• Пожаловаться

Charles Baxter: Primera luz

Здесь есть возможность читать онлайн «Charles Baxter: Primera luz» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: unrecognised / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Charles Baxter Primera luz

Primera luz: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Primera luz»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

¿En qué medida el pasado define el presente? ¿Qué significado guardan los pequeños episodios de una vida como cualquier otra? Y ¿cómo cambia el tiempo la percepción de esos pequeños episodios?
Primera luz, de Charles Baxter, no es un tratado de filosofía; es una novela extraordinariamente bella. Pero algunas de esas preguntas trascendentes subyacen en la trama de esta historia que narra la vida de dos hermanos, Hugh y Dorsey, él vendedor de autos y ella astrofísica. El sencillo procedimiento de desandar los pasos de sus vidas revela el origen de sus traumas y sus aspiraciones, de los conflictos y los silencios, y deja también al descubierto cómo interviene el azar, o quizás el destino, en la configuración de una personalidad a lo largo del tiempo.
Baxter es un maestro del semitono, un finísimo observador del detalle significativo y un narrador tan contundente que enseguida nos sumerge en las trayectorias de sus personajes, con quienes convivimos deseando que nunca concluyan, aunque sepamos (desde el principio) que todo final tiene un comienzo.

Charles Baxter: другие книги автора


Кто написал Primera luz? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Primera luz — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Primera luz», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Toma un sorbo de limonada y lo traga ruidosamente mientras examina los rostros de Dorsey y Hugh para ver si la escuchan con atención. Satisfecha, empieza a mover la mano derecha cerca de la mejilla.

—Bueno, este… este reverendo, se llamara como se llamara, se arreglaba de manera bastante llamativa: pañuelo de seda verde, chaqueta negra, camisa negra, pantalones negros. Y una cadena de oro con un corazón de oro, un corazón de San Valentín que le pendía del cuello, de modo que caía sobre su verdadero corazón, en el lugar donde normalmente habría una cruz. Así que te quedabas mirando el pañuelo, el pelo rígido como el cartón y el corazón, el de oro. Empezaba a hablar en voz baja y sosegada, como uno de esos locutores de radio de altas horas de la noche. Todo el mundo esperaba el fuego del infierno, el catálogo de pecados y los peligros de apartarse de la verdadera fe. Todo el mundo esperaba, bueno, las amenazas de castigo. Y nos hablaba un poco de eso, pero no era más que el preludio de lo que realmente quería hacer: ensalzar lo que él llamaba el inconmensurable poder del amor. Hablaba de amor, ese hombre feo. Nadie se lo esperaba. A la gente siempre le encanta escuchar que ha estado pecando y que por eso no llueve, pero no espera que nadie le diga que lo que le falta es amor.

La señora LaMonte mira a Dorsey como si lo que relatara estuviese dirigido a ella. Se echa atrás, el sillón de mimbre chirría, y prosigue:

—Lo que hacía era citar a Mateo y las Epístolas, citaba a Jeremías, Miqueas y el Cantar de los Cantares. Les hacía creer que no había llovido porque la gente no se besaba, no se gustaban lo suficiente unos a otros para dar lo que él llamaba «una pizca de humanidad». Lo llamaba el Evangelio de las Lenguas. Según él, la Biblia dice que debes abrazar al prójimo. Decía que Jesús daba besos. Pensé que tendría gran éxito. Al fin y al cabo yo era una chica de trece años. Lenguas… En fin, Dios mío. Pero no. No lo echaron del pueblo, pero salieron de la carpa taciturnos y gruñones. No consiguió más que unos pocos dólares. La gente de Five Oaks no estaba dispuesta a escuchar a un hombre que predicaba que había que besarse. Mi madre decía que era una indecencia perversa. Mientras volvíamos a casa consiguió que mi padre le diera la razón. Pero recuerdo que al día siguiente llovió. Y al otro día también. A lo mejor la gente siguió el consejo del predicador. Nunca se sabe qué hace la gente en casa. —Se vuelve para mirar a Hugh—. O en cualquier otra parte.

Durante el camino de regreso, Dorsey vuelve a apoyar los pies en la guantera, pero repiquetea con los dedos en la pierna y está inquieta. A Hugh le gustaría ver la expresión de sus ojos, pero ella se ha puesto las gafas de sol. Ahora Noah está tranquilo, con la pelota de fútbol en el regazo y la cabeza vuelta para mirar el cielo por la luneta trasera.

—¿Cuánto tiempo piensas quedarte en Minneapolis? —le pregunta Hugh.

—Hasta que Simon se haya establecido.

—¿Y entonces volverás a Buffalo?

Ella asiente.

—¿Con Noah?

Dorsey vuelve a asentir.

—¿No es una separación?

—No, no es una separación. Solo estaremos separados unos meses. —Juguetea con el cabello, enrollándolo en el dedo índice.

—¿Simon tiene a alguien en Minneapolis? —pregunta Hugh.

—Simon tiene a alguien en todas partes y eso no es asunto tuyo, cariño.

