192 Timoteo 1:12; “Scio cui crediderim” es el texto latino de la Vulgata.
201 Corintios 4:4.
21NIMROD es mencionado en Génesis 10:8-10. Su reino comprendía Babel (Babilonia), Erech (Uruk), Accad (Akkad) y Calneh, en la tierra de Sinar, también conocida como la tierra de Nimrod (ver Génesis 10:8-10; 1 Crónicas 1:10; Miqueas 5:5), y aunque la Biblia no lo menciona explícitamente, las fuentes de la tradición, incluyendo al historiador judeo-romano FLAVIO JOSEFO [37-101] lo identifican como el constructor de la Torre de Babel de la que se habla en Génesis 11:1-9. Se lo describe como: “osado cazador delante de Jehová” y eso condujo a que tanto la tradición judía como la islámica lo entendieran como un personaje opuesto al Señor y a su voluntad, quedando en la tradición cristiana como símbolo de todos aquellos que se oponen a los planes de Dios oprimiendo y persiguiendo a los suyos.
22Según leemos en Génesis 29:13-30, Labán engañó a Jacob dándole por mujer a su hija mayor, Lea, cuando le había prometido que le daría a la menor, Raquel, después de haberle servido por ella siete años, por lo que quedó en la tradición como símbolo del fraude.
232 Tesalonicenses 1:6 NVI.
24La idea de las protecciones mayores y menores en la providencia procede probablemente de JUAN CALVINO [1509-1564] comentando Mateo 10:29 en su “Armonia de los cuatro evangelistas”, publicada en 1555, y traducida del latín al inglés con el título de: “Commentary on a Harmony f the Evangelists Matthew, Mark and Luke” traducida del latín al inglés por William Pringle, 1545; pp. 464-465.
25Ver al respecto el comentario al Salmo 3:3 y su correspondiente nota explicativa: «un escudo redondo que embrazado en el brazo izquierdo cubría por entero el pecho del combatiente».
26En hebreo וְהָ֘רֵ֤ק חֲנִ֣ית וּ֭סְגֹר לִקְרַ֣את רֹדְפָ֑י wəhārêq ḥănîṯ ūsəḡōr liqraṯ rōḏəp̄āy. Ver la respecto la nota 12 en este mismo Salmo.
27El término hebreo נָ֫פֶשׁ nephesh, “alma”, se repite ocho veces a lo largo del Salmo: tres como לְ֝נַפְשִׁ֗י lənap̄šî, “a mi alma” (35:3, 7, 12); tres como נַ֫פְשִׁ֥י nap̄šî, “mi alma” (35:4, 13, 17); una como וְ֭נַפְשִׁי wənap̄šî “y mi alma” (35:9); y una como נַפְשֵׁ֑נוּ nap̄šênū , “alma nuestra” (35:25).
28SCHÖKEL indica que en el contexto bélico en que se mueve el Salmo el verbo hebreo יְשׁוּעָה yeshuah, equivale también a “victoria” por lo que también podría traducirse “yo soy tu victoria”. Ver al respecto Salmo 20:5: “Nosotros cantaremos con gozo por tu victoria” (LBLA). El verbo hebreo es el mismo.
29THOMAS DE KEMPIS [1380-1471] en su “Imitación de Cristo” cita este versículo y muchos otros del Salmo 35. Resulta curioso que la famosa obra de Thomas Kempis, que a juzgar por su título “Imitación de Cristo” diríase que ha de estar basada en el Nuevo Testamento, se basa mayormente en los Salmos: Cristo en los Salmos, era un concepto clave para los comentaristas antiguos.
301 Crónicas 11:10-24.
31Ver Éxodo 15:9: אָרִ֣יק חַרְבִּ֔י ’ārîq ḥarbî, “sacaré mi espada”. Y Levítico 26:33, חָ֑רֶב וְהָיְתָ֤ה ḥāreḇ wəhāyəṯāh, “desenvainaré mi espada”.
32Dice AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «No quiero otra salvación fuera de la que mi Señor y Dios me ofrece personalmente. Cualquier otra salvación que provenga de la criatura, no me interesa. La que deseo es la del Señor; y si alzo mis ojos a los montes, ¿de dónde vendrá mi socorro? No de los montes, sino del Señor que hizo los cielos y la tierra (Salmo 121:1-2). A veces, en las dificultades temporales, Dios utiliza para socorrernos la mano de un hombre; pero la salvación es cosa de Dios. En casos especiales puede auxiliarnos por medio de un ángel; pero la salvación es siempre cosa suya. Tiene potestad y dominio sobre todas las cosas, y por tanto, a unos socorre de una manera, y a otros de otra, según estime más conveniente. Pero la salvación, es decir, la vida eterna, no es cosa de intermediarios, es cosa suya, depende directa y exclusivamente de él y tan solo él la concede. Exclamemos pues con el salmista: “Di a mi alma: Yo soy tu salvación” ».
332 Pedro 1:10 LBLA; la versión inglesa KJV traduce: “give diligence to make your calling and election sure”.
342 Corintios 13:5.
35Romanos 8:1.
36Génesis 49:6.
37Salmo 41:11.
38Génesis 15:1.
