Entonces mi alma se alegrará en el Señor.103 De tal modo rescatado, David atribuye todo el honor de su rescate al Juez de los justos; no dedica una sola mención de gloria a su propio valor ni a la fuerza de su brazo. Se olvida de sus adversarios para volverse hacia a su Dios, y encuentra en el Señor un solaz y gozo constante, una alegría que enardece y embriaga su espíritu.
Se regocijará en su salvación. Nuestro triunfo no está en la destrucción de otros, sino en la salvación que Dios nos otorga. La oración debe enunciar siempre alabanza, y por tanto, nos haría bien ser más expresivos en demostrar nuestro santo regocijo. No hacemos sino robarle a Dios, cuando ocultamos nuestros sentimientos de gratitud limitando la expresión de nuestras emociones.
C. H. SPURGEON
Entonces mi alma se alegrará en Jehová; se regocijará en su salvación. La mayoría de seres humanos atribuyen el haberse librado de importantes peligros a su buena suerte o fortuna favorable; otros a su propia destreza y habilidades; y pocos, muy pocos si es que alguno, dan a Dios toda la gloria de su liberación. David se compromete aquí afirmando que no olvidará el favor que Dios le había otorgado. “Mi alma –dice– se regocijará”, no en una liberación fortuita de la cual ignore su verdadero autor, sino “en su salvación”, en la liberación de la que Dios le había hecho objeto. Y a fin de reforzar su afirmación y recalcar la solemnidad de su promesa, asigna a sus huesos la función de proclamar la gloria divina: “Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, que libras al afligido del más fuerte que él, y al pobre y menesteroso del que le despoja?” (35:10). No satisfecho de que sea únicamente su lengua quién ejerza ese cometido, involucra a todos los miembros de su cuerpo en la honrosa tarea rendir alabanzas a Dios. No hay duda que el estilo de lenguaje que utiliza es hiperbólico, pero es la mejor manera que encuentra de mostrar sin fingimientos, que su amor a Dios, era algo tan intenso, que incluso estaba dispuesto a emplear sus tendones y huesos en poner de manifiesto la realidad y autenticidad de su devoción.
JUAN CALVINO [1509-1564]
Vers. 10. Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, que libras al afligido del más fuerte que él, y al pobre y menesteroso del que le despoja?. [Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú, que libras al afligido del más fuerte que él, y al pobre y menesteroso del que le despoja?. RVR ] [Dirán todos mis huesos: Señor, ¿quién como tú, que libras al afligido de aquel que es más fuerte que él, sí, al afligido y al necesitado de aquel que lo despoja. LBLA ] [Todos mis huesos dirán: Oh YHVH, ¿quién como Tú, que libras al débil del que es más fuerte que él, y al pobre y menesteroso del que lo despoja? BTX ] [Así todo mi ser exclamará: «¿Quién como tú, Señor? Tú libras de los poderosos a los pobres; a los pobres y necesitados libras de aquellos que los explotan.». NVI ] [Todo mi ser proclamará: “Señor, ¿quién como tú?” Tú libras al débil del que es más fuerte, al humilde y al pobre del explotador. BLP ] [Con cada hueso de mi cuerpo lo alabaré: «Señor, ¿quién se compara contigo? ¿Quién otro rescata a los indefensos de las manos de los fuertes? ¿Quién otro protege a los indefensos y a los pobres de quienes les roban?». NTV ]
Todos mis huesos104 dirán: Jehová, ¿quién como tú?105 Como si la lengua no le fuera suficiente para bendecir a Dios, David convierte en voz todas y cada una de las partes de su cuerpo: “Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú?” hace resonar toda su anatomía con gratitud. Estos mismos huesos que habrían sido quebrantados y triturados por mis enemigos, alabarán ahora a Dios; cada uno le rendirá su propio homenaje, atribuyendo excelencia incomparable a Jehová, el Salvador de su pueblo. 106Y aún cuando mi piel y mis tendones se desgasten, mi esqueleto seguirá magnificando al Señor:
Que libra al afligido del más fuerte que él, y al pobre y menesteroso del que le despoja. Dios es el verdadero campeón, el auténtico caballero andante defensor de todos los oprimidos. 107Donde abundan de tal modo la condescendencia, la justicia, la bondad, el poder y la compasión, deben abundar también los cánticos de gratitud entonados con entusiasmo. Dime, amado lector, ¿has sido librado del pecado, de Satanás, y de la muerte? ¿y no vas a prorrumpir en cánticos bendiciendo a tú Redentor? Eras débil y desdichado, pero en su momento Cristo vino en tu busca y te puso en libertad. Engrandece hoy al Señor, y dignifica su nombre.
