Karl – ¡Maldita sea! Aquí vamos de nuevo…
Te he dicho una y mil veces que siempre he tenido una buena relación con mis primas, primos, tíos, tías, todos y cada uno de los integrantes de mi familia, los conoces, sabes cómo son, me extraña que digas tanta pendejada de que me acuesto con mi prima, tendría que estar tan mentalmente enfermo y psicótico como tú para imaginar tales cosas. Más te vale que dejes ese chuchillo en el cajón de dónde lo tomaste, no te lo voy a pedir dos veces. ¡Ya me tienes hasta la madre! ¡Estás completamente loca!
Karla – ¡Te voy a matar, maldito desgraciado! Tus putas amenazas me tienen sin cuidado, te voy a cortar la verga y te la daré de comer para que pruebes a todas las putas que con las que te has acostado, no me voy a quedar como pendeja mientras tú te la pasas todo el tiempo viajando por el país cogiéndote a cuanta vieja se cruza por tu camino.
{Karla se lanzó hacia mí con el cuchillo en mano, le aventé mi saco sobre la cara para poder tener ventaja y evitar que me matara, la pude contralar por unos momentos, la tomé del brazo, la amenacé con romperlo si es que no soltaba el arma.}
Karl – Más te vale que sueltes el cuchillo, o te rompo el brazo, lo puedo hacer en un segundo así que decide, el cuchillo o tu brazo.
Karla – ¡Eres un cabrón! ¡Déjame en paz! ¡Me lastimas, carajo!
Karl – ¡Suelta el maldito cuchillo! Es mi última advertencia, Karla.
Karla – De acuerdo, ya, listo, ¿Estas contento ahora? Suéltame, maldito imbécil, me vas a romper el brazo, ¡ya, carajo!
{En ese momento Karla rompió en llanto a causa del dolor que sentía en el brazo, tenía que asegurarme a toda costa de que no intentara atacarme nuevamente, así que apliqué más presión para asegurarme de que no tuviera las fuerzas suficientes como para golpearme.
Después de unos segundos finalmente solté su brazo y ella se alejó de mí, no tuvo otra opción más que ir hacia la puerta de entrada corriendo. Volteó a mirarme llena de odio y rencor por haberla lastimado.}
Karl – ¿Ya se te quitó lo maniática?
Karla – No me vas a volver a ver nunca más en tu miserable vida, te odio. ¡Muérete, hijo de puta!
{Karla no dijo nada más, abrió la puerta y la azotó fuertemente mientras salía, en ese momento pude volver a respirar normalmente sin tanta dificultad.}
Esa noche pudo haber sido la última de mi vida, nunca creí que haría algo semejante a tal grado de amenazarme y tratar de matarme, no le deseo esa experiencia a nadie, afortunadamente después de aquel bello momento no tuvimos otro encuentro tan amoroso como ese, doy gracias a Dios que así fue.
{Semanas más tarde se tuvo que ir de la casa, discutimos como de costumbre, pero al final entendió que íbamos a tener problemas más serios de los que ya estábamos teniendo a ese grado; logré que entrara en razón y se alejó de mi vida para que los dos estuviéramos en paz, yo sentí un gran alivio de saber que nadie me iba a enterrar un cuchillo o navaja por la noche, fue la primera vez que realmente temí por mi vida, aprendí que el “amor” puede intentar asesinarte de la noche a la mañana sin previo aviso; sigo con vida, que eso es lo que más importa. Al menos me dio gusto saber que el psiquiatra que la estaba diagnosticando la pudo controlar con un buen tratamiento de pastillas.}
Karl – No van a creer lo que les voy a decir pero eventualmente este psiquiatra con el que estuvo teniendo consultas se casó con Karla, me enteré por una amiga de ella con la que me llevo muy bien, me dijo que mantienen un buen matrimonio estable y tienen dos hijos. A decir verdad, admiro al psiquiatra que la trató, se necesita bastante fuerza mental para poder tolerar a una persona como ella; domar nuestros demonios internos cuesta un gran trabajo, ahora imagínense domar los demonios ajenos con tintes asesinos, es más que una proeza que pocos pueden lograr en este mundo, solamente espero que el psiquiatra siga con vida.
