Los sacerdotes, explica, lo obligaron a emigrar junto a ochenta mil herejes a Amarna, y así ellos quedaron con las manos libres para emprender la batalla sagrada entre Amón y Aton.
Enterado de su debilidad frente a los sacerdotes de Amón, mando cerrar todos los templos de este dios y confisco sus bienes e hizo expulsar a sus sacerdotes, como muestra exagerada de su fuerza.
Luego inicio el viaje por todo el territorio para atraer a sus súbditos a la impiedad. De este modo, el pueblo se dividió entre los seguidores de los dioses de Amón y los seguidores de Aton.
Para otros la religión de Egipto para de ser politeísta a monoteísta, como los judíos.
Pero la bonanza que Egipto había disfrutado por tanto tiempo se estanco: los mercados empezaron a quedar vacios, las mercaderías ya no se vendían y los esclavos pasaban hambre.
A fin de evitar una guerra civil, los sacerdotes de Amón, atreves de intermediario, exigieron a Akhenaton restablecer la libertad de culto y enviar ejércitos para defender las fronteras, ya que los enemigos comenzaron a no reconocer las fronteras y invadirlas, pero él no acepto.
Luego señala que pidieron la renuncia al trono permitiéndole a cambio poder conservar su religión e incluso hacer proselitismo. También se negó a esta alternativa y como respuesta nombro a su hermano Samankhara como corregente. Los sacerdotes ignoraron esta designación y, por su lado, designaron a Tutankhamon para sucederlo. Un joven a quien si podían manipular. Los hombres de confianza lo abandonaron, dejaron Amarna y volvieron a Tebas y juraron lealtad al nuevo faraón.
Así termino el reinado, sin guerra ni destrucción. Los Templos volvieron a abrir sus puertas y los fieles pudieron acudir a ellos con libertad, después del largo periodo de prohibición. El Rey hereje en tanto enfermo y murió desolado junto a la reina Nefertiti sufriendo la soledad y el destierro.
El sacerdote de Amón entrega esta descripción final de Akenaton:” No era ni hombre ni mujer. Era débil hasta el límite de odiar a los fuertes, fueron hombre, sacerdotes o dioses. Se invento un dios a su imagen y semejanza, débil y femenino, padre y madre a la vez y le atribuyo una sola función: el amor. Su culto era el baile, el canto y la bebida. Se hundió en la estupidez olvidando sus obligaciones reales, mientras los mejores hombres del imperio caían ante el enemigo, pidiendo ayuda si recibirla. El imperio finalmente se perdió, Egipto quedo destruido, con sus templos vacios y sus gentes hambrientas. Ese fue el Hereje, el que se hizo llamara Akhenaton”.
“¡Duras las palabras de este sacerdote!”, comenta Lein. ¿Fue tan así?, y ¿Que esperarías que dijera un enemigo del rey?, responde Dee. Eso nunca lo sabremos.
Veamos la versión de Ay, consejero real:
Amenhotep III y la reina Tiye lo nombraron encargado de la educación de sus hijos. Es asi como empezó a ser el maestro del príncipe heredero, cuando este teia solamente seis años. Con la autoridad que le daba el haber sido el preceptor real, hace notar la gran inteligencia y sensibilidad que el joven heredero poseía, opinión en la que coinciden varios escritores.
En cuanto a Tiye, relata que pertenecida a una noble familia Nubia, y que con sus sabiduría y energía sobrepasaba a la misma Hatshepsut. La reina junto madre, junto a Amenhotep III, supo conducir la política de forma consciente y mesurada, sin embrago el hijo creció a ciegas y dedico su reinado a la nueva fe hasta el extremo de sacrificar a su pueblo, al imperio y el trono. Los sacerdotes de Amón, lo acusaron de ser la primera persona responsable de que Akhenaton desviara su creencia en Amón.
