Lacan, J., “Conferencia en Baltimore”, Simposio Internacional sobre el estructuralismo, del Centro de Humanidades,1966.
Laurent, E., “Ciudades psicoanalíticas”, Revista Virtualia 8. Fuente: http://www.revistavirtualia.com/ediciones/8/indice
Miller, J.-A., Un esfuerzo de poesía . Paidós, Buenos Aires, 2016.
Santiago, J., “Pulsión de muerte, moterialité del lazo social”, Revista Lacan XXI , Mayo 2019. Fuente: http://www.lacan21.com/sitio/
Baudini, S., “Entrevista a Graciela Brodsky, Acción lacaniana”, Revista Virtualia 8 , Junio/Julio 2003. Fuente: http://www.revistavirtualia.com/ediciones/8/indice
1- Baudini, S., “Entrevista a Graciela Brodsky, Acción lacaniana”, Revista Virtualia 8 , Junio/Julio 2003. Fuente: http://www.revistavirtualia.com/ediciones/8/indice
EN ACCIÓN LACANIANA PROGRAMA DE INVESTIGACIÓN EN PSICOANÁLISIS Y CRIMINOLOGÍA DE LA NEL-CIUDAD DE MÉXICO
Coordinadora:
Viviana Berger
Integrantes:
Cinthya Estrada-Plançon
Isis Nicacio
Edgar Vázquez
José Juan Ruiz Reyes
Silvana Di Rienzo
TEXTOS
Las voces detrás de las paredes
Viviana Berger
Introducción
¿Qué será hoy ? Es la pregunta que sistemáticamente se nos ha repetido cada vez mientras vamos pasando los controles de registro para el ingreso al penal –la incertidumbre de la antesala del encuentro que nos sumerge en un universo donde el sujeto aun resiste, donde lo real sin ley retorna con una crudeza inusitada.
Lacan decía que hablaba a las paredes, “Siempre les hablé a los muros”. (1) Sin embargo, sabemos que la voz que se dirige a los muros tiene la propiedad de repercutir –en ese sentido, se deja de estar completamente solo. En Tepepan se trata de las voces que provienen de entre los muros del reclusorio, no se habla a los muros, se habla desde su interior. Evidentemente, no se trata de las paredes de la capilla de Sainte-Anne; en este caso, son las de una estructura que aloja a los sujetos que por actos delictivos se vieron llevados a habitar detrás de murallas que los aíslan de la sociedad. La voz, esas voces son perfectamente reales, y no solo para el sujeto –ya en 1933 Lacan escribía “Hay allí algo que hace a la estructura misma de lo social”. (2) Será nuestro el desafío de saber leer el real de la civilización que cobra voz a través de estas historias.
Esas voces que encarnan eso que habita el lenguaje, fuera de sentido, de la estructura. “Ella asedia y basta decir para que emerja, para que surja la amenaza en lo que se puede decir. Si hablamos tanto, si hacemos nuestros coloquios, nuestras charlatanerías, si cantamos y si escuchamos a los cantantes, si hacemos música y si la escuchamos, la tesis de Lacan, según mi punto de vista, comporta que todo eso se hace para hacer callar a aquello que merece llamarse la voz como objeto a”. (3) Evidentemente, el sujeto portador de esa voz estará destinado al silenciamiento del encierro y la segregación, salvo que ese malestar pueda ser escuchado; es allí donde está convidado el psicoanálisis, partenaire del Otro social.
¿De qué manera el discurso del psicoanálisis puede servir en este contexto? Aún lejos del dispositivo analítico, el deseo del analista siempre se dirige al sujeto; entonces, más allá de la lógica víctima / victimario, el psicoanálisis lo extraerá de la masa del conjunto anónimo de “¡los criminales!”, para acercarse al sujeto en singular. Se indagará en relación a la pregunta por la causa del delito –seguramente opaca, fuera de todo sentido común, pero no a los fines de esclarecer una investigación judicial, sino más bien, para situar las circunstancias y la lógica del desencadenamiento que permitirán echar luz sobre el caso clínico. El interés versará respecto de la posición subjetiva frente al acto, la comprensión de la significación del crimen en el uno por uno, lo real en juego en cada caso.
Se trata de una clínica muy particular: en intersección con el derecho, lo jurídico, la psiquiatría, e incluso, lo policial. La seguridad pública está implicada: hay expedientes, jueces, testigos, forenses, peritos, y en muchos casos, ¡hasta la prensa!, además de los trabajadores sociales, psicólogos, criminólogos y el personal técnico penitenciario.
El presente texto aspira a formalizar el recorrido de la experiencia durante el primer año de trabajo en el Centro Femenil de Reinserción Social de Tepepan, al que llegamos a través de la Subsecretaría del Sistema Penitenciario de la Ciudad de México, con el afán de transmitir, más allá del saber acumulado y la acción lacaniana llevada adelante, los efectos de formación y transferencia de trabajo que se generaron a partir de la misma, en un retorno hacia la Escuela, para que repercutan, también, entre otros, psicoanalistas y no psicoanalistas.
No tenemos, entonces, construcciones acabadas, sino más bien el esfuerzo de elucidar el acto del analista y escribir sobre el movimiento de una investigación novedosa, donde el psicoanálisis se encuentra con la criminología, y a la vez se imbrican múltiples aristas: la acción lacaniana, la clínica carcelaria, las presentaciones de enfermos de Lacan, el pasaje al acto en la psicosis, y los alcances de la presencia de los analistas en las instituciones.
Nada es más humano que el crimen
Nada es más humano que el crimen , resulta, pues, una provocadora paradoja que propuso oportunamente Jacques-Alain Miller, a través de la cual desenmascara la cara oscura del ser humano que subyace detrás del velo admirable de los buenos sentimientos y las normas sociales, aludiendo a la tensión entre la ley y el goce, fundante de la estructura subjetiva.
“Lo que parece más inhumano, ha sido reintroducido en lo humano por Freud”. (4) Lo inhumano sería estar desprovisto de este conflicto –al menos esto es lo que el psicoanálisis ha agregado a la idea de nuestro ser–. “El psicoanálisis ha mostrado que nuestro ser incluye esa parte desconocida, el inconsciente reprimido, que está dentro de mí, que me mueve y actúa habitualmente a través de mí y aunque Freud la llama ‘ello’, está en continuidad con el ‘yo’. Somos criminales inconscientes y eso aflora en la conciencia –principalmente en la conciencia obsesiva– como sentimiento de culpa. Freud considera que toda conciencia moral y la elaboración teórica y práctica del discurso del derecho son reacciones al mal que cada uno percibe en su ello. El derecho es una formación reactiva que resulta del mal presente en cada uno, es decir, primero hay en cada uno ese mal”. (5) Ello implica que en el humano habita el mal, en todos. Y más aún, no solo el mal existe en él, sino que, además, el hombre tiende a buscarlo, es la paradoja.
Se trata de la perspectiva de un sujeto dividido –la aportación fundamental del psicoanálisis al pensamiento universal–; la idea de que, a partir de la incidencia de lo simbólico, hay una condición de alienación estructural determinada por otra escena que transcurre a espaldas y comanda los actos, que no tiene nada que ver, precisamente, con “las buenas costumbres”. En este sentido, la fascinación hacia el gran criminal podría explicarse en la medida en que éste realizaría un deseo presente en cada uno de nosotros, ¡hay sujetos que no retroceden frente a su deseo! Y cuyo goce no fue detenido por la ley moral, aunque sí por la ley de la justicia –lo cual nos aporta un elemento fundamental para leer el caso y pensar la dirección de la cura en esta clínica.
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