíamos llamar el «tratado evangelístico» (si es que la palabra «tratado» se puede usar para describir libros de cuarenta mil palabras). La obra de Baxter, A Call to the Unconverted to Turn and Live . . . from the Living God [Un llamado a los inconversos para que se vuelvan y vivan (…) por el Dios vivo] (1658), la cual vendió 20 000 copias en un año y fue traducida al francés, al holandés, y al algonquino (lengua de los pueblos amerindios), fue una obra pionera en esta área, seguida por Una guía segura al cielo de Joseph Alleine (1672), quien tomó prestado de Baxter y de la cual, según Calamy, se vendieron 70 000 copias dentro de esa misma generación. 26Además, como respuesta a una situación en la que abundaban los cristianos nominales y los «hipócritas del evangelio», los puritanos escribieron muchas obras diseñadas para romper su apariencia de religiosidad y alertarlos sobre su necesidad de la gracia renovadora. En esta clase de libros podemos catalogar obras como Mystery of Selfe–Deceiving [El misterio del autoengaño] de Daniel Dyke (1614), Parable of the Ten Virgins [La parábola de las diez vírgenes] de Thomas Shepard y The Almost Christian: or the False–Professor Tried and Cast [El casi cristiano: O el falso profeso probado y expuesto] de Matthew Meade (1662).
El análisis de este corpus de escritos evangelísticos no es posible aquí, pero se puede decir con certeza que, al declarar el evangelio de la gracia gratuita de Dios en Cristo, los puritanos no dejan nada que desear con respecto a los estándares de ninguna época anterior o posterior. Su creencia, como hijos de la Reforma, de que todos los contenidos de la Escritura tienen relación o con la ley o con el evangelio, los llevó a una exploración extremadamente rica de ambas partes. La sugerencia expresada ocasionalmente de que había algo legalista en su énfasis en la necesidad de una «obra preparatoria» de contrición y humillación por el pecado, antes de que los hombres puedan acercarse a Cristo, es bastante falsa: la única realidad que ellos estaban enfatizando (y, ciertamente, a veces lo hacían con mucho esfuerzo, en conformidad a las necesidades de sus lectores) era la realidad de que, dado que el hombre caído, está naturalmente enamorado del pecado, es psicológicamente imposible para él abrazar a Cristo de todo corazón como un Salvador, no solo por el castigo del pecado, sino por el pecado en sí mismo, y por lo tanto, no puede acercarse a Cristo si no alcanzado un estado mental que le permite odiar el pecado y anhelar su liberación. En ese sentido, la «obra preparatoria» a la que ellos se referían, era simplemente la creación de ese estado mental. En general, el relato puritano de la conversión como una obra del hombre volviéndose hacia Dios, que al mismo tiempo es una obra de Dios volviendo al hombre hacia Sí mismo, parece reflejar exactamente lo que dice el Nuevo Testamento.
2. Libros de casuística, que detallan los estándares de conducta establecidos en la ley de Dios para que los cristianos puedan vivir con una buena conciencia, sabiendo que están haciendo la voluntad de Dios. El siglo que siguió a la Reforma fue una gran época de «casos de conciencia» entre los romanos y los protestantes, pero mientras que la casuística jesuita era una guía para el sacerdote en el confesionario, la casuística de los puritanos era una guía para el cristiano común en la vida cotidiana. Perkins fue el pionero aquí, pues, por medio de la Biblia, reformó sistemáticamente la herencia medieval en los temas de la conciencia y las buenas obras; la mayoría de los contenidos de los tres volúmenes tamaño folio de sus obras (1616–1618) giran en torno a la casuística. 27El enorme Directorio de Baxter condensa dos generaciones de trabajo en este campo, y entre Perkins y Baxter hay una abundancia de libros más pequeños acerca del tema, tales como Plaine and Familiar Exposition of the Ten Commandments [Una explicación sencilla y familiar de los Diez Mandamientos] de John Dod y Thomas Cleaver (1603) (del cual existieron diecinueve ediciones en un periodo de treinta y dos años), y muchos tratados acerca de áreas particulares en donde surgieron problemas en lo que respecta la conducta correcta, tal como sucede ahora en las diferentes áreas de la vida (el matrimonio y la familia; el trabajo; las cosas ocultas; el uso de las riquezas; la administración de la verdad, etc.). Todo este material sigue siendo muy impresionante en cuanto a su profundidad de comprensión tanto de la enseñanza bíblica como de los paralogismos del corazón humano.
Читать дальше