Enrique Butti - Araca corazón callate un poco
Здесь есть возможность читать онлайн «Enrique Butti - Araca corazón callate un poco» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Araca corazón callate un poco
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:3 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Araca corazón callate un poco: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Araca corazón callate un poco»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Araca corazón callate un poco — читать онлайн ознакомительный отрывок
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Araca corazón callate un poco», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Marzolini se puso paranoico por el recuerdo de una vieja aventura siniestra que le hizo padecer una malvada devoradora de hombres (se me cayó el alma a los pies cuando supe que había estado con una mujer así, pero bueno, hay que escuchar cómo se desencadenó la historia; muchas veces yo me lo imaginé con ella, con desprecio y rencor, puede ser incluso que con un regodeo enfermizo, pero nunca realmente como una cosa erótica, sino siempre triste, un desencanto, para él y para ella, y para mí también), decía que Marzolini pensó que esta mujer del atrio podía ser otra diabla similar a la malvada devoradora, y seca y seriamente le dijo que le agradecía pero que las flores eran hermosas luciéndose en el jardín y que él no tenía la costumbre de cercenarlas. La saludó sin más y empezó a caminar firme, con la plena intención de hacer cualquier cosa para escapar si volvía a oír el retumbar de los pesados botines con plataformas que la del atrio calzaba sobre zoquetes deportivos. En último caso podía salir corriendo sin importarle si despertaba un escándalo entre los fieles que se estaban desperdigando por el barrio. O le gritaba que dejara de molestar, o enfilaba para la casa de su hermana que vive ahí a la vuelta, aunque mejor que esa mujer no localizara ningún sitio que tuviera que ver con él. Llegó a la esquina, giró, y en la otra esquina se volvió y comprobó que nadie lo seguía.
Y la noche en que me cuenta que acaba de llamar el loco por la Flaçon, a Marzolini se le ocurre que esta mujer del atrio pueda ser la Margarita en cuestión. El loco puede haberlo visto aquel domingo de Pascua, vio cómo se besaron y cómo después ella corría como una loca, trastabillando sobre sus plataformas de plomo, para llegar junto a él y casi romperle un brazo. Después el tipo pudo haberlo rastreado y ahora no le pierde pisada, eso dice Marzolini, que tiene la firme impresión de que hace semanas que lo vienen siguiendo. (Y ahí la historia empieza a inquietarme; me parece que podemos caer en algo feo, en algún percance con gente que no tiene nada que ver con él, con gente y con situaciones que una vez definió muy bien un amigo filósofo de bar a quien le conté unas aventuras en las que mi muñeco tuvo que vérselas con unos agentes de la KGB que supieron que de Venus lo acababan de devolver a la Tierra, y otra peor, cuando sin comerla ni beberla se encontró en medio de políticos corruptos y sicarios, historias así que me dejaban tres días con taquicardia, y que para descargar mi alma referí a ese amigo que llamo filósofo de bar, que es un tipo interesante, buen tipo pero con toda la lacra del machismo feo y de quien se siente fracasado en la vida, sarcástico y cínico sobre todo con las historias de amor, por eso nunca le cuento nada de Marzolini, pero ese día le largué lo que parecía una novela policial negra en las que no había ningún personaje con mínima conciencia ética, y el tanguero amigo filósofo de bar después de escuchar la historia y mis lamentos acerca de que una persona tierna y cariñosa tuviera que sufrir el ataque de todos esos canallas, dijo, aprovechando la ocasión para pegarme con un palo: “La historia arrastra a todos, no solo a quienes la dirigen y empujan, o la quieren dirigir y empujar, sino también a quienes se apartan o se quieren apartar de su curso, y perderse lejos de la corriente humana, como una que yo conozco, metiéndose en los prados para acariciar los pistilos de las flores y correr hasta la cumbre de una colina para largarse a cantar como la novicia rebelde”. El asunto es que cuando Marzolini me cuenta que lo han estado siguiendo yo no me puedo retener y lo distraigo de cualquier manera hasta devolverlo a su sospecha de que la mujer del atrio sea la Flaçon del loco).
