ENCUENTRO ENRIQUECEDOR
El continente ignoto con el que se toparon los ibéricos en 1492 no era un lugar homogéneo geográfica, climática ni étnicamente. Así como había pueblos que vivían de la caza, la pesca y la recolecta, los había con sofisticados sistemas agropecuarios; así como los había nómadas o migrantes estacionales, se encontraron enormes ciudades con impresionante arquitectura; así como había pobladores con cultura primitiva, había pueblos con mayores avances en el campo científico que los europeos —sobre todo matemático y astronómico—; así como había pueblos dispersos y poco numerosos, había grandes imperios con todas las características de una estructura política de esta naturaleza. El encuentro de estos pueblos con los peninsulares fue uno de enorme complejidad y a la vez muy enriquecedor.
Así como nos debemos lamentar por todas las culturas americanas que desaparecieron producto de dicho encuentro, también tenemos que decir que España, luego Europa y finalmente el mundo tampoco salieron intactos —gracias a Dios— al impacto del encuentro con América.
El tomate, el cacahuete o maní, el aguacate, el cacao o chocolate, el maíz y la papa o patata son parte de la cocina universal, así como la barbacoa —de donde viene la palabra en inglés barbecue, y no al revés— también lo es. Gracias a la papa o patata —de la cual en Perú hay más de seis mil cuatrocientas variedades—, los irlandeses y otros pueblos europeos dejaron de morirse de hambre en invierno. Qué decir del cacao, con el que se hace el chocolate, y su enorme impacto en la alimentación y el sentido de placer en todo el mundo.
El encuentro deestos pueblos conlos peninsularesfue uno de enormecomplejidady a la vez muyenriquecedor. |
Así mismo, podemos hablar de la nao de China o galeón de Manila —en su época y distintas encarnaciones, la nave más grande jamás construida— y de las flotas de Indias, verdaderas precursoras de la globalización y gracias a las cuales se desarrolló enormemente tanto el intercambio comercial de bienes como el de especies agrícolas, que empezaron a sembrarse en continentes distintos, pero en los mismos paralelos, con lo cual aumentó la capacidad de alimentar a muchas más personas.
También podemos hablar del impacto de la visión autóctona sobre el mundo y la relación del hombre con la naturaleza, de las nuevas formas de organización sociopolítica que surgen de experiencias como las misiones jesuitas en comunidades indígenas de Sudamérica o de las formas cooperativas para el trabajo de la tierra. Con todos sus claroscuros, el encuentro entre nuestros ancestros fue sumamente fecundo. Sin ello, no seríamos capaces de comunicar nuestras ideas y enriquecernos con nuestras distintas opiniones e informaciones casi quinientos millones de personas.
De esa construcción sociopolítica tricontinental llamada Imperio español, y de las gentes que lo poblaron, surgieron grandes contribuciones para la humanidad. No solo el español es la segunda lengua materna más hablada en el mundo; el Quijote es la segunda obra más publicada en casi todos los idiomas, solo superada por la Biblia; la Gramática castellana de Nebrija no es solo la primera gramática española, es la primera gramática de cualquier lengua romance, y modelo para todas ellas; además, desde su presentación, se resaltó su importancia para la comunicación entre los distintos pueblos del nuevo imperio; las obras de Baltasar Gracián, sobre todo su Oráculo manual y arte de prudencia, están entre las grandes contribuciones al arte del buen gobierno; además de las obras de Cervantes, Lope de Vega, Calderón de la Barca, Fernando de Rojas, que son textos literarios de naturaleza universal, también lo son las obras del Inca Garcilaso de la Vega y sor Juana Inés de la Cruz, por ejemplo; en la pictórica, están las de Velázquez, de Goya y de El Greco, entre otros, que también son parte del acervo cultural de la humanidad; los principales cálculos matemáticos y astronómicos para el calendario gregoriano los hizo un equipo de la Universidad de Salamanca encabezado por fray Luis de León; el calendario que usa el mundo es, pues, también un producto del Imperio español.
