Katherine Applegate - La única

Здесь есть возможность читать онлайн «Katherine Applegate - La única» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La única: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La única»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Al principio, la misión de Byx era descubrir si había más miembros de su especie o si estaba destinada a convertirse en una superviviente, la última dairne con vida.Aunque Byx encontró otros dairnes como ella e hizo nuevos amigos y aliados, pronto se dio cuenta de que no sólo los dairnes estaban en peligro de extinción, sino que todos, animales y humanos, corrían el mismo riesgo. En esta última aventura, y con el mundo ante una amenaza sin precedentes, Byx habrá de reunir a criaturas de todas las especies para liderar una revolución.La conclusión de la trilogía La superviviente nos ofrece una vez más una historia fantástica y llena de acción con un entorno único y personajes fascinantes.

La única — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La única», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—¡Noooo! —grité, con pánico en la voz, en las cuatro patas, en el corazón.

Fue ahí cuando un manchón negro saltó fuera del lugar donde acechaba, con las garras a la vista y las fauces abiertas. Gambler embistió al eshwin. Tres segundos después, la bestia estaba lista para ser desollada y asada.

Uno menos. Quedaban once.

Todavía quedaban tres más atrás, que se acercaban a toda velocidad, abriéndose camino en el pastizal. Pero debido a la altura de la hierba, no podían verse entre sí y seguramente no se habían enterado de que uno de los suyos ya estaba muerto.

Sabito se precipitó desde lo alto como una estrella fugaz. Agitó las alas para reducir su caída, y fue a golpear a uno de los eshwins, hundiéndole las garras en la cabeza.

Gambler, por su lado, se encargó de los otros dos. Tres más estaban listos para llenar la olla.

Mientras tanto, los ocho que se ocultaban en la hilera de árboles decidieron, ingenuamente, salir a ayudar a sus compañeros caídos. Avanzaron en bloque, gruñendo y chillando, una muralla de pelaje pestilente, colmillos brillantes y ojillos colorados.

Encabezando el ataque iba una criatura tan grande que parecía más un caballo que un eshwin. Era vieja y se le notaban las cicatrices de sus muchas, seguramente victoriosas, batallas.

Vi que Gambler abría los ojos de par en par, cosa que no resultaba tranquilizadora.

—Yo me encargo de su líder —dijo—, pero tú, Byx, lo mejor será que huyas y busques protegerte.

—¿Que huya?

—No puedo ocuparme de ella y del resto a la vez. ¡Huye!

Gambler avanzó para interceptar a la reina de los eshwins. Sus compañeros se desplegaron a izquierda y derecha, con la intención de rodearnos mientras su líder se enfrentaba a Gambler.

Caos había llegado hasta mí de nuevo. Tomé sus riendas y monté de vuelta en la silla. El camino estaba despejado hacia atrás, listo para permitir mi retirada.

No soy cazadora ni tampoco guerrera, y estoy muy lejos de ser una heroína. Todo lo que tengo de racional estaba con Gambler: era hora de que huyera.

Pero Gambler era mi amigo.

Más que eso. Era mi familia.

Desenfundé mi insignificante espada y azucé a Caos hacia la batalla.

2

Creamos milagros y maravillas

Hora y media después Sabito y yo regresamos al campamento del ejército Nos - фото 7

Hora y media después, Sabito y yo regresamos al campamento del ejército. Nos encontrábamos en la región central de Nedarra, aproximadamente a medio día de camino del río Telarno.

Estábamos muy cansados pero satisfechos de nuestros esfuerzos, aunque Gambler fue quien hizo la mayor parte de la labor. Luego de que el último eshwin cayó, Gambler decidió quedarse atrás, para así tener el gusto de “cenar a solas”, según nos dijo.

—¡Byx! ¡Estás toda ensangrentada! —gritó mi amigo Tobble al salir a recibirnos.

Bajé de Caos ya cerca de la fogata central del campamento.

—No es mi sangre, Tobble.

—¿Estás segura? —me tocó con sus patitas diminutas, en busca de heridas.

—Estoy bien, Tobble. Más que bien. ¡Estuve en una cacería!

—Eso veo —murmuró, mirando la especie de trineo provisional del cual Caos venía tirando.

Habíamos entrelazado ramas con ayuda de lianas anudadas, para apilar allí tres eshwins. El resto los habíamos dejado atrás para que los recogieran los soldados. Un ejército en movimiento siempre necesita provisiones.

—Debí acompañarlos —me lanzó una mirada acusadora.

