Entré doblada de dolor a la guardia del sanatorio. Ese día estaba Flor en casa y se quedó con Gino. Me dijeron que tenía ocho de dilatación y me mandaron directo a sala de partos. Fue todo muy rápido, llegamos a eso de las ocho de la mañana y antes de las diez ya habías nacido. Durante el trabajo de parto tuvieron que romper la bolsa, nos hicieron cesárea de urgencia. Según me explicaron después, te habías hecho caca antes de salir (un bebé “meconiano”). Te oí cuando saliste, pero no me dejaron verte porque estabas todo sucio de color verde. Pesaste 4,260 kg. Y sos un bebé hermoso, grande y robusto. Ya tenés más de un mes, y siento que cada vez nos entendemos mejor.
El día en que naciste pensé que me moría cuando se fue el efecto de la anestesia. Estaban en el sanatorio papá y la abuelita. Más tarde llegaron las tías, los primos y Florencia y Gino a conocerte.
Siempre voy a recordar lo lindo que estaba Gino ese día. Tenía una chomba a rayas, con cuello verde. Y Flor le había puesto perfume.
Nos quedamos en el sanatorio por tres días. La abu se quedaba durante la noche y durante el día venían las visitas. El viernes cuando llegamos a casa el barrio entero vino a conocerte. La casa era una fiesta.
Poco a poco nos fuimos acomodando. En estos primeros meses estoy de licencia por maternidad en la escuela. Gino empezó salita de 4 en el jardín y festejamos sus 4 añitos con todos sus amiguitos y con la familia. Fue un momento muy esperado por Gino.
El lunes que viene empiezo la Facu. Voy a cursar por la mañana tres veces por semana. La abuelita los va a cuidar mientras no esté.
17 de julio de 2008
Voto no positivo de Cobos.
La historia me juzgará no sé cómo.
Pero espero que esto se entienda.
Soy un hombre de familia, como todos ustedes,
con una responsabilidad en este caso.
No puedo acompañar y esto no significa
que esté traicionando a nadie.
Estoy actuando conforme mis convicciones.
Así que yo le pido a la presidenta de los argentinos
que tiene la oportunidad de enviar un nuevo proyecto
que contemple todo lo que se ha dicho;
todos los aportes que se han brindado,
gente de afuera o aquí mismo.
Que la historia me juzgue.
Pido perdón si me equivoco.
Voto… Mi voto no es positivo. Es en contra.
Julio Cobos
Lo peor de todo –prosiguió Horst– son los niños.
Mire, mi esposa y yo sabemos muy bien que un día no muy lejano, Christian (el mayor) nos hará
preguntas; ahora tiene ocho años.
Cuando tenga diez o así, les enseñarán
historia moderna en la escuela.
No sé cuánto les enseñan en esta escuela,
pero no pueden ahorrarles aquellos horrores.
Y entonces, ya sabe cómo son los pueblos, algún otro chico acabará diciendo: “Sí, Christian, tu abuelo estuvo metido”.
Y vendrá a casa y nos dirá:
“¿Qué tuvo que ver el abuelo con esto?”
Eso es lo que mi esposa y yo queríamos hablar
con usted. Eso es lo que queríamos preguntarle:
¿Cómo se lo cuento a mi hijo?
Gitta Sereny,
Desde aquella oscuridad. Conversaciones con el verdugo:
Franz Stangl, comandante de Treblinka, 1974
SEGUNDA PARTE
La Sagrada Familia
En esta foto estamos en Mar del Plata,
un lugar muy querido por mi padre. Seguramente
la sacó mi mamá. Debe ser de fines de los ochenta
o principio de los noventa. Estamos las cuatro
hermanas junto con papá, eran años de impunidad.
Nunca podemos decir: no mataré nunca, es imposible;
como mucho, podemos decir: espero no matar.
Yo también lo esperaba; yo también quería
vivir una vida buena y provechosa;
ser un hombre entre los hombres, igual a los demás;
yo también quería poner mi piedra en la obra común.
Pero no se cumplió esa esperanza,
y utilizaron mi sinceridad para realizar una obra que resultó ser mala y malsana, y crucé las sombrías orillas,
y toda esa maldad se me metió en la vida y no existe reparación posible, y nunca la habrá.
Tampoco las palabras sirven para nada, desaparecen como el agua en la arena, y esa arena me llena la boca.
Vivo, hago lo que es factible, eso es lo que hace todo el mundo, soy un hombre como los demás,
soy un hombre como vosotros.
¡Venga, si os digo que soy como vosotros!
Jonathan Littell,
Las benévolas, 2007
Empiezo de nuevo… ¿Desde el principio?
Mi historia comienza el 22 de febrero de 1952 cuando nace mi papá. Y sigue el 7 de julio de 1957 cuando nace mi mamá.
No.
En busca de un comienzo
Su historia empieza en el año 1971, cuando solicita el ingreso a la Policía Federal Argentina.
En el año 1972 Kalinec es incorporado a la Institución como Aspirante a Cadete. La Policía Federal le da a Ud. la bienvenida y le augura una fructífera carrera. Superior a lo normal.
El 5 de noviembre de 1975 mi mamá y mi papá se casan.
24 DE MARZO DE 1976: GOLPE DE ESTADO
EN ARGENTINA.
A las 03.10 del 24 de marzo de 1976 el general José Rogelio Villareal inició el golpe de Estado informándole a la presidenta Isabel Martínez de Perón: “Señora, las Fuerzas Armadas han decidido tomar el control político del país y usted queda arrestada”.
El primer día la Junta militar dictó 31 comunicados.
COMUNICADO N°1:
SE COMUNICA A LA POBLACIÓN QUE, A PARTIR DE LA FECHA, EL PAÍS SE ENCUENTRA BAJO EL CONTROL OPERACIONAL DE LA JUNTA DE COMANDANTES GENERALES DE LAS FUERZAS ARMADAS SE RECOMIENDA A TODOS LOS HABITANTES EL ESTRICTO ACATAMIENTO A LAS DISPOSICIONES Y DIRECTIVAS QUE EMANAN DE AUTORIDAD MILITAR, DE SEGURIDAD O POLICIAL, ASÍ COMO EXTREMAR EL CUIDADO EN EVITAR ACCIONES Y ACTITUDES INDIVIDUALES O DE GRUPO QUE PUEDAN EXIGIR LA INTERVENCIÓN DRÁSTICA DEL PERSONAL EN OPERACIONES.
No se puede vivir así, Antonio, así no se puede vivir,
porque mañana es fiesta, pero pasado habrá que ir a la compra, y me tocará hacer cola con las mujeres, con las madres,
con las hermanas de esos a los que les acabás de romper todos los huesos, y no tendré valor para mirarlas a la cara ¿me oyes?, me faltará el valor, y tus hijos saldrán a la calle, a jugar,
y los otros niños no querrán ni rozarse con ellos, les tratarán como a unos apestados, y tú no te enterarás de nada, claro,
tu, como llevas uniforme, pues…
Almudena Grandes,
El lector de Julio Verne.
Episodios de una guerra interminable, 2014
El 30 de julio de 1977 nació mi hermana mayor, Claudia. Y el 31 de octubre de 1979, nací yo.
Fue hasta el espejo y se miró. No podía llorar
si bien hubiera querido llorar hasta el
último momento de su vida.
No tanto por lo que había ocurrido sino porque a él
el destino lo había hecho hijo de Otto Sturm.
Читать дальше