De todas maneras, si me hubiese quedado con ella no creo que hubiéramos durado mucho tiempo, con esas situaciones psicóticas poco tiempo habríamos estado casados, solo fue una experiencia que me enseñó que no siempre tu pareja va a ser igual a ti, que cuando el respeto se pierde ya la relación se encuentra más que podrida, es complicado llegar a tener el mismo entendimiento que en un principio se tuvo.
Alfo – Tienes razón en lo que dices, Karl, todos hemos tenido una situación similar o alguna experiencia que no siempre es la deseable. Tuviste la fortuna de haber salido vivo de esa relación; para ser honesto no me imaginaba tu vida junto a Karla, desde el principio siempre fue algo extraña, no era muy abierta al diálogo, se quedaba callada todo el tiempo, literalmente te llegó a controlar con la mirada, eso no lo vas a negar; solo era cuestión de tiempo antes que conocieras su verdadera personalidad; ahora qué te voy a decir, la experiencia que tuviste con ella no tiene nada que ver con lo que pasaste con Mabel, en definitiva creo que estuviste subiendo en nivel de intensidad, problemas de pareja cada vez más fuertes cuando cambiabas de novia.
Karl – Honestamente así fue, no lo pudiste haber expresado mejor, no comprendo cómo es que pude sobrevivir a tanto martirio. A decir verdad, después de lo que había pasado con Karla no quería saber nada de mujeres en lo absoluto. Cuando terminamos pasó un año aproximadamente, me encontraba estable emocionalmente y por accidente conocí a Mabel, que en su momento fue el amor de mi vida, o al menos eso me hizo creer, estuve tan cerca de casarme, ¿lo recuerdan?
Alfo – Todos pensamos que te quedarías con ella, quiero decir, después de casi siete años que estuvieron juntos no veíamos otra cosa más que un matrimonio completamente consolidado; a pesar de que ella tenía un hijo eso no te causó ningún conflicto, lo cual fue muy bueno.
Karl – No exactamente, Alfo, la verdad es que al principio fue algo difícil poder entablar una relación con su hijo, no me caía bien y el sentimiento era recíproco, ahí me di cuenta de que no iba a ser sencillo sobrellevar la relación desde un inicio. No quiero decir que siempre sea así, digo, habrá gente que esté de acuerdo con que su pareja ya tenga hijos pero por lo que viví prefiero tener mis propios hijos, de alguna o de otra forma tu pareja no va a estar al cien por ciento contigo porque hay ocupaciones con los hijos, en caso contrario, que yo hubiese sido el que tuviese hijos, creo que hubiera existido una situación similar, de eso sí no me queda la menor duda.
Después de unos meses se podría decir que el niño y yo nos acoplamos a estar juntos pero fue bastante complicado porque siempre quería la atención de su madre, es decir, ella se tenía que dividir en dos para poder darnos atención si lo quieres ver desde ese punto de vista, lo cual era incómodo. Ella entendía la frustración que esto representaba para mí, así que trataba de darle tiempo a su hijo y también a mí. Por tal razón, desde que terminé mi relación con ella decidí que no estaría una vez más con alguien que ya tuviera hijos, es algo que no me gustaría volver a vivir, si algún día llego a tener hijos pues ya serán los míos pero no de alguien más.
Desde el principio tuvimos una muy buena conexión así como entendimiento en todos los sentidos que una relación de pareja conlleva, yo creo que eso es lo que me permitió sobrellevar la cuestión del hijo, aparte de que casi no tuvo que pasar mucho tiempo para que anduviéramos como pareja formalmente.
No tuvimos ese periodo de amistad antes de la relación si lo quieren ver de esa manera, siempre gozamos de mucha confianza desmedida que nos permitió entablar una muy buena comunicación, haciendo la relación fácil, tan fácil que era como una utopía, la perfecta relación entre dos personas sobre la faz de la Tierra; parecía que todo iba de maravilla el primer año que estuvimos juntos, a tal grado que fue ella quien me propuso matrimonio; obviamente no me dio el anillo de compromiso ni nada por el estilo, pero creo que eso fue lo único que hubiese faltado en esta utopía romántico–fantástica que estábamos viviendo, a decir verdad me pareció bastante prematuro el hecho de querer casarse, lo cual no era tan descabellado.
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