Por último, solo me queda aconsejar que el volumen físico, el peso, las dimensiones de esta obra no le abrumen. No se deje intimidar porque, si lo abre al azar, empieza a leerlo y lo disfruta, no tenga duda que disfrutará del resto y le será de inmensa bendición. Y porque hay que leer para poder aprender, para saber de dónde venimos y así poder trazar una línea de hacia dónde vamos, para entender nuestra fe por encima de circunstancias históricas y sociales. Hay que leer, porque «quien lee, aprende» y hay que aprender porque, como también decía y enseñaba mi abuelo, solo quien lee puede razonar su fe, y «una fe razonada hace una fe firme». Seamos pues firmes en nuestra fe.
Anna Romero García
Coeditora de la presente edición de El Tesoro de David Ciudad de MéxicoJunio de 2020
SALMO 5
SALMO DE LA MAÑANA
Título:« Al músico principal; sobre Nehilot. Salmo de David». La palabra hebrea הַנְּחִיל֗וֹת hannəḥîlōwṯ proviene de נְחִילוֹת nechilah y de la raíz חָלִיל chalil que significa “perforar” o “abrirse paso a través de” dando a entender “un tubo perforado” o flauta; lo que nos lleva a concluir que este salmo fue ideado probablemente para ser cantado con acompañamiento de instrumentos de viento tales como el cuerno, la trompeta, corneta o flauta. Sin embargo, es conveniente señalar que carecemos de toda certeza con respecto a la correcta interpretación de estos antiquísimos títulos de los salmos, y que la Septuaginta 1lo traduce como: “para aquel que obtiene la heredad” , 2y Aben Ezra 3estima que se trata de una referencia a alguna vieja y conocida melodía con la que este salmo debía cantarse. 4Sin embargo, los mejores exégetas y eruditos reconocen que la interpretación estricta del título de este salmo sigue siendo oscura. Lo cual no es de lamentar, ya que nos proporciona evidencia interna de la notable antigüedad del Salterio. A lo largo de los cuatro primeros salmos hemos podido comprobar que el tema es un tenaz contraste entre la posición, carácter y perspectivas de los justos y de los impíos. Y el Salmo 5 sigue la misma línea. 5El salmista lleva a cabo una comparación entre él mismo, hecho justo por la gracia de Dios, y los malvados que se le oponen. 6Y la mente piadosa ve en ello una hermosa representación del Señor Jesús, de quien se dice en los días de su carne ofreció “ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte” . 7
C. H. SPURGEON
Estructura:Este Salmo debe dividirse en dos partes: del versículo uno al séptimo (5:1-7), y del ocho al doce (5:8-12). En la primera parte David implora con vehemencia al Señor que preste oído a su oración; y en la segunda vuelve sobre lo mismo .8
C. H. SPURGEON
Versión poética:
VERBA MEA AURIBUS PERCIPE DOMINE
¡O Señor justo, escucha mis palabras
escucha el ruego que hacia ti dirijo;
oye mis encendidas oraciones,
pues eres Rey del mundo, y el Dios mío.
A ti, Señor, acudiré confiado
en todos mis temores y peligros,
y tú también escucharás temprano,
el triste son de mis humildes gritos.
Y vosotros, oh míseros mortales,
que tenéis corazón empedernido,
¡hasta cuándo dejáis a las pasiones
la fuerza de su bárbaro dominio!
Todos los días luego que amanezca,
postrado ante tus pies, y sometido
invocaré con ruegos fervorosos
de tu misericordia los auxilios.
Te invocaré con labios inocentes,
porque aunque eres un Dios dulce y benigno
también eres Dios santo, y aborreces
a toda iniquidad, todo delito.
Tú no puedes sufrir que los malvados
estén nunca a tu lado, ni contigo,
ni consientes que puedan presentarse
ante tus ojos, porque no son dignos.
Sí, mi Dios, tú aborreces a los malos,
tú miras con horror a los inicuos,
y los falsos e injustos calumniantes
no podrán escapar de tus castigos.
