La inclusión digital, así entendida, guarda armonía con el artículo 365 de la Constitución Política de Colombia (1991) que dispone que “los servicios públicos son inherentes a la finalidad social del Estado. Es deber del Estado asegurar su prestación eficiente a todos los habitantes del territorio nacional”, entendiendo que las telecomunicaciones son un servicio público 10. De esta disposición se deriva la obligatoriedad para el Estado de buscar la universalidad en su prestación.
Lo anterior, a su vez, es plenamente coherente con las obligaciones internacionales adquiridas por Colombia en la materia. Al respecto, cabe señalar que mediante Ley 46 de 1985, el país aprobó y ratificó el Convenio de la Unión Internacional de Telecomunicaciones –UIT–, organismo internacional que tiene como uno de sus pilares buscar el acceso y servicio universal a las telecomunicaciones.
Resulta entonces que la inclusión digital trae consigo, además de los beneficios nombrados para los individuos y sus comunidades (como la eliminación de la desigualdad, acceso al conocimiento, posibilidades de generación de ingresos, movilidad social, entre otras) ventajas para la economía del país: de acuerdo con el Banco Mundial (2016), incrementar en 10 puntos porcentuales la penetración de la banda ancha, puede incrementar el PIB de una economía en desarrollo en un 1,38%; adicionalmente, el Departamento Nacional de Planeación (2018) determinó que triplicar la velocidad promedio de conexión a internet, el PIB per cápita podría aumentar hasta un 18,4, e incrementar el índice de digitalización en 1%, aumentaría la productividad del país en un 0,23%.
En conclusión, estos beneficios pueden permear todos los sectores de la economía y brindar oportunidades a todos los ciudadanos que reduzcan los altos índices de desigualdad –que se dan en varios ámbitos en Colombia–. De allí se deriva la importancia de cerrar la brecha digital e incluir a los más vulnerables en el nuevo ecosistema digital.
III. LA INCLUSIÓN DIGITAL COMO HERRAMIENTA PARA ALCANZAR LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE –ODS–
Por medio de la Resolución 70/1 de la Asamblea General de las Naciones Unidas (2015), todos los Estados Miembros de este organismo adoptaron los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible –ODS–, que son 17 propósitos, relacionados entre sí, que buscan poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas en el mundo gocen de paz y prosperidad para el año 2030, conjugando las tres dimensiones del desarrollo sostenible (económica, social y ambiental).
Frente a las TIC, esta resolución dispone:
La expansión de las tecnologías de la información y las comunicaciones y la interconexión mundial brinda grandes posibilidades para acelerar el progreso humano, superar la brecha digital y desarrollar las sociedades del conocimiento, y lo mismo sucede con la innovación científica y tecnológica en ámbitos tan diversos como la medicina y la energía.
A continuación, se hará una breve mención a la forma en la que las TIC pueden aportar al logro de los 17 ODS y, a su vez, a la inclusión social (impactando esta última los primeros). Para ello, los mismos serán clasificados en función del propósito al que apunten, pudiendo tratarse este de: personas, planeta, prosperidad, paz y justicia, o alianzas 11.
– PERSONAS
Objetivo 1. Poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo.
Objetivo 2. Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible.
Objetivo 3. Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades.
Objetivo 4. Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos.
Objetivo 5. Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas.
Previamente, en el acápite referido a la brecha digital, se estudió la manera en la que los ingresos económicos, el área geográfica de habitación, el grupo etario, el nivel educativo y el género se constituyen como algunos de los factores que condicionan el acceso, uso y apropiación de las TIC. En ese sentido, este objetivo de “personas” pretende reducir y eliminar la desigualdad en esos aspectos, propósito para el cual es útil la inclusión digital, como se analizó con anterioridad.
Así, para lograr este propósito, las TIC se convierten una herramienta clave: como se señaló de manera previa, estas son un instrumento que conlleva el crecimiento de la economía de un país y de potenciar el aumento de ingresos a nivel individual; reflejo de ello se ve en que, por ejemplo, de acuerdo con el Departamento Nacional de Planeación (2018), en las condiciones actuales del país, aumentar en 50 puntos porcentuales la penetración de internet para los quintiles de ingresos 1 y 2, puede reducir el índice de Gini entre 0,30 y 1,26%. Por su parte, la Resolución 70/1 establece que, para la erradicación de la pobreza, se debe garantizar que para el año 2030 todas las personas, en particular los más pobres y los vulnerables, tengan el mismo acceso a las nuevas tecnologías apropiadas.
Por otra parte, la apropiación de las TIC también es clave por facilitar el ingreso y aumentar la competitividad de los individuos en el mercado, sin mayores requisitos: estas permiten a las personas iniciar negocios de emprendimiento desde sus dispositivos móviles y facilitan las transacciones mediante los múltiples servicios financieros digitales, lo cual es de gran importancia si se tiene en cuenta que se ha demostrado cómo el acceso a este tipo de servicios contribuye a salir de la pobreza (Unión Internacional de Telecomunicaciones, 2018).
En cuanto a la aplicabilidad de las TIC en el campo de la seguridad alimentaria y la agricultura, se ha evidenciado cómo a través de estas puede informarse de manera instantánea a la población productora acerca de las noticias relevantes para su labor, como el estado meteorológico, de vías o programas del gobierno relacionados; aunado a ello, estas tecnologías permiten el acceso a gran cantidad de información especializada y útil para el desarrollo de sus tareas. Asimismo, este instrumento permite un canal de comunicación directo entre productores, comercializadores y consumidores –e incluso solo entre los primeros y los últimos– que reduce de manera importante los costos de intermediación y facilita la información sobre el nivel de demanda, evitando el desperdicio de alimentos y mejorando la eficiencia de la cadena de suministro (Unión Internacional de Telecomunicaciones, 2009). Todos estos beneficios son sumamente importantes y solo se logran mediante la inclusión digital, recordando que, como se dijo, una de las causas más importantes de la brecha es la habitación en áreas rurales y apartadas.
Ahora bien, en cuanto a la atribución de las TIC para aportar a la salud y bienestar de la población, se ha visto cómo gracias a estas herramientas ha sido posible repensar el sistema y ampliar su cobertura al hablar, por ejemplo, de telemedicina. Tener la posibilidad de agendar y tener consultas médicas por internet, de difundir la información de promoción y prevención, de realizar monitoreo a distancia, de consultar la historia clínica electrónica, de hacer uso del Big Data para el establecimiento de modelos predictivos, entre otras, son algunas de las múltiples ventajas en las que se puede traducir su implementación en los ámbitos de la salud. De allí se deriva la importancia de ampliar el acceso a estas tecnologías y robustecer la conectividad en las zonas apartadas donde es difícil el acceso al derecho a la salud, para ofrecer esta como una de las soluciones a la población 12. Es tal la relevancia de esto último, que incluso se ha visto como a través de drones puede llegarse a estas áreas, usándolos para distribuir vacunas y sangre en países africanos (Hierro, 2019). Esto, a su vez, implica una reducción significativa de tiempo y de los costos del sistema de salud, mejorando la calidad de vida de las personas, descongestionando el sistema, optimizando el servicio y facilitando la redistribución de recursos.
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