1 ...8 9 10 12 13 14 ...18 Al igual que como con Noé, debemos comprender a las personas y sus circunstancias en su generación; pero no podemos dejar de reconocer que el modelo que aplicaron otras potencias fue el del genocidio y la destrucción, en lugar del mestizaje y la asimilación que caracterizó al Imperio español.
DESBANCANDO LAS LEYENDAS
Así como no podemos aceptar la leyenda negra creada y promovida principalmente por los anglosajones y neerlandeses, tampoco podemos caer en la leyenda dorada y sostener que el Imperio español se construyó a fuerza de puro amor y bondad. Como en toda ocupación, hubo violencia en la conquista, hubo despojos y también destrucción. La diferencia es que esos eventos —que, como hemos sostenido, se dieron en el contexto de la época— en general iban en contra de las normas y órdenes generadas desde la metrópoli; normas que fueron generando un corpus llamado derecho de Indias en donde se recogían de forma sistemática este cuerpo jurídico. De hecho, muchos de los conquistadores que abusaron de su fuerza y poder regresaron a España encadenados o fueron ejecutados en el sitio por sus superiores; también lo fueron quienes por codicia quitaron a otros —y sobre todo al rey— su parte del botín, porque también hay que ser honestos en que eran botines y no otra cosa.
Así mismo debemos cuestionar la leyenda del buen nativo, que pretende hacer creer que el continente americano estaba poblado por personas absolutamente pacíficas y alejadas de cualquier actitud o sentimiento de baja ley. De hecho, una buena parte de la conquista se dio por unos puñados de españoles que formaban alianzas con pueblos indígenas en contra de otros pueblos nativos que los tenían sometidos y expoliados. El caso más relevante es el de Hernán Cortés, quien llega a la posteriormente llamada Nueva España con unos mil quinientos hombres bien apertrechados, pero que, al llegar a Tenochtitlán — la capital de los mexicas, llamados también aztecas—, lo hace con lo que le queda: cinco hombres, tres caballos y dos perros; el ejército que hizo posible la conquista de la capital del Imperio mexica era un ejército tlaxcalteca, pueblo sometido por los mexicas y que, bajo el mando de Cortés, esperaba liberarse de ese yugo. Tan importante fue el papel de los tlaxcaltecas que el rey de España les dio fuero equivalente al de los vizcaínos y que, por ello, entre los cinco delegados americanos a las Cortes de Cádiz (nombre dado a la convención constitucional de 1812) uno era tlaxcalteca y venía por derecho propio.
LA INDEPENDENCIA
Un imperio construido a lo largo de cuatrocientos años no puede carecer de defectos, errores y tragedias, pero para durar tanto (ninguna república hispanoamericana ha llegado aún a mucho más de la mitad) debió haber logrado el respaldo o, al menos, la sumisión de la mayor parte de sus pobladores, como parece reconocer Von Humboldt. Tanto es así que lo que luego devino en las independencias de las repúblicas americanas realmente fueron movimientos de independencia, sí, pero en contra de la Francia Napoleónica. Napoleón había logrado que el rey Carlos IV de España abdicara, quien lo hizo en favor de su hijo, Fernando VII, pero luego este lo hizo de vuelta en favor de su padre para que fuera quien entregara la Corona a Napoleón con el fin de colocar en Madrid como rey a su hermano José Bonaparte.
Las independenciasde las repúblicasamericanasrealmente fueronmovimientos deindependencia, sí,pero en contra de laFrancia Napoleónica. |
Independientemente de que el mal llamado «Pepe Botellas» (José Bonaparte era abstemio) formara un gobierno bastante bueno, que Fernando VII —bien llamado «el rey Felón»— fuera un pésimo gobernante y que los Borbones fueran un linaje de origen francés, los españoles de todos los continentes iniciaron lo que se llamó la guerra de Independencia. En varias regiones de la España peninsular se organizaron juntas revolucionarias —siendo la más popular en América la de Cádiz— y en el otro lado del Atlántico se empezaron a reproducir otras tantas.
Si bien más adelante hubo divisiones entre los patriotas y los realistas, lo que dice la historia —a pesar de la leyenda— es que la independencia de América no se inicia como una independencia contra España (todos se sentían españoles como el que más), sino que fue una lucha de independencia contra los Bonaparte. Solo después de que el rey Felón, ya repuesto en el trono, aboliera la Constitución de 1812, es cuando los movimientos en las Américas se tornan en contra de la metrópoli.
Es importante resaltar que en esos años revolucionarios se convoca en Cádiz un proceso constituyente, que de América vienen cinco delegados por derecho propio y que uno de ellos, Joaquín de Mosquera Figueroa, nacido en Popayán —la actual Colombia— no solo es uno de los que preside las Cortes de Cádiz, sino que también, en virtud de ello, queda en un momento como regente de todo el Imperio español. También es importante reconocer que la Constitución de 1812 —conocida como la Pepa— fue la primera constitución democrática que rigió en Hispanoamérica y que fue el modelo de nuestras primeras constituciones republicanas.
Por último, hay que recordar que muchos de nuestros libertadores eran oficiales activos del Ejército español (naturalmente, ya que eran españoles) y que cuando Simón Bolívar, Andrés Bello y Luis López Méndez son enviados a Londres para lograr apoyo inglés para la Junta de Caracas, lo hacen «en nombre del rey Fernando VII de España», quien todavía no había mostrado «sus colores» y era conocido aún por sus súbditos como el Deseado.
CLAROSCUROS
Regresando a nuestros claroscuros, es importante resaltar que la Constitución de 1812 prohibía la tortura, disolvía la Inquisición y abolía la esclavitud, entre otros avances monumentales. Sin embargo, la esclavitud y varias formas de vasallaje pervivieron en las Américas hasta finales del siglo XIX en el primer caso, y bien entrado el Siglo XX en el segundo; todo ese tiempo ya libres de las ataduras con Madrid. Es más, está comprobado que la mayor parte de los procesos de «limpieza étnica», o más propiamente de genocidio, cometidos en contra de los pueblos originarios de América tuvieron lugar después de la independencia de las repúblicas americanas, por lo tanto, no por el Imperio español.
La Constitución de 1812—conocida como la Pepa—fue la primera constitucióndemocrática que rigióen Hispanoamérica y fueel modelo de nuestrasprimeras constitucionesrepublicanas. |
No podemos negar que hubo una gran mortandad, ni tampoco la desaparición de varios pueblos autóctonos al iniciar la conquista española o en los primeros contactos entre los peninsulares y los originarios; pero, en la mayor parte de los casos, fue producto de las enfermedades infectocontagiosas que traían los españoles —como la viruela, por ejemplo—, ya que la población nativa no tenía inmunidad. También hubo un proceso de aculturación que, si bien generó una cultura mestiza, también hizo desaparecer diferentes culturas originarias. En ambos casos, no fue un proyecto de genocidio, como sí lo fue el de otras potencias imperiales en los territorios que conquistaron y poblaron.
Para dar un solo ejemplo de las diferencias, veamos el caso de la viruela: mientras está documentado que el comandante en jefe de las fuerzas británicas en América del Norte, sir Jeffrey Amherst, regalaba a los indígenas mantas que habían sido empapadas con el sudor de enfermos de viruela para, según dijo en una carta, «extirpar a esta raza execrable», el español Francisco Javier Balmis organizó y lideró la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna entre 1803 y 1806, que dio la vuelta al mundo con el propósito expreso de que la vacuna de la viruela alcanzara todos los rincones del Imperio español. Esta expedición, como su nombre indica, fue una misión oficial financiada por el Estado español.
Читать дальше