Juan Domingo Argüelles - ¡No valga la redundancia!

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Lo que nos toca escuchar (y soportar) todos los días: «Yo mismo». El «mutuo diálogo». Lo que tienes que leer «antes de morir». Lo «bastante frecuente». Lo «actualmente en vigor». Las «falsas mentiras» de las «grandes multitudes». El «robo ilegal» de «productos orgánicos». «Repetir lo mismo», así sea un «rumor no confirmado». ras el catálogo de errores en el uso común del español que Juan Domingo Argüelles elaboró en
Las malas lenguas, este nuevo volumen continúa su recorrido por las expresiones que el descuido, la insistencia en calcar formas de otras lenguas, la pandemia de la corrección política y la simple ignorancia de las palabras y sus significados han sembrado en los medios informativos, las redes sociales e incluso libros de toda índole.Como señala el autor en su prólogo,
¡No valga la redundancia! « va dirigido a unos pocos millares de personas a quienes el cuidado del idioma les interesa, sea porque es su ámbito profesional o bien su gozo, además de su prodigioso instrumento de comunicación». En esta ocasión, se concentra en «los sinsentidos y redundancias, los pleonasmos y ultracorrecciones» que leemos y escuchamos todos los días. Con mordaz sentido del humor y un espíritu tan crítico como didáctico, este libro es a la vez una obra de consulta y un divertido recordatorio de lo que ocurre cuando olvidamos, ignoramos o desdeñamos la precisión en el lenguaje.

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картинка 23Google: 50 700 resultados de “abstinencia total”; 1 420 de “abstinencia parcial”. картинка 24

5. abusar, abusivo, abuso, ¿abuso desmesurado?, ¿abuso desproporcionado?, ¿abuso exagerado?, ¿abuso excesivo?, ¿abuso inmoderado?, exceder, excesivo, ¿excesivo abuso?, exceso, usar, uso, ¿uso abusivo?

El sustantivo masculino “uso” (del latín usus ) denota la acción de “usar”, verbo transitivo que significa “hacer servir una cosa para algo”, y, como intransitivo, “dicho de una persona: disfrutar algo” (DRAE). Ejemplos: Todo se descompone con el uso; En este museo se prohíbe usar cámaras fotográficas; Puedo usar unos años más mi automóvil si le doy constante mantenimiento. El verbo intransitivo “abusar” significa, en la primera acepción del DRAE, “hacer uso excesivo, injusto o indebido de algo o de alguien”. Ejemplo: Todo el tiempo abusaba de su autoridad. De ahí que el sustantivo “abuso” (del latín abūsus) denote la acción y efecto de “abusar” que, ya desde 1726, en el Diccionario de Autoridades, se definía como “corruptela introducida contra lo justo y razonable, y uso malo de las cosas”. Ejemplo: Fue acusado de abuso de autoridad. Queda claro, entonces, que “abuso” equivale a “mal uso” y que, en consecuencia, no es lo mismo “uso de autoridad” (con sentido positivo) que “abuso de autoridad” (con ineludible sentido negativo). Dicho y comprendido lo anterior, resulta una gruesa redundancia referirse al “abuso excesivo” o al “excesivo abuso”, puesto que, por definición, “abusar”, como hemos visto, ya implica “exceso” (del latín excessus), sustantivo masculino que significa “parte que excede y pasa más allá de la medida o regla” (DRAE). Ejemplo: Se puede ser pendejo, pero lo de él es un exceso. De ahí el adjetivo “excesivo”: “que excede y sale de regla”. Ejemplo: Su tontería es excesiva, pero él ni se da cuenta. El verbo intransitivo y pronominal “exceder”, “excederse” significa, por ello, en la segunda acepción del DRAE, “propasarse, ir más allá de lo lícito o razonable”. Ejemplo: Se puede ser pendejo, pero no hay que excederse. Es correcto decir y escribir “uso excesivo de fuerza” y “excesivo uso de poder”, pero no lo es, por supuesto, decir y escribir “abuso excesivo de fuerza” y “excesivo abuso de poder”, pues si “abusar” significa “hacer uso excesivo”, en estos dos últimos casos estamos incurriendo en redundancias muy brutas que, para mayor desgracia, han desembocado en otra mucho peor, es decir, una repugnante rebuznancia: la del “uso abusivo”, con la que se dan vuelo millones de hablantes y escribientes, y que es la joya de la corona de este increíble dislate, pues el adjetivo “abusivo” (del latín tardío abusīvus) “se aplica a lo que constituye un abuso” (DUE) o, en otras palabras, un “uso” nocivo, perjudicial, dañino. Ejemplo de María Moliner: Precios abusivos. De tal forma, unir el sustantivo “uso” al adjetivo “abusivo” es no tener ni la menor idea del significado de las palabras ni del uso de la lógica. Dígase “acción abusiva”, “ejercicio abusivo”, “práctica abusiva”, pero no, ¡por favor!, “uso abusivo”, pues el adjetivo “abusivo”, como hemos visto, ya contiene en sí la noción negativa del sustantivo “uso” que no es otra que el sustantivo “abuso”. Estas redundancias tan primarias pueden evitarse recurriendo al diccionario, a fin de consultar las definiciones de los sustantivos “uso” y “abuso” y de los adjetivos “abusivo” y “excesivo”, pero da la casualidad de que quienes utilizan estos términos e incurren en tales dislates (periodistas, escritores y profesionistas en general) jamás abren un diccionario ni siquiera mediante sus teléfonos inteligentes. Por ello leemos y escuchamos a cada rato acerca del “uso abusivo de redes sociales”, el “abuso excesivo de fuerza” y el “excesivo abuso de poder”, o, incurriendo en la misma redundancia, pero con otro adjetivo, del “abuso desproporcionado” y del “desproporcionado abuso”, lo cual es caer en el mismo comal caliente, pues el adjetivo “desproporcionado” (del participio de “desproporcionar”) significa “que no tiene la proporción conveniente o necesaria” (DRAE) y, por tanto, es sinónimo del adjetivo “excesivo”, siendo el significado del verbo transitivo “desproporcionar”, “quitar la proporción a algo, sacarlo de regla y medida”. Ejemplos: La sanción que se le aplicó es desproporcionada; Una ley que desproporcione el castigo, en relación con la culpa, es injusta. Otros sinónimos de “excesivo” y “desproporcionado” son “exagerado”, “desmesurado” e “inmoderado”. En consecuencia, si también hacemos acompañar estos adjetivos con el sustantivo “abuso” cometemos, sin más, brutas redundancias. Lo correcto es acompañarlos del sustantivo “uso”: “uso excesivo”, “uso desproporcionado”, “uso exagerado”, “uso desmesurado”, “uso inmoderado”, pero jamás “uso abusivo”, pues esto es como decir y escribir la sandez “práctica impráctica”, que uno pensaría que nadie se atrevería a utilizar, pero que tiene, al menos, medio centenar de resultados en el motor de búsqueda de Google, con ejemplos tan bárbaros como los siguientes: “Haciendo esta práctica impráctica, lenta y costosa”, “no creo que sea tan obvio que pretendan incrementar esta práctica impráctica”, “esta práctica impráctica espero desaparezca por la inseguridad jurídica que esto implica”, “le seguía pareciendo una práctica impráctica”, etcétera.