No le había confiado mis planes a mi fiel compañero wobbyk. Adonde quiera que yo fuera, inevitablemente me acompañaba él, y yo ya tenía suficientes dudas de mis habilidades de caza para además tener que preocuparme por su bienestar. Por más que su valentía iguale la de un ejército entero, su tamaño es apenas una fracción del mío. Siento que mi deber es protegerlo, y a él le sucede lo mismo conmigo.

Tobble y yo formamos una pareja bastante peculiar. Mientras que los dairnes tienen rasgos semejantes a los de un perro, los wobbyks parecen más zorros bien alimentados. Tienen grandes ojos, orejas aún más grandes, tres colas, y son de naturaleza amistosa y conversadora. Son extremadamente corteses y, en apariencia, todo menos amenazantes.

Pero esa amable imagen de su exterior esconde un corazón de guerrero. Es increíble la furia a la que puede llegar un wobbyk cuando lo llevan al extremo. Ya había visto a unos cuantos soldados del Murdano ser víctimas de su locura salvaje.

—Perdóname, Tobble —me disculpé—. Debí invitarte. La verdad es que yo temía no estar a la altura de lo que se necesitaba. Y no quería tener que preocuparme también por ti.

—Yo puedo cuidar de mí —dijo, levantando la quijada.

Le di una palmadita en el lomo.

—Eso lo sé muy bien.

Tobble refunfuñó entre dientes. Logré captar las palabras “imprudente” y “alborotada” y, como Tobble es un wobbyk y los wobbyks son extremadamente bien educados, también oí que decía “no te preocupes” y “estoy seguro de que tuviste buenas razones para hacerlo”.

Reconocí a uno de los palafreneros que se encargaba de alimentar y dar de beber a los caballos.

—¡Dontee! —lo llamé—. Corre a decir a los cocineros que encontrarán muchos más eshwins a poco menos de un kilómetro hacia el oeste. Que deben enviar una carreta.

—¿Eshwins? —repitió Dontee con cierto terror.

—No te preocupes. Ya no podrán hacerle daño a nadie.

—Entonces, ¿ahora eres la increíble dairne cazadora? —bromeó Tobble—. Sin ánimo de faltarte al respeto, amiga mía, creo que debes darte un buen baño en el río. ¡Apestas a eshwin!

—Son unos animales repulsivos —dije—. Y sólo sirven para que otros los coman.

—Eso de que no sirvan para otra cosa es equivocado —anotó Sabito con su áspera voz de raptidonte. No me había dado cuenta de que estaba flotando en vuelo un poco detrás de mí, aprovechando la brisa—. Los eshwins desentierran las raíces de los burellos, y eso ayuda a que estos árboles se reproduzcan. Y los burellos, a su vez, sirven de hogar a muchas otras especies que viven en árboles. No hay criatura inútil, Byx. Cada una es una pieza de un rompecabezas tan vasto que nadie puede verlo en su totalidad.

Clavé la vista en el suelo, disgustada.

—Perdón —se excusó Sabito, suavizando su tono—, no tenía intenciones de sermonearte. Y te doy la razón en eso de que los eshwins no son precisamente los animales más encantadores.

Logré sonreír. Pero Sabito tenía razón. Todas las especies tienen su papel.

Yo, entre todos los seres, debería saberlo.

Alguna vez, los dairnes vivieron por toda Nedarra, nuestro hogar, en grandes cantidades. Ahora sólo quedaba un puñado. Y por un tiempo llegué a pensar que era la última dairne en el mundo: la única superviviente.

A los dairnes siempre se les cazó por su sedoso pelaje. Pero ésa no es la única razón que llevó a mi especie al borde de la extinción. Demasiados de mis semejantes han sido asesinados a causa de esa destreza única que tenemos: la capacidad de saber cuando alguien miente.

Es el don y también la maldición de mi especie.

Los humanos codician nuestro pelaje pero le temen a nuestra habilidad para detectar la mentira.

En los últimos tiempos he aprendido un poco sobre los humanos. Sus deseos podrán ser poderosos, pero sus miedos lo son todavía más.

Aunque, a decir verdad, eso quizá se extienda a todos. En estos últimos días pareciera que el miedo nunca me abandona ni se separa de mí, como una sombra.

—¿Ves al más pequeño en el trineo? —le pregunté y oí luego una incómoda mezcla de orgullo y vergüenza en mi voz—: A ése lo cacé yo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La única»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La única» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La única»

Обсуждение, отзывы о книге «La única» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x