Tú abominas al hombre artificioso,
y al que vierte la sangre vengativo;
pero yo que te adoro confiado
de tu misericordia en los auxilios,
entraré de tu casa en lo sagrado,
y de amor y respeto revestido
te adoraré en tu templo soberano,
y gozaré de tu favor propicio.
Guía, Señor, mis pasos porque siempre
siga de tu justicia los caminos,
y que viendo mi culto reverente
se llenen de rubor mis enemigos.
Porque en sus labios la verdad no habita,
y con sus corazones pervertidos
solo piensan en gustos depravados,
y en maquinar odiosos artificios.
Sus bocas son como sepulcro abierto,
cuyo interior hediondo y corrompido
solo exhala vapores pestilentes,
que inficionan a todos los sentidos.
Sus lenguas como espadas afiladas,
atroces despedazan con sus filos,
júzgalos pues Señor, que ya es el tiempo,
juzga presto a esos pérfidos malignos.
Haz que se desvanezcan sus intentos,
que se malogren todos sus designios,
y pues tan insolentes te irritaron,
haz que paguen tan bárbaro delito.
Y haz que se alegren todos los felices,
que de ti confiados te han servido,
pues tú Dios justo habitarás con ellos,
y ellos habitarán siempre contigo.
Ellos se gloriarán de haberte amado
de haber fiado en tu poder divino,
pues saben que derramas bendiciones
en los que en ti confían sometidos.
Señor, tu alta bondad es el escudo
con que nos libras de los enemigos,
pues en ella se rompen, o se embotan
de su malignidad todos los tiros.
DEL “SALTERIO POÉTICO ESPAÑOL”, SIGLO XVIII
Vers. 1. Escucha, oh Jehová, mis palabras; considera mi gemir. [Escucha, oh Jehová, mis palabras; considera mi lamento. RVR ] [Escucha mis palabras, oh Señor; considera mi lamento. LBLA ] [Escucha, oh YHVH, mis palabras, considera mi susurro. BTX ] [Atiende, Señor, a mis palabras; toma en cuenta mis gemidos. NVI ] [Señor, escucha mis palabras, atiende mi queja. BLP ] [Oh Señor, óyeme cuando oro; presta atención a mi gemido. NTV ]
Escucha, oh Jehová, mis palabras; toma en cuenta mis gemidos. Hay dos tipos de oraciones: las que expresamos con palabras, y las que albergamos en nuestro interior en forma de meditaciones silenciosas no expresadas. Las palabras no son lo esencial, sino tan solo la cobertura, la vestimenta de la oración. 9Moisés clamó a Dios frente al Mar Rojo pese a no pronunciar una sola palabra. 10Aunque, sin duda, el uso del lenguaje evita que la mente se distraiga, da soporte al potencial del alma, y anima a la devoción. En este versículo vemos que David echa mano de ambas modalidades de oración: la una pide a Dios que lo “escuche”, y la otra que lo “considere”.
Considera mi meditación, 11¡qué frase tan expresiva! Si he pedido lo justo y correcto: concédemelo; y si he fallado omitiendo pedir aquello que más necesitaba y me convenía, llena tú ese vacío en mi oración: considera mi meditación. ¡Que tu santidad perfecta considere mi súplica como presentada a través de los méritos gloriosos de mi Mediador, digno de toda alabanza; que tu sabiduría infinita la sospese después en la balanza de su equidad perfecta, juzgue mi sinceridad valorando el estado de necesidad en que me encuentro; y me responda a su debido tiempo en el amor tu misericordia! Aún cuando no haya palabras puede haber intercesión prevalente; y ¡ay! puede haber también en la multitud de palabras una ausencia de súplica veraz. 12Cultivemos el espíritu de oración, que está por encima y es mejor aún que el hábito de la oración. Ya que puede darse el caso de mucha oración pero carente de sinceridad y con poca devoción. 13Debemos comenzar a orar antes de arrodillarnos, y no cesar después de levantarnos.
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