Puede ser, sí, dice, el tipo la vio besarme, vio que me perseguía por la calle, que yo la abandonaba. Capaz que él se le acercó y ella supongo que lo habrá mandado a pasear, y de un día para el otro, así como yo dejé de verla aunque tomé la costumbre de ir a esa iglesia todos los domingos, él dejó de verla y se volvió loco. Y capaz que un día me descubrió por la calle y ahí me siguió, rastreó dónde trabajo y el número de teléfono de mi casa. (Me dice, mientras yo no puedo dejar de mirarlo con resquemor y se me atraganta una pregunta que recién me acordaré –si me animo– a desembuchar dentro de unas diez páginas. Porque a veces me obliga a apuntarle incongruencias: que si el loco por la Flaçon lo vio en la iglesia con la enérgica del atrio es o porque ya lo venía siguiendo de antes a él, a Marzolini digo, o es porque la seguía a ella, a la Flaçon, y de cualquier manera, ¿por qué el tipo la dejó escapar? Y él zafa siempre bien:)
—Porque ella se le escapa siempre, porque él no se anima a acercársele, o porque, celoso, habrá preferido seguirme a mí, qué sé yo; la próxima vez que se comunique conmigo le doy tu dirección y así le podrás preguntar a él personalmente... Siempre tengo que terminar contestando preguntas estúpidas, nunca puedo decir lo que quiero, nunca me dejaste contar la historia de la Niña Santa y me obligaste a... mejor no hablo.
—¿Qué te picó, ahora? Hablá nomás, si el único que habla siempre es el señor...
—No, querida, yo hablo pero para decir lo que usted quiere... La historia de la Niña Santa no pude...
—Y dale con eso.
—Sí, nunca te la pude contar y me quedó el trauma.
—Trauma, mirá vos, si la que estoy tirada en el diván soy yo.
—Pero el que habla siempre soy yo, y si no me dejás contar algo que quiero no te vas a curar nunca.
—Dejá de decir macanas y seguí con la Flaçon. O mejor, por hoy terminamos y me voy a mi casa, porque para problemas, para problemas estoy yo.
Se traga la bilis, frunce la boca como culito de gallina y se levanta de sopetón.
—Sí, mejor, por hoy terminemos; yo también estoy cansado.
Y se ajetrea hacia el garaje para que saque la bicicleta y me vaya. Visto desde atrás parece una geisha, correteando con pasitos cortos mientras le revolotea el kimono de seda artificial.
V
Nace una señora hecha y derecha
Dos días después llama para decirme que consiguió lindos tomates para hacer unos huevos estrellados. Voy y me recibe vestido con pantaloncitos cortos y la camiseta de fútbol del equipo argentino en el Mundial 2006. Comemos, me tiro en el diván y recomienza con las especulaciones sobre la identidad de Margarita Flaçon.
Dice que el otro día, cuando recibió el llamado telefónico del loco, se le ocurrió que Margarita Flaçon también podría muy bien ser una estrategia de la malvada devoradora de hombres que no se da por vencida, que se inventó ese nombre y con ese nombre engatusó al pobre tipo de la voz de cotorra, y antes de enloquecerlo, largarlo y desaparecer, con saña vengativa le habló de él, de Marzolini, y ahora el tipo solo cuenta con Marzolini como referencia para saber algo de ella. (Finjo que tengo necesidad de ir al baño, me levanto, y cuando regreso busco encarrilarlo hacia otra encrucijada: “Y entonces, la malvada puede que lo haya largado a este pobre tipo. ¿A vos también te largó?”. Inútil, Marzolini va para cualquier lado, pero solamente para el lado que le conviene. Me ataja:)
—¿Te conté alguna vez de la venusina que quedó prendada, la emperatriz, que prometía operarme, injertarme las antenas para que me aceptaran en el reino y me nombrasen emperador? No, esperá, ¿te conté aquella historia, cuando yo era joven y anduve con aquella mujer a la que nadie tomaba en consideración? Capaz que es ella quien se llama Margarita Flaçon, nunca supe su nombre. A propósito, hay algo que nunca me dejaste decir… ¿sabés de qué estoy hablando, no? ¿Te acordás?
Me empiezo a rascar la repentina urticaria:
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Araca corazón callate un poco»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Araca corazón callate un poco» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Araca corazón callate un poco» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.