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Nota editorial El Diario de la pandemia se escribió durante los primeros meses de zozobra y confinamiento que experimentó el mundo entero tras la propagación del coronavirus. Todos los días, desde finales de marzo hasta el 30 de junio, más de 100 escritores mandaron a la Revista de la Universidad de México estos textos urgentes e inmediatos donde expresaban su angustia, su desazón, sus observaciones acerca del periodo extraordinario y oscuro por el que atravesamos, para que los publicáramos en la versión digital de nuestra revista. Este libro reúne ensayos tan lúcidos y elocuentes como “Del verbo tocar: Las manos de la pandemia y las preguntas inescapables”, firmado por la mexicana Cristina Rivera Garza, hasta testimonios de honestidad lacerante como “La ansiedad”, de la argentina Mariana Enriquez. Se trata de una serie de ventanas a distintas ciudades —como Buenos Aires, Sevilla, Montreal, Berlín, Managua, Estocolmo, México, París, Bogotá y Saltillo, entre muchas otras— desde donde escritores de diversas edades, lenguas y culturas contaron sus experiencias ocurridas desde lugares secuestrados por el dolor y el miedo. Agradecemos a todos ellos haberse tomado el tiempo y el esfuerzo para contribuir a esta obra conjunta que dejará un testimonio revelador. También agradecemos a los autores espontáneos que, inspirados por estas contribuciones cotidianas, sumaron su voz desde la sección “Balcones”, creada con el propósito de que ninguna vivencia quedara excluida de esta obra colectiva. Nuestro deseo es que este libro contribuya a que nunca se olvide lo que aprendimos durante este periodo. Si la pandemia nos ha enseñado algo es lo importante que resulta para los seres humanos estar cerca unos de otros, el dolor de la lejanía y la responsabilidad que cada uno tiene sobre la desgracia y el bienestar de los demás. Sólo los esfuerzos conjuntos podrán garantizar nuestra sobrevivencia y —esperamos— el tránsito hacia un mundo más igualitario y más consciente. —Guadalupe Nettel
Guadalupe Nettel
Presentación. Tiempo de virus
Jorge Volpi
28/03-30/06, 2020
Desde el Carnaval de Venecia 2020 (La máscara)
Rachele Airoldi
El reino ermitaño
Verónica González Laporte
No hay nadie en casa
Santiago Roncagliolo
El baile de los que sobran
Alejandra Costamagna
Funámbulo sin cable de protección
Mario Bellatin
Ministros, comisionistas y vagabundos
Marcos Giralt Torrente
Los náufragos
Pedro Mairal
Butman
Chiara Valerio
Viruses, marzo 31
Martín Caparrós
La plaga número 11
Gina Zabludovsky Kuper
El Poble Sec vacío y límpido
Robert Juan-Cantavella
Del verbo tocar: Las manos de la pandemia
Cristina Rivera Garza
Un estruendo silencioso
Felipe Restrepo 87 Pombo
Primera entrega de mi cuaderno de confinamiento
Cristina Morales
Exilio en la calle principal
Julián Herbert
Jair Bolsonaro: masas, virus y poder
Fábio Zuker
La ansiedad
Mariana Enriquez
Final del viaje
María Soledad Pereira
Otro afuera
Carolina Sanín
Querida Eula Biss
Jazmina Barrera
El conejo encabeza la encuesta
Nina Yargekov
Wounda
Eduardo Halfon
A una niña le duele el costado
Ximena Ramírez Torres
Leve memoria
Margo Glantz
La cuarentena de mi madre y el virus de la impunidad
Javier García Bustos
Miedo y cybersexo
Wenceslao Bruciaga
La máquina paró
Gabriela Alemán
Aquí
Yásnaya A.
Elena Gil
Marzo-Abril 2020
Pedro Juan Gutiérrez
La imposible dedicatoria
Paul B. Preciado
Más se perdió en la guerra
Daniel Alarcón
Jugar a los neandertales
Marta Sanz
Pst… Eso ya estaba allí
Óscar Martínez
No dejaremos nunca más que nos roben nuestra vida
Annie Ernaux
Respiraciones
Daniel Saldaña París
Silencio
Katia D’Artigues
El algoritmo detenido
Luisgé Martín
Miedo
Luisgé Martí
Síntomas
Luis Chaves
Allá afuera hay monstruos
Edmundo Paz Soldán
Mi abuela de 104 años no quiere saber nada de ninguna pandemia
Ondjaki
El patio y el pueblo
Víctor Alfonso Moreno
Allá afuera
Irmgard Emmelhainz
El año de la rata
Armando Maldonado
Duelos
Luciana Sousa
Nada parece tan antiguo como el pasado reciente
João Paulo Cuenca
Multitud
Alejandro Zambra
Sobre vivir juntos
Lina Meruane
El tiempo suspendido
Guadalupe Nettel
El mejor año para iniciar una editorial
Jacobo Zanella
¿Qué hay de postre, papá?
Pedro Strukelj
Caduco mientras escribo
Paula Piedra
Cartón corrugado
Kirvin Larios
Prefiero no pensar en eso por el momento
Joca Reiners Terron
Un rayo de sol
Yael Weiss
Contrainforme del coronavirus
Javier Cercas
Oídos sordos
Rosa Beltrán
Guayaquil
María Fernanda Ampuero
Mapas negros
Rodrigo Hasbún
Escenas de un mundo hospitalario
Jesús Ramírez-Bermúdez
Yo, Pájaro
Nell Leyshon
Corona
Nick Flynn
El retorno de los viejos
Bruce Swansey 326
La covid-19 en Blanco Trópico
Adrián Curiel Riv
Miedo derretido
Martha Bátiz
El alma del señor Yoshio Tateishi
Fernando Iwasaki
Del correcto aseo de los dientes
Benjamín Cann
Visión del enclaustrado
Alberto Manguel
Por el gusto de fastidiar/divertirme
Jen Calleja
Minidiario de pandemia en tres actos
Andrés Neuman
Nadie es una isla
Bruno Arpaia
¿El futuro será esto?
Adolfo García Ortega
Ultrafalso
George Zarkadakis
Mis días felices en el infierno
Sergio Ramírez
Lo que cabe en un paréntesis
Piedad Bonnett
La cola del tigre
Eduardo Berti
Pandemónium
Claudia Amengual
Carta de Boston (desde el encierro)
Pedro Ángel Palou
Charleston/México: una realidad alterna
Eloy Urroz
¡Próspero año nuevo para todos!
Lucílio Manjate
En la covid19
Ana Pellicer Vázquez
La naturaleza como Grand Finale
Luis Felipe Lomelí
Cuatro escenas de una cuarentena en Montevideo
Ramiro Sanchiz
Tuitcciones
Juan Carlos Méndez Guédez
Travesías inmóviles
Carlos Franz
El curioso caso de dos niñas, tres aeropuertos y una pandemia
Alejandro Estivill
El halcón y el perrito
Héctor Hoyos
Cotidiano interruptus
Monique Zepeda
No puedo respirar
Mayra Santos-Febres
De las cosas que dejamos
Santiago Gamboa
Aunque no lloren
Ricardo Chávez
Manuscrito encontrado en una sesión Zoom
Carlos Cortés Zúñiga
jueves, lunes
Sergio Chejfec
El último pinguero
Rubén Gallo
Hemos perdido a un amigo, y todo sigue igual
Karolina Ramqvist
La medida de lo posible
Elisa Díaz Castelo
A las ocho y veinte
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