Hugh es consciente de que su hermana sigue sermoneándolo y justificándose a sí misma, pero lo hace en silencio, mirando hacia delante. Aunque él se concentra en la ruta, ve también en su mente, como si la proyectara su hermana, una imagen de Simon: está tendido en el suelo con los ojos cerrados; su postura no sugiere tanto que esté durmiendo sino más bien una forma de martirio perezosa y narcisista. Es la imagen del mártir triunfante que logra beneficios poco claros. Tiene los brazos alzados muy por encima de la cabeza, cruzados a la altura de las muñecas. Alguien está tendido encima de Simon.

Hugh se lleva la mano izquierda a los ojos, se los restriega con brusquedad y mira por la ventanilla. Ahí sigue el U-pick Apple Orchard de Bastien, pasando por el lado derecho de la carretera, ocho kilómetros al sur del pueblo. Una vez le vendió a Harry Bastien un Buick Century —azul, sin ningún accesorio, solo una radio AM—, pero el banco se quedó con el vehículo por falta de pago y desde entonces Harry no le dirige la palabra.

El paisaje monótono se desliza a su lado a noventa y cinco kilómetros por hora. Hugh es un conductor temperamental, y pensar en su cuñado, el actor, lo deprime: acelera a ciento cinco.

—¿En qué trabajas últimamente? —pregunta a su hermana.

—¿Mi trabajo?

Dorsey mira a Hugh, boquiabierta por la sorpresa.

—Sí, tu trabajo. ¿Qué estás haciendo?

Dorsey aguarda un largo rato antes de responder.

—Estoy trabajando con otros en algo que se llama la masa faltante. Si examinas los cálculos habituales relacionados con el Big Bang, descubres que en el universo hay suficiente densidad para cerrarlo, para detener la expansión del espacio. Eso se llama planitud. En cualquier caso, el problema estriba en que si calculas la densidad con las galaxias que se observan actualmente, te falta más o menos el ochenta por ciento de la masa que se supone que debería estar ahí. Si cuentas los leptones y la materia bariónica, sigue faltando el ochenta por ciento. Quizá sea materia no bariónica, quizá sean otras partículas, pero nadie está seguro. En eso consiste la masa faltante. Ahora se habla incluso de materia fantasma, planetas, estrellas y galaxias invisibles que tienen atracción gravitacional. En eso estoy trabajando.

—La masa faltante.

—Exacto.

—No lo entiendo —dice él.

—No tienes por qué.

Hugh observa un cuervo con el plumaje erizado, posando de perfil en el tejado de la tienda de autopartes de Tom Rangan. Detrás del edificio hay un terreno alargado lleno de Buicks y Ramblers oxidados, de Cougars y Lynxes rotos. Los vehículos han sido partidos por la mitad, amputados, cortados en tercios. Les han arrancado trozos en ángulos agudos, pura geometría metálica. A Hugh siempre le han encantado los depósitos de chatarra automovilística, y especialmente ese. Los metales marrones y oxidados le procuran serenidad de espíritu. Contra la imagen de Simon despatarrado en el suelo o el problema de la masa faltante, Hugh se consuela con piezas de coche y cromo abollado.

—Siempre has tenido cerebro —le dice a la hermana.

—No es cosa de broma —responde ella. Al cabo de una pausa, extiende las manos y traza unos arcos—. Imagina que retrocedes al primer segundo del Bing Bang, a la primera fracción de una fracción de segundo. Imagina que llegas en una máquina del tiempo y ves que el espacio se contrae. Imagina el tiempo invertido. Si tú…

—No —dice él.

—¿Qué?

—No. Piensa tú en eso. Yo no tengo por qué hacerlo… vivo aquí.

A orillas del lago, en el lugar donde antes estaba el parque de diversiones se levantan ahora unos condominios. La tienda de artículos agrícolas en las afueras del pueblo se ha convertido en La Talabartería de Kathy; la tienda de baratijas ha sido renovada y ahora vende antigüedades.

—¿Qué ha ocurrido aquí? —dice Dorsey—. Se ha frivolizado.

—Terratenientes —responde Hugh—. Se han mudado muchos ricos. No tengo idea de dónde vienen. Están por todas partes. Supongo que es porque los pueblitos a la orilla de un lago son chic. Algunas de estas tiendas aún venden lo que uno necesita. Todo lo demás son artículos de lujo.

Cinco semáforos, seis cuadras, la estatua de un veterano de la Primera Guerra Mundial, dos giros a la derecha, un puente por encima de la vía arrancada del tren y estacionan en el sendero de acceso a la casa de Hugh. Sus hijas, Tina y Amy, se largan a correr desde la galería, con el pelo al viento, y se ponen a golpear las ventanillas traseras y el baúl con los puñitos.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Primera luz»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Primera luz» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Elisa Victoria: Vozdevieja
Vozdevieja
Elisa Victoria
Marcelo Schejtman: Mi mejor maestro
Mi mejor maestro
Marcelo Schejtman
Charles Perrault: La Bella Durmiente
La Bella Durmiente
Charles Perrault
Enrique Garcés de los Fayos: Más allá de esta vida
Más allá de esta vida
Enrique Garcés de los Fayos
Отзывы о книге «Primera luz»

Обсуждение, отзывы о книге «Primera luz» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.