En cuanto a la cuidad de Tebas, cuanta que Akhenaton no creía que era una ciudad sagrada, sino un antro de comerciantes ambiciosos, libertinos y prostitutas. En relación a los sacerdotes, pensaba que pedían a los pobres una parte de sus limitados ingresos, los que seducían a las jóvenes bajo la excusa de bendecirlas y quienes convertían los templos en centros pendencia y corrupción. Y que aunque esta casta sacerdotal, como acontecía, constituyera el fundamento mas solido del trono, un poder basado en estas mentiras y artimañas le parecían indigno.
Del mismo modo, se oponía a Amón por considerarlo el dios de los sacerdotes, mientras que Aton era el sol que ofrece sus rayos a todos de igual forma.

El relato de Ay, destaca que Akhenaton durante su reinado disminuyo sus impuestos y utilizo el amor en lugar del castigo. Pero al mismo tiempo su relación con los sacerdotes de Amon se fue empeorando hasta el punto en que ordeno que se construyera una ciudad consagrada al dios único. En la nueva capital, durante un tiempo se vivió una época de felicidad y el corazón de todos se abrió a la nueva fe. Sin embargo, el rey de dedico por entero a su misión y en nombre de la paz, del amor y la alegría emprendió la guerra más desbastadora conocida en la historia de Egipto. “No tardo en hacer cerrar los templos. Desterró a los dioses e hizo borrar sus nombres de las lapidas. Incluso cambio su nombre y emprendió sus famosos viajes por todo el país para hacer proselitismo a favor de su religión, la religión del amor, de la paz y la alegría, en todas partes era recibido con entusiasmo y amor”.
Luego menciona los hechos del nombramiento de su hijo Tutankhaton como rey a quien llamaron Tutankhamon en referencia al dios Amón. Ante la gravedad de estos hechos todos sus colaboradores le abandonaron y dejaron la cuidad de Amarna, solo quedo Akhenaton desolado junto a la reina Nefertiti y un gripo de esclavos y vigilantes. La enfermedad no tardo en apoderarse de su cuerpo.
“Esta es la historia de Akhenaton, a quien hoy maldicen y llaman hereje. Sin minimizar los hechos que cayeron sobre el pueblo por su causa, pues perdió el trono y el imperio. Sin embargo debo confesar que no puedo borrar de mi corazón el amor y la admiración por el. Dejemos la sentencia final para el tribunal de Osiris, juez del mundo eterno.”
La versión de Horemheb jefe de la guardia real, y hombre de confianza del Akhenaton que mantuvo su cargo durante el reinado de Tutankhamon, le encargaron terminar con la corrupción en el país y restituir la paz en las provincias y en ambas misiones tuvo éxito. Hasta el gran sacerdote de Amón había dado testimonio en su favor, apoyando también por el sabio Ay que había sido considerado un héroe en la gran crisis vivida.
Había sido compañero de la infancia y amigo del rey antes de ser nombrado en este cargo de confianza y afirma: “Desde que le conocí has el instante del último saludos, no tuvo en la cabeza nada más que la fe en Aton y su religión.”
En relación a la nueva fe y a los contactos que establecía el rey con el pueblo para anunciar la buena nueva de amor, la alegría y la igualdad, Horemheb coincidió con las apreciaciones que tenía el sabio Ay.
Relata que cuando murió Amenhotep III y el príncipe heredero fue llamado a ocupar el trono, lo primero que hizo fue llamar a sus hombres para instruirlos en la religión de Aton, advirtiendo que quien quisiera colaborar en su gobierno debería profesar la fe única.
Según Horembed, los sacerdotes los despreciaron diciendo que era débil, culpando a la reina madre Tiye de inculcarle esas creencias y al apropia Nefertiti de obstinada. Pero esa imagen es falsa, asegura, pues todas las ideas surgieron de su cabeza.
Además con el hecho de trasladar la capital desde Tebas a Amarna o Akhenaton “el rey declaro la guerra a todos los reyes. Tuvimos días de victoria, felicidad y tranquilidad, seguí sus incursiones en regiones y vi con que fascinación le recibían a las muchedumbres.”
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