Es muy difícil sintetizar con justicia las experiencias de una relación tan intensa y con duración tan extensa. Seguramente, habrá múltiples ejemplos que podrían desmentir lo aseverado en este escrito; así mismo, habrá otros tantos que podrían respaldarlo. Se requiere de nuevos encuentros transoceánicos, pero, esta vez, solo armados de paciencia, conciencia, benevolencia y sapiencia para dejar atrás la leyenda y escribir juntos nuestra historia.
Milton Cohen-Henríquez SassoHa sido diputado a la Asamblea Nacional de Panamá, ministro de Gobierno (Interior y Justicia) y embajador ante el Reino de España, entre otros muchos cargos. En diferentes momentos, ha sido consultor o asesor del presidente de la República, del presidente de la Asamblea Nacional y de la presidente de la Corte Suprema de Justicia de Panamá. Ha dirigido revistas, periódicos informativos de radio y de televisión. Ha dirigido y ha asesorado campañas electorales y ha sido profesor en escuela secundaria y en universidades en Panamá y en España. Ha publicado varios ensayos y una novela. |
2.2.
HISPANOFOBIA HISTÓRICA: HISTORIA DE UNA MENTIRA
JAVIER SANTAMARTA
¿Por qué existe en una buena parte de la población española la idea de que «España es un país fallido, oscuro, con una historia de genocidio y de inquisidores»? Sorprendentemente, los efectos de la llamada leyenda negra sigan perviviendo, especialmente dentro de España. Y son devastadores.
El objetivo del Proyecto 1785, fascinante y a contracorriente desde sus inicios, es el de promover nuestra autoestima como españoles. Para ello, hay que empezar a trabajar sobre la base histórica. Y, por eso, queremos demostrar la verdad contraria: la historia de España es una historia de éxito. ¿Que tiene momentos oscuros, terribles, crueles? ¡Nadie lo niega! La historia no es algo que pueda entenderse desde una perspectiva maniquea. Pero vamos a poner el foco en los éxitos, que, por razones e intereses espurios, siempre han quedado relegados y marginados.
Para ello, hemos invitado a dos personajes de la historia de España a que den una charla peripatética por los jardines de los frailes del centro del orbe de la monarquía hispánica: el Palacio Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. A donde ha llegado espectralmente un rey de España que no pudo mandar sus tropas contra sus enemigos porque, como él mismo dijo: «Todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la nación son españoles». Y el bueno de don Amadeo de Saboya se nos tuvo que volver a Turín, desde cuyo eterno reposo ha vuelto para comentar sobre su amada España.
Hoy es un día tranquilo en el Real Sitio, y como siempre, en la Sala de Batallas, el emperador Carlos anda riñendo a su hijo Felipe por un quítame allá un saco de Amberes, lo que importuna siempre al Prudente, que le acaba echando en cara el suyo en Roma. El tercero y el cuarto Felipe andan como es su costumbre de jarana con los Borbón, Luis, y el alcalde de Madrid, Carlos III, por las celdas de los novicios del monasterio. Su hijo, el cuarto Carlos, no para de pelearse con su nieto Fernando VII, que no hace más que intentar darle esquinazo por el coro de la basílica. Alfonso XII anda siempre por la biblioteca haciendo caso omiso a las llamadas de su madre Isabel, a la que su nieto el XIII no hace más que invitar para ver unas pelis subidas de tono. Y entre todo este follón, las reinas no dejan de probarles vestidos de todas las épocas a Francisco de Asís, que está encantado de la muerte.
Y Carlos II, último de los Habsburgo, espera en la puerta oeste de la lonja a ver si ve a su colega, el rey Amadeo I, que tan poco tiempo reinara en España, que le había avisado de su visita, y parece que se retrasa, aunque… sí, sí… ¡Aquí llega! La sonrisa se dibuja en los finos labios del monarca madrileño esperando el abrazo que el afable saboyano ya muestra con ese encanto que solo saben desplegar los italianos.
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