Siempre que uno habla, inmediatamente se crea una especie de afinación, un tomar contacto con el escucha. El alma del orador se aproxima pronto a la del escucha. Se abren las puertas; las defensas del escucha empiezan a ceder.
Cuando están escuchando, si tienen una atención completa, tienen que parar sus pensamientos. Entre más atentos estén mientras escuchan, menos pensarán. Se abren sus puertas, se vuelven más receptivos al otro. Ahora algo puede entrar directamente sin ser entorpecido, ustedes y el orador se llegan a conocer el uno al otro. Y en un sentido muy profundo, se establece una relación armoniosa. El discurso llega sin nada; sin embargo, hace un eco profundo en el escucha.
No se puede establecer una relación como ésta cuando uno está leyendo, porque el escritor está ausente. Cuando están leyendo, si no entienden algo, automáticamente tienen que hacer un intento para entenderlo. Pero cuando escuchan, entenderán sin ningún esfuerzo.
Si están leyendo un libro basado en un discurso mío que ha sido transcrito literalmente, entonces, olvidarán que están leyendo, porque me conocen. Después de pocos minutos sienten que no están leyendo, que están escuchando. Pero si se cambian las palabras o se cambia ligeramente el estilo en la transcripción, se romperá el ritmo y la armonización Cuando aquellos que me han escuchado alguna vez leen lo que he hablado, leerme es tan bueno como escucharme. Pero hay una diferencia, porque incluso un cambio en el ambiente cambia la intención de lo dicho.
La dificultad es que lo que estoy tratando de decir cambia de acuerdo con la forma de expresión. Si uso poesía, se impondrán sus propias condiciones: un arreglo particular de palabras, el rechazo o la selección de un tema en particular, el rompimiento o la eliminación de cosas particulares. Si es necesario expresar la misma cosa en prosa, el contenido será completamente diferente.
Es por eso que, en su mayoría, todos los grandes libros del mundo han sido escritos en forma poética. Lo que se dijo estaba tan lejano de la lógica, que era difícil expresarlo en forma de prosa. La prosa es muy lógica; la poesía es muy ilógica. La falta de lógica es permitida y perdonada en la poesía, pero no en la prosa. En la poesía, si en algunos lugares vas un poco más allá del entendimiento lógico, tienes licencia para hacerlo. No así en la prosa.
Debido a que la poesía profunda es ilógica, la prosa profunda debe ser lógica. Si tratan de escribir los Upanishads o el Guita en prosa, encontrarán que se pierde lo que les da vida. El medio cambió y lo que era hermoso en poesía en prosa es torpe y pesado. No tienen lógica, pero la prosa tratará de que la tengan, porque la prosa está en acuerdo con la lógica.
Los Upanishads fueron recitados en forma de poesía; también el Guita. Pero Buda y Mahavira no hablaron en forma poética. Hay una razón para este cambio. Desde el tiempo en el que se escribieron los Upanishads y el Guita, el mundo ha cambiado. El periodo cuando fueron escritos era, en cierto sentido, poético. La gente era sencilla y franca: no había demanda para la lógica. Si se les hubiera dicho: “Dios es”, ellos simplemente dirían “sí”; no darían la vuelta para preguntar: “¿Qué es Dios? ¿Cómo es su apariencia?”
Si vemos cómo son los niños, tendremos una idea de qué clase de gentes debieron haber sido en esos días. Un niño podría hacer una pregunta muy difícil y, sin embargo, estaría satisfecho con una respuesta simple. Un niño puede preguntar de donde vinieron su pequeño hermano o hermana. Le respondes que él o ella fueron traídos por una cigüeña y él queda satisfecho. Luego se va corriendo a jugar. Ha hecho una pregunta muy difícil a la que ni una inteligencia elevada es capaz de responder correctamente. El niño pregunta la más básica pregunta fundamental “¿De donde vienen los niños?”, ustedes contestan que los trajo una cigüeña, y acabándolo de decir, el niño ya se ha ido. Queda complacido con una respuesta muy simple. Y entre más poética sea la respuesta, más complacido quedará. Es por eso que en los libros para niños pequeños tenemos que usar poesía. La poesía alcanza muy rápido el corazón de un niño. Hay un ritmo y una melodía en ella que alcanza rápido su mente. El niño vive en un mundo de ritmo y melodía.
Buda y Mahavira usaron la prosa, porque en el tiempo que vivieron, la gente estaba acostumbrada a usar mucho del pensamiento lógico. Se hacían preguntas diminutas, pero la gente no quedaba satisfecha aún con respuestas largas e intrincadas. Entonces, hacían otras veinticinco preguntas adicionales. Por eso Buda y Mahavira tuvieron que hablar en prosa.
Ahora ya no es posible hablar en poesía. Ahora se escribe poesía por entretenimiento. Alguna vez todos los asuntos serios y fundamentales fueron dichos solamente en forma de poesía. Pero ahora no se pueden decir los asuntos serios en forma poética. Todavía escriben poesía aquellas personas que disponen de tiempo y que tienen un deseo de entretener, pero todos los asuntos de valor son dichos en prosa. El género humano ya no es como niño; se ha vuelto adulto. Piensa con lógica en todos los asuntos. Sólo la prosa puede usarse lógicamente.
Cada medio cambia el contenido. A mi parecer, en la medida que se desarrollen los métodos de comunicación, regresará la transmisión de pensamientos por medio de la palabra hablada. Por un tiempo, la palabra impresa fue la más importante, pero ahora los avances tecnológicos nos están regresamdo la posibilidad de la comunicación directa mediante medios vivos, por causa de la televisión.
Después de un tiempo, nadie estará dispuesto a leer un libro. Yo puedo hablar a todo el mundo por una red de televisión. Todos pueden oír directamente. Entonces no es muy bueno el futuro del libro. Ahora, de alguna manera, el libro no será leído; será visto. Esto debe hacerse popular; el libro debe transformarse. Ahora se han desarrollado los microfilms, entonces es posible ver un libro en una pantalla. Muy pronto se cambian las palabras por imágenes.
Desde mi punto de vista, la escritura se desarrolló por impotencia. No había otra manera. Aun ahora, aquellos que quieren transmitir algo que es muy importante usan el medio del discurso hablado. No sé para quién voy a escribir. Mientras no exista alguien frente a mí, no me surge ningún deseo de hablar. No existe en mí el placer de hablar por hablar.
Ésta es la diferencia entre un escritor y alguien que está iluminado. El literato tiene cierto interés en sólo expresar algo. Está satisfecho si lo logra. Cuando lo hace, parece que deja caer una gran carga de sus hombros.
En mí no hay tal carga. Mientras hablo contigo, no estoy recibiendo placer sólo porque te estoy diciendo algo. Al decirte algo no existe el sentimiento de ser liberado de una carga. Mi decir, en un sentido, es menos una expresión y más una respuesta. No hay en mí un sentimiento de que tengo que decirte algo. Sólo se me ocurrirá decir algo si tú quieres saber algo. La condición de mi mente es tal, que si tú tiras un cubo en mi pozo, algo va a emerger de él. Gradualmente se me ha hace más difícil hablar a menos que se haga una pregunta. En el futuro me va a ser más y más difícil sólo hablar. Entonces, tengo que encontrar excusas.
Si voy a hablar del Guita, necesito una excusa. Si me proporcionas esa excusa, entonces hablaré. Pero se me está haciendo difícil hablar si no me das una excusa. Si no hay un clavo o una clavija en donde colgar algo, entonces es un problema el qué colgar o por qué debo colgarlo. Permanezco en silencio-vacío. Sales de este cuarto y me vacío.
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