C. H. SPURGEON
Todos mis huesos dirán. Estas palabras encierran la descripción más vívida que se pueda concebir, del más elevado de los deleites que alma y cuerpo puedan experimentar y expresar abiertamente. Menciona como partícipes en el regocijo primero a su alma (35:9), y a continuación todos sus huesos; queriendo indicar con ello su propósito de alegrarse no solo en su corazón, sino también con todo su cuerpo; y dejar claro que la alegría que estaba a punto de invadir todo su ser, no era de carácter ordinario, sino de primera magnitud, suficiente como para motivar a todos y cada uno de sus huesos a cantar particularmente las alabanzas de Dios.
HERMANN VENEMA [1697-1787]
“Commentarius ad Psalmos”, 1762
Todos mis huesos dirán: Señor, ¿quién como tú? En las Sagradas Escrituras las emociones se atribuyen por regla general a las vísceras; 108los huesos son considerados en este aspecto un elemento neutro y pasivo; y tan solo en dos lugares: en el presente salmo y en el Salmo 51 donde leemos: “se regocijarán los huesos que has abatido”,109 se relaciona la alegría exultante con el esqueleto. Ciertamente, la experiencia cotidiana nos demuestra que los intestinos, sí mantienen un cierto nivel de relación simpática con nuestras sensaciones más apasionadas; pero no tenemos constancia de que los huesos resulten sensibles a las alteraciones emocionales. Por tanto, debemos entender la expresión del salmista exclusivamente a nivel poético, con el propósito intencional de describir mediante palabras un tipo de alegría peculiar que traspasa todos los límites del deleite común; tan intensa y profunda, que incluso el esqueleto, la parte más dura e insensible de la estructura humana, se hace partícipe de ella. No hemos de descartar, sin embargo, que esta afirmación poética no tenga un trasfondo de verdad, pues aunque no lo percibamos, es innegable que cada partícula de nuestro cuerpo, y no tan solo las de aquellos órganos más sensibles y que resultan en apariencia más directamente afectados, sino también las de nuestros músculos y huesos, guardan una relación simpática con nuestros estados mentales. 110
C. H. SPURGEON
Reflexiones sugeridas por la lectura de la obra de FRANZ JULIUS DELITZSCH [1813-1890] “A System of Biblical Psychology”, 1867
Todos mis huesos dirán: Señor, ¿quién como tú? Es decir, cuanta fortaleza y vigor haya en mí lo consumiré entonando tus alabanzas. O también, aunque no me queda ya más que la piel y los huesos, hasta este punto he llegado, con todo, con cejaré en mi empeño de alabarte.
JOHN TRAPP [1601-1669]
“A commentary or exposition upon the books of Ezra, Nehemiah, Esther, Job and Psalms”, 1657
Todos mis huesos dirán: Señor, ¿quién como tú? Mis huesos sobresalen a través de mi piel, y no obstante, todos ellos siguen alabándole. “Entonces dije: ‘He sido expulsado de delante de tus ojos; sin embargo volveré a mirar hacia tu santo templo”. 111
THOMAS HALYBURTON [1674-1712]
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