39Salmo 41:11.
40Mateo 11:28.
41Según la RAE: Carta credencial que un monarca o Estado entrega a sus cónsules para acreditarlos debidamente para que puedan cumplir sus funciones. Viene redactada solemnemente con la firma y sello del jefe del Estado. Pero su uso se extiende a muchos otros tipos de concesiones, derechos y privilegios otorgados.
42Locución latina que significa “si alguno”. La utiliza el apóstol Pablo en 1 Corintios 16:22 : “si quis non amat Dominum Iesum Christum sit anatema”, “Si alguno no ama al Señor, que sea anatema” Tradicionalmente se utiliza en las bodas, instalaciones y otras ceremonias para decir: “Si alguno tiene algún impedimento, hable ahora o calle para siempre”.
43Marcos 16:16.
442 Corintios 5:19.
45Gálatas 4:6.
46Apocalipsis 21:9-27.
47Salmo 142:5.
48Mateo 25:1-13.
49Hechos 4:12.
50Oseas 13:9. La versión inglesa KJV, que utiliza el autor, lo traduce así: “Thou hast destroyed thyself, but in me is thy help”, “Te has destruido a ti mismo, pero en mí está tu ayuda”.
51Génesis 27:40. En el original: “a lordship”, “dominio o señorío”, puesto que la versión inglesa KJV traduce: “thou shalt have the dominion”.
521 Samuel 9:1-24.
53Lucas 6:16.
54Salmo 27:1.
55Salmo 130:7.
56Jeremías 15:19-21.
57Génesis 26:24.
58Dice AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «Y así ha sido. Muchos de los que perseguían a Cristo han quedado “avergonzados y confundidos” pasando a formar parte de la Iglesia de Cristo con una actitud humilde, algo que no hubiera sucedido si primero no hubieran quedado “avergonzados y confundidos”. Entonces, el salmista, con desearles que queden “avergonzados y confundidos” les está deseando un bien».
59Se refiere a TEODORETO DE CIRO [393-458]. Nacido en Antioquía, fue obispo de Ciro, donde desarrolló una amplia actividad. Mantuvo una enconada controversia con San Cirilo. Enérgico adversario de la herejía eutiquiana, fue depuesto de su sede episcopal hacia el 449. El 451 fue admitido entre los «doctores ortodoxos» por el Concilio de Calcedonia, que condenó a Nestorio y Eutiques, tras haberle exigido una explícita declaración contra Nestorio y su doctrina. Tras Calcedonia, Teodoreto continuó su labor pastoral y literaria. Fue autor de numerosas obras, entre ellas comentarios a diversos libros de la Biblia, incluidos los Salmos.
60Los Padres de la Iglesia abordaron ya la problemática de los Salmos imprecatorios así como la dificultad de conjugar ciertas expresiones de retribución y venganza de los mismos con el mensaje de amor y perdón para los enemigos que encontramos en el Nuevo Testamento. Comentando el Salmo 35:
–TEODORETO DE CIRO [393-458] se expresa en los siguientes términos: «Nadie que lea este Salmo debe caer en el error de malinterpretar la oración justa de un hombre justo, y menos todavía utilizarla de justificación para imprecar y maldecir a sus enemigos. Sino tomar conciencia de que el autor inspirado se expresa en los términos propios de la antigua dispensación inspirada en la Ley, no en el Evangelio. La Ley manda explícitamente amar al prójimo y odiar al enemigo; por el contrario, Cristo nuestro Señor, para mostrar la virtud en toda su perfección dijo: “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5:43-44). Y en conformidad con este mandamiento del Señor el apóstol Pablo exclama: “Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis” (Romanos 12:14). Tomando, pues, en cuenta estas diferencias, nos corresponde determinar qué es lo coherente con la ley y qué es lo coherente con la gracia. Con todo, hemos de tener en cuenta que el bendito David no pronunció estas palabras maldiciendo sino profetizando, anticipando por inspiración divina aquello que habría de suceder. Pues a nivel personal, cabe decir que procedió en todo momento según los principios del Evangelio y jamás buscó vengarse de sus enemigos, y para constatarlo basta escuchar sus palabras: “Si he dado mal pago al que estaba en paz conmigo (Antes he libertado al que sin causa era mi enemigo), persiga el enemigo mi alma, y alcáncela; huelle en tierra mi vida, mi honra ponga en el polvo” (Salmo 7:4-5). Y esto no se quedó en meras palabras, lo puso en práctica, respaldando con sus acciones lo que afirmaba con sus labios: por dos veces tuvo a su enemigo en sus manos y no solo no le dio muerte sino que se interpuso impidiendo que otros lo hicieran (1 Samuel 24:4-7; 26:7-12); y cuando Saúl cayó en batalla lloró amargamente y castigó con la pena capital al que de manera burlona y jactanciosa le anunció que él había sido quien acabó con su vida (2 Samuel 1:2-16). Me he visto en la necesitad explicar esto y citar todos estos acontecimientos, por causa de algunos que jactándose citan las palabras del santo David como justificante de su proceder impropio de un cristiano, para que tengan constancia de cuáles eran en verdad los valores de David, cuál fue su proceder, y lo tomen como ejemplo».
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