En su recomendación 37/2020 (del 2 de septiembre de 2020), la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), de México, se refiere a

картинка 25“una muerte signada por la violencia extrema, percibida también como un abuso excesivo”.

No; claro que no: ¡todo abuso es excesivo! ¡No hay abuso que no lo sea! Por tanto, la CNDH (esta institución hoy tan desprestigiada) debió referirse a

картинка 26una muerte signada por la violencia extrema, percibida también como un abuso. Y punto.

картинка 27Van aquí algunos pocos ejemplos de estas abundantes redundancias brutas, reproducidos de publicaciones impresas y de internet: “El uso abusivo de redes sociales”, “efectos sobre la salud del uso abusivo de la tecnología”, “el uso abusivo de los videojuegos”, “PAN acusa uso abusivo de justicia”, “el uso abusivo de los derechos”, “uso abusivo de armas de fuego”, “uso abusivo de la fuerza”, “adicción y uso abusivo de las nuevas tecnologías”, “acusan a policías de abuso excesivo de fuerza”, “alertan sobre miopía por abuso excesivo de dispositivos digitales”, “la contaminación urbana y el abuso excesivo de energéticos”, “abuso excesivo de violencia en sus labores”, “abuso excesivo de bótox”, “abuso excesivo de poder del sistema de justicia”, “el abuso excesivo de la fuerza del Estado”, “limitar el abuso excesivo de la aplicación de la ley penal”, “excesivo abuso del alcohol”, “con excesivo abuso de la fuerza”, “excesivo abuso y maltrato hacia los animales”, “abusos excesivos del poder público”, “excesivos abusos policiales en México”, “abuso desmesurado de anglicismos en el vocabulario”, “abuso exagerado y continuo de nuestros símbolos patrios”, “Tlatlaya y Ayotzinapa, claro ejemplo de abuso desproporcionado de poder”, “ojalá se logre exterminar el exagerado abuso del poder político y económico”, “abuso inmoderado habitual de drogas enervantes”, “el desmesurado abuso de los contratos temporales”, “el desproporcionado abuso que hacemos del petróleo” y, como siempre hay algo peor, “llaman a evitar uso abusivo de cubrebocas”. ¡Que Dios los perdone, porque